Versículo para hoy:

miércoles, 13 de enero de 2016

¡Guarda mi corazón! | Día 1 - Nancy DeMoss de Wolgemuth


LECTURAS VESPERTINAS – ENERO 13

“Hizo nadar el hierro”. 2 Reyes 6:6.

EL hacha parecía estar irremediablemente perdida, y, como era prestada, el prestigio de los hijos de los profetas estaba probablemente en peligro, y, en consecuencia, el nombre de su Dios iba a estar comprometido. Contra lo que se esperaba, el hierro subió de las profundidades del río y nadó, pues lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Conozco a un hombre en Cristo que hace sólo unos años fue llamado a emprender una obra que estaba muy sobre sus fuerzas. Aparecía tan dificultosa que aún la simple idea de intentarla era absurda. Sin embargo, fue llamado a realizarla, y, al presentarse la ocasión, su fe se afirmó. Dios premió la fe del tal, le envió inesperada ayuda y el hierro nadó. Otro, de la familia del Señor, estaba pasando por una grave apretura financiera. Si hubiese podido vender cierta parte de sus bienes habría tenido con qué satisfacer todos sus compromisos, pero de la noche a la mañana fue puesto en un callejón sin salida, y en vano fue en busca de amigos. Sin embargo, su fe lo guió hacia el inefable ayudador, y, ¡he aquí!, la dificultad desapareció y el hierro nadó. Otro estaba preocupado con un triste caso de corrupción. Ya había apelado a la enseñanza, a la reprensión, a la exhortación, a la invitación y a la intercesión, pero… todo en vano. El viejo Adán era demasiado fuerte para el joven Melanchton; el terco espíritu no quería ceder. Entonces agonizó en oración, y, al poco tiempo, le fue enviada del cielo una bendita respuesta. El corazón duro fue quebrantado y el hierro nadó.
Amado lector, ¿qué es lo que te desespera? ¿Qué asunto grave tienes que resolver hoy? Tráelo aquí. El Dios de los profetas vive, y vive para ayudar a sus santos. El no permitirá que carezcas de algún bien. ¡Pon tu fe en el Señor de los Ejércitos! Acércate a él invocando el nombre de Jesús y el hierro nadará. Verás dentro de poco el dedo de Dios obrando maravillas a favor de su pueblo. “Conforme a tu fe te sea hecho”, y aun otra vez el hierro nadará.

Charles Haddon Spurgeon.