Versículo para hoy:

viernes, 13 de octubre de 2017

Promueve la paz - Nancy DeMoss de Wolgemuth

Octubre 13. Desánimo individual y crecimiento personal

"Crecido ya Moisés, salió a visitar a sus hermanos. Los vio en sus duras tareas",  Éxodo 2:11
Al ver Moisés la opresión de su pueblo, se convenció de que era él quien debía librarlo y con la justa indignación de su propio espíritu, empezó a corregir sus males. Pero después de que Moisés dio el primer golpe a favor de Dios y de la justicia, Él permitió que se desanimara por completo y lo envió al desierto a apacentar ovejas por 40 años. Al finalizar ese tiempo, Dios se le apareció y le dijo que fuera y sacara a su pueblo. Pero Moisés respondió: "¿Quién soy yo para que vaya...?" Éxodo 3:10-11. Inicialmente Moisés comprendió que él libertaría al pueblo, pero primero necesitaba ser entrenado y disciplinado por Dios. En el aspecto individual tenía razón, pero no sería la persona indicada para esa obra hasta que hubiera aprendido a tener verdadera comunión y unidad con Dios.
Podemos tener la visión de Dios y una comprensión muy clara de lo que Él quiere y, sin embargo, cuando comenzamos a trabajar surge algo equivalente a los 40 años de Moisés en el desierto. Es como si Dios lo hubiera olvidado todo y cuando estamos completamente desanimados, Él renueva su llamamiento y entonces empezamos a temblar y a decir: "¿Quién soy yo para que vaya...?" Debemos aprender que el primer gran paso de Dios se resume en estas palabras: "«Yo soy el que soy» me envió a vosotros", ver Éxodo 3:14. Debemos aprender, también, que nuestros esfuerzos individuales para Dios son una falta de respeto. Nuestra individualidad debe resplandecer por medio de una relación personal con Él (ver Mateo 3:17). Nos fijamos en la perspectiva individual de las cosas; tenemos la visión y podemos decir: "Sé que esto es lo que Dios quiere que haga"; pero no hemos aprendido a acomodarnos al paso de Él.
Si estás enfrentando un tiempo de desánimo, hay otro de gran crecimiento personal más adelante.

Fuente: EN POS DE LO SUPREMO de Oswald Chambers.