Versículo para hoy:

jueves, 27 de abril de 2023

ABRIL 19 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"He aquí, el velo del templo se rompió en dos, de alto a bajo". Mateo 27.51

No fue un milagro insignificante el que se obró en el rompimiento de un velo tan fuerte y grueso, pero no se realizó meramente como una exhibición de poder, pues se nos enseña aquí muchas lecciones. La antigua ley de ceremonias fue abolida, y como un vestido gastado, fue rota y puesta a un lado. Cuando Jesús murió, todos los sacrificios terminaron, pues todos quedaron cumplidos en él y en consecuencia, el lugar donde esos sacrificios eran presentados, fue marcado con una señal evidente de decadencia. Aquella rasgadura también reveló todas las cosas ocultas de la antigua dispensación. Ahora podía verse el propiciatorio, y la gloria de Dios brillaba sobre él. Por la muerte del Señor Jesús tenemos una clara revelación de Dios, pues él "no era como Moisés que ponía un velo sobre su faz". Vida e inmortalidad salen ahora a la luz, y cosas ocultas desde la fundación del mundo son manifiestas en él. La ceremonia anual de la expiación fue así abolida. La sangre de la expiación, que una vez por año era rociada dentro del velo, fue ahora ofrecida una vez por todas, por el gran Sumo Sacerdote, y por lo tanto, el lugar del rito simbólico fue derribado. Ahora no se necesitan más bueyes ni ovejas, pues Jesús ha entrado dentro del velo con su propia sangre. Por lo tanto, ahora se permite el acceso a Dios, siendo este el privilegio de cada creyente en Cristo Jesús. No hay siquiera una pequeña abertura por la que podamos ver el propiciatorio, excepto la ruptura que se extiende de alto a bajo. Podemos acercarnos con confianza al trono de la gracia celestial. ¿Caeremos en error si decimos que la abertura del lugar santísimo, hecha en esta manera maravillosa por el postrer clamor de nuestro Señor, era una figura de la abertura de las puertas del paraíso para todos los santos, en virtud de la pasión?
Nuestro sangrante Señor tiene las llaves del cielo; Él abrió y ninguno puede cerrar.

ABRIL 18 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Ella ató el cordón de grana a la ventana". Josué 2.21

Según la Biblia ¿Cuál es el... | La respuesta de Trivia | QuizzClub
Rahab dependió para su preservación de la promesa de los espías, a quienes consideró como representantes del Dios de Israel. Su fe fue sencilla y firme, pero muy obediente.
Atar el cordón de grana a la ventana era en sí mismo un acto trivial, pero ella no se atrevió a correr el riesgo de omitirlo.
Ven alma mía, ¿no hay aquí una lección para ti? ¿Has estado atenta a la voluntad de tu Señor, aunque algunos mandamientos no parecían ser esenciales? ¿Has observado en su forma correcta las dos ordenanzas de los creyentes: el Bautismo y la Cena del Señor? Si estas cosas son descuidadas es prueba de que en tu corazón hay mucha desobediencia.
Este acto de Rahab presenta una lección aun más solemne. ¿He confiado yo implícitamente en la preciosa sangre de Jesús? ¿He atado yo, con un nudo gordiano, el cordón de grana a mi ventana, de modo que mi esperanza nunca pueda ser removida? ¿Puedo mirar hacia del Mar Muerto de mis pecados o hacia la Jerusalén de mis esperanzas sin ver la sangre, pero viendo todas las cosas en conexión con su bendito poder? El transeúnte puede ver una cuerda de tan visible color, si cuelga de la ventana. Será un bien para mí si mi vida hace visible a todos los espectadores la eficacia de la expiación. ¿Qué hay allí de qué avergonzarse? ¡Que miren si así lo desean, tanto los hombres como los demonios; la sangre es mi orgullo y mi canto! Alma mía, hay uno que verá aquel cordón de grana, aun cuando tú, por la debilidad de tu fe, no puedas verlo por ti misma. Jehová, el vengador, lo verá y te perdonará. Los muros de Jericó cayeron; la casa de Rahab estaba sobe el muro, y sin embargo quedó inmóvil. Mi naturaleza está edificada en el muro de la humanidad, y sin embargo, cuando la destrucción hiera a la humanidad, yo quedaré seguro. 
Alma mía, ata otra vez el cordón carmesí a la ventana y descansa en paz.

martes, 25 de abril de 2023

ABRIL 17 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"A la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel". Hebreos 12.24

Lector, ¿te has llegado a la sangre esparcida? La pregunta no es si tú te has llegado al conocimiento de doctrinas o a la observancia de ceremonias, o a cierta forma de experiencia, sino si te has llegado a la sangre de Jesús. Si en verdad te has llegado a Jesús, es porque el Espíritu Santo amablemente te condujo allí. Te has llegado a la sangre rociada sin méritos de tu parte. Culpable, perdido, desvalido, te has acercado para recibir aquella sangre como tu eterna esperanza. Has llegado a la cruz de Cristo, con corazón dolorido y tembloroso; y ¡oh! cuán precioso te fue oír la voz de la sangre de Jesús. La caída de su sangre es como la música del cielo para los hijos penitentes de la tierra. Nosotros estamos llenos de pecados, pero el Salvador nos manda elevar nuestros ojos a él, y mientras contemplemos sus sangrantes heridas, cada gota que cae, clama: "Consumado es; he terminado con el pecado; he conseguido eterna justicia". ¡Oh dulce lenguaje de la preciosa sangre de Jesús! Si te has allegado a la sangre una vez, te allegarás muchas veces. Tu vida será: "Mirando a Jesús". Tu norma de conducta se sintetizará en esto: "A quien viniendo!. No a quien he venido, sino a quien siempre vengo. Si has ido alguna vez a la sangre del esparcimiento, sentirás necesidad de ir a ella cada día. El que no desea lavarse en ella todos los días, es porque nunca ha sido lavado.
El creyente considera siempre un gozo y un privilegio el que aun haya una fuente abierta. Las experiencias pasadas son para el cristiano alimento dudoso; una presente venida a Cristo puede darnos gozo y consolación. Salpiquemos de nuevo esta mañana los postes de nuestras puertas con la sangre del Cordero, seguros de que el ángel destructor nos pasará por alto.

domingo, 16 de abril de 2023

ABRIL 16 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"La sangre preciosa de Cristo". 1 Pedro 1.19

Estando al pie de la cruz, vemos manos, pies y costado destilando arroyos de preciosa sangre carmesí. Es preciosa a causa de su eficacia redentora y expiatoria.  Por ella los pecados del pueblo de Cristo son expiados; los creyentes son redimidos de debajo de la ley, son reconciliados con Dios y son hechos uno con él. La sangre de Cristo es también preciosa por su poder purificador: "Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos". Por la sangre de Jesús no queda una sola mancha sobre el creyente, ni arruga ni nada semejante. ¡Oh preciosa sangre que nos haces limpios, quitando las manchas de abundante iniquidad y permitiéndonos ser aceptos en el amado, no obstante las muchas formas en que nos hemos rebelado contra nuestro Dios!

La sangre es asimismo preciosa por su poder preservador. Bajo la sangre esparcida, estamos seguros contra el ángel destructor. Recordemos que la razón por que somos perdonados es porque Dios ve la sangre. Aquí hay consuelo para nosotros cuando el ojo de la fe esté empañado. La sangre de Cristo es preciosa por su influencia santificadora. La misma sangre que justifica al quitar el pecado, después anima a la nueva criatura y la conduce a someter el pecado y a cumplir los mandamientos de Dios.
No hay motivo mayor para la santidad que el que viene de las venas de Jesús. Y preciosa, inefablemente preciosa es esta sangre por su subyugante poder. Está escrito: "Ellos vencieron por la sangre del Cordero". ¿Cómo hubieran vencido de otro modo? El que lucha con la preciosa sangre de Jesús lucha con un arma que no puede conocer derrota. ¡La sangre de Jesús! El pecado muere en su presencia, la muerte deja de ser, las puertas del cielo se abren. ¡La sangre de Jesús! Seguiremos adelante conquistando, mientras confiemos en su poder.

ABRIL 15 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado?" Salmo 22.1

Contemplemos aquí al Salvador en la profundidad de sus aflicciones. Ningún otro lugar muestra tan bien las tribulaciones de Cristo como el Calvario, y ningún otro momento en el Calvario está tan lleno de agonía como aquel en que él exclamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado?" En ese momento la debilidad física se unió a la aguda tortura mental por la vergüenza e ignominia que tuvo que sobrellevar. Y para culminar la intensidad de sus sufrimientos, padeció una agonía espiritual que sobrepuja todo entendimiento, siendo esta el resultado del apartamiento de la presencia de su Padre.
Esta era la oscura medianoche de su horror; entonces fue cuando descendió al abismo del sufrimiento. Ningún hombre puede penetrar en el completo significado de estas palabras. 

Algunos de nosotros a veces podríamos gritar: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado?" Hay momentos cuando la brillantez de la sonrisa de nuestro Padre queda eclipsada por nubes y tinieblas, pero recordemos que Dios nunca nos deja. Con nosotros es ese un aparente abandono, pero con Cristo fue un abandono real. Nos afligimos ante una breve separación del amor de nuestro Padre, pero ¿quién podrá calcular cuán profunda fue la agonía que le causó a Jesús el real apartamiento del rostro de su Padre? En nuestro caso el clamor frecuentemente es dictado por la incredulidad; en su caso fue la expresión de un espantoso hecho, pues efectivamente Dios lo había dejado por un tiempo.

¡Oh, tú, alma pobre y angustiada, que viviste una vez a la luz del rostro de Dios, pero que ahora te hallas en tristeza! No olvides que Él no te ha dejado. Dios en las nubes es tan Dios nuestro como cuando alumbra en el esplendor de su gracia, pero ya que el solo pensamiento de que él nos haya dejado nos aflige, ¡Qué habrá sido el dolor de nuestro Señor cuando exclamó: "Dios mío, ¿por qué me has dejado?"

viernes, 14 de abril de 2023

Las catacumbas: 5 Minutos en la Historia de la Iglesia con Stephen Nichols


ABRIL 14 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Todos los que me ven, escarnecen de mí, estiran los labios, menean la cabeza". Salmo 22.7

La burla fue un gran ingrediente en los ayes de nuestro Señor. Judas se burló de él en el jardín; el príncipe de los sacerdotes y los escribas se mofaron de él con desprecio; Herodes lo tuvo en nada; los sirvientes y soldados lo escarnecieron y lo insultaron brutalmente; Pilatos y su guardia ridiculizaron su realeza, y estando sobre la cruz, le lanzaron toda suerte de horribles bromas y de repugnantes vituperios.

El ridículo es siempre difícil de llevar, pero cuando estamos en angustia es tan inhumano y tan cruel que nos corta en carne viva. Imagina al Salvador crucificado, agobiado con angustia más allá de toda imaginación mortal, y entonces piensa en aquella abigarrada multitud, meneando sus cabezas y sacando la lengua en amarguísimo desprecio a una pobre víctima que sufre. En el crucificado habrá habido sin duda algo más de lo que los espectadores pudieron ver, de lo contrario, aquella grande y confusa multitud no lo habría honrado con desprecios tan unánimemente. ¿No estaba el mal confesando en aquel preciso momento de su aparente triunfo que, después de todo no podía hacer más que burlar a aquella victoriosa bondad que entonces estaba reinando sobre la cruz?

¡Oh Jesús! Despreciado y desechado entre los hombres, ¿cómo pudiste morir por seres que te tratan tan mal? Aquí hay amor admirable, amor divino, sí amor más allá de toda ponderación. Nosotros también te hemos despreciado en los días anteriores a nuestra regeneración, y aún después de nuestro nuevo nacimiento hemos elevado al mundo en nuestros corazones, y sin embargo, tú sangraste para sanar nuestras heridas y moriste para darnos vida. ¡Oh si nosotros pudiésemos colocarte en un alto y glorioso trono en los corazones de los hombres! 

Nosotros deseamos proclamar tus alabanzas por tierra y mar hasta que los hombres te adoren tan unánimemente como una vez te rechazaron.

jueves, 13 de abril de 2023

Lyon: 5 Minutos en la Historia de la Iglesia con Stephen Nichols


ABRIL 13 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Mi amado es para mí un manojito de mirra". Cantares 1.13

La mirra bien puede ser elegida como la figura de Jesús por su preciosidad, su perfume, su gusto, sus cualidades medicinales, preservativas y desinfectantes y por su conexión con el sacrificio. Pero, ¿por qué se le compara a un "manojito" de mirra?
En primer lugar , por su abundancia. Jesús no es una ramita de mirra, sino un cesto lleno; no simplemente una flor sino un manojo. Hay en Cristo lo suficiente para todas mis necesidades; que no demore yo en valerme de Él.

Nuestro Amado es comparado además a un manojo, por su variedad. Hay en Cristo no sólo la "una cosa necesaria", sino que "en Él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente"; cada una de las cosas necesarias están en él. Considera a Jesús en sus diferentes caracteres y verás una maravillosa variedad: Profeta, Sacerdote, Rey, Esposo, Amigo, Pastor. Considéralo en su vida, en su muerte, en su resurrección, en su ascensión y en su segunda venida. Míralo en en su virtud, en su mansedumbre, en su negación de sí mismo, en su amor, en su debilidad, en su verdad, en su justicia. En cualquier cosa es un manojo de preciosidad.

Jesús es un manojo de mirra para preservación; no mirra suelta que cae al suelo o es pisoteada, sino mirra en manojo, para ser puesta en el estuche. Debemos estimarlo como el mejor tesoro; debemos apreciar sus palabras y sus mandamientos y, por fin, debemos guardar como bajo llave, los pensamientos y conocimientos que nos dio, no sea que el diablo nos robe algo.

Por otra parte, Jesús es un manojo de mirra, por su especialidad. El emblema sugiere la idea de gracia que distingue y discierne. Desde antes de la fundación del mundo, Él fue apartado para su pueblo y da su perfume sólo a los que entienden cómo entrar en comunión con Él para tener con Él una íntima relación. ¡Oh, feliz el que puede decir: "Mi amado es para mí un manojito de mirra"!

miércoles, 12 de abril de 2023

Dos discípulos de Juan: Policarpo - 5 Minutos en la Historia de la Igl...


ABRIL 12 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Mi corazón fue como cera, desliéndose en medio de mis entrañas". Salmo 22.14

Nuestro bendito Señor experimentó un terrible abatimiento y desvanecimiento de alma. "El ánimo del hombre soportará su enfermedad, mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?"
La depresión de espíritu es la más grave de todas las pruebas; cualquier otra aflicción no es nada al lado de esta. Bien puede el Salvador gritar: "No te alejes de mí", pues el hombre necesita a su Dios cuando su corazón se consume dentro de sí por el abatimiento. Creyente, acércate a la cruz, esta mañana, y adora humildemente al Rey de gloria, quien tanto en aflicción mental como en angustia íntima, fue más humillado que cualquiera de los que están entre nosotros. Observa su aptitud para llegar a ser un fiel Sumo sacerdote, que puede compadecerse de nuestras flaquezas. ¡Oh Padre celestial! permite que aquellos cuya tristeza procede directamente del alejamiento de tu amor entren en estrecha e íntima comunión con Jesús. Que no demos lugar a la desesperación, pues por este paraje tétrico el Maestro pasó antes que nosotros. Quizás a menudo nuestras almas ansíen, desfallezcan y anhelen hasta la angustia contemplar la luz del rostro del Señor. En esas ocasiones contentémonos con la seguridad de la simpatía de nuestro gran Sumo sacerdote. Nuestras gotas de dolor se olvidan en el océano de sus aflicciones. Pero ¡cuán alto debe elevarse nuestro amor!
Entra, oh poderoso y profundo amor de Jesús; como el mar en las inundaciones de las grandes crecientes, cubre todas mis facultades, ahoga todos mis pecados, quita todas mis preocupaciones, levanta mi alma que está apegada a la tierra, llévala a los pies de mi Señor, y permíteme quedar allí, pobre pecador como soy, lavado por su amor. No tengo ningún valor ni virtud. Sólo me atrevo a decirle que, si desea escucharme, oirá en mi corazón ecos débiles de las vastas olas de su propio amor que me ha llevado adonde me gozo en estar.

martes, 11 de abril de 2023

Dos discípulos de Juan: Ignacio - 5 Minutos en la Historia de la Iglesi...


ABRIL 11 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Heme escurrido como aguas, y todos mis huesos se descoyuntaron". Salmo 22.14

¿Contemplaron la tierra o el cielo alguna vez, un espectáculo más triste de dolor? En alma y cuerpo nuestro Señor se sintió débil como el agua que corría por el suelo.
La colocación de la cruz en su hoyo lo sacudió con gran violencia, estiró todos sus ligamentos, fatigó todos los nervios y más o menos dislocó todos sus huesos. Agobiado por su propio peso, la augusta víctima sintió la creciente tensión a cada momento de aquellas seis largas horas. Su sensación de desfallecimiento y debilidad general lo abrumaba, mientras que, para sus sentidos, él no llegó a ser otra cosa que una masa de miseria y de desfalleciente enfermedad.
Cuando Daniel vio la gran visión, describe así sus impresiones: "No quedó en mí esfuerzo; antes mi fuerza se me trocó en desmayo, sin retener vigor alguno". ¡Cuánto más abatido habrá estado nuestro Gran Profeta cuando vio la terrible visión de la ira de Dios, y la sintió en su propia alma! A nosotros nos hubiese sido imposible soportar las sensaciones que experimentó nuestro Señor, y una especie de inconsciencia habría venido en nuestro socorro, pero en su caso fue herido y sintió la espada, vació la copa y probó cada gota de ella.

Mientras nos arrodillamos delante del trono del Salvador, que ahora está a la diestra de Dios, recordemos bien el medio por el cual Él preparó ese trono como un trono de gracia para nosotros. Bebamos en espíritu de su copa, a fin de que podamos ser fortalecidos para nuestra hora de aflicción en cualquier ocasión. En el cuerpo natural de Jesús cada uno de los miembros sufrió; así también debe ser en el espiritual. Sin embargo, como su cuerpo salió indemne de todas sus pruebas y aflicciones, para la gloria y el poder, así también su Cuerpo místico atravesará el horno sin que pase por él ni olor de fuego.

lunes, 10 de abril de 2023

ABRIL 10 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Al lugar que se llama de la Calavera". Lucas 23.33

El monte del consuelo es el monte del Calvario; la casa de la consolación está edificada con la madera de la cruz. El templo de las bendiciones celestiales está fundado sobre la roca hendida, hendida por la lanza que traspasó su costado.
Ninguna escena en la historia sagrada alegró jamás el alma como la tragedia del Calvario. Es extraño, en verdad, que las horas más lúgubres que jamás experimentó este mundo pecador, habrían de tocar el corazón con un poder más delicado que la alegría de los ángeles.

La luz brota desde el mediodía hasta la medianoche del Calvario, toda hierba del campo florece lozanamente bajo la sombra del árbol una vez maldito. En aquel lugar de sed, la Gracia ha hecho una fuente que siempre mana agua pura como cristal, cuyas gotas tienen la virtud de aliviar los ayes de la humanidad.

Tú, que has tenido tus temporadas de conflicto, tienes que confesar que no fue en el Olivete donde hallaste consuelo, ni tampoco en el monte Sinaí, ni en el Tabor.
Getsemaní, Gabbatha y Gólgota han sido los medios de tu consuelo. Las amargas hierbas del Getsemaní han quitado muchas veces las amarguras de tu vida. El azote de Gabbatha ha azotado muchas veces tus preocupaciones y los gemidos del Calvario han puesto en fuga todos los otros gemidos. Así el Calvario nos rinde raro y rico consuelo. Nosotros nunca habríamos conocido el amor de Cristo en su altura y profundidad si Él no hubiese muerto. No podríamos ni imaginar el profundo amor del Padre si Él no hubiera entregado a su Hijo a la muerte.
Las bendiciones comunes que gozamos, hablan todas de amor, así como el carey marino, cuando lo ponemos en nuestros oídos nos habla del insondable mar de donde procede. Pero si deseamos oír al océano mismo, no debemos mirar a las bendiciones diarias, sino a las transacciones de la crucifixión. El que desee conocer el Amor, vaya al Calvario y vea morir al Varón de dolores.

domingo, 9 de abril de 2023

ABRIL 9 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Y le seguía una grande multitud de pueblo y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban". Lucas 23.27

En medio de la plebe que acompañaba a Jesús al patíbulo, había algunas almas piadosas cuya amarga angustia se desahogaba en sollozos y lamentaciones, música apropiada para acompañar a aquella marcha de ayes. Cuando mi alma puede ver, en la imaginación, al Salvador llevando su cruz al Calvario, se une a las mujeres piadosas y llora con ellas, pues hay allí justificado motivo para el dolor, más justificado de lo que las afligidas mujeres pensaban. 
Ellas lloraban la inocencia maltratada, la bondad perseguida, el amor que sangraba, la mansedumbre que moría. Pero mi corazón tiene un motivo más profundo y más amargo para llorar. Mis pecados fueron los azotes que laceraron aquellos benditos hombros y coronaron con espinas aquellas sangrantes sienes. Mis pecados gritaron: "Crucifícale, crucifícale", y colocaron la cruz sobre sus bondadosos hombros. En su conducción hacia el Calvario hay suficiente dolor para una eternidad, pero en el hecho de haber sido yo su verdugo, hay más, infinitamente más aflicción que lo que una pobre fuente de lágrimas puede expresar.
No es difícil darse cuenta por qué aquellas mujeres amaron y lloraron, pero ellas no pudieron haber tenido mayor razón para amar y lamentar que la que tiene mi corazón. 
La viuda de Naín vio resucitado a su hijo, pero yo me veo a mí mismo resucitado en novedad de vida.
La madre de la esposa de Pedro fue curada de la fiebre, pero yo he sido curado de la más grave plaga de pecado.
De Magdalena salieron siete demonios, pero una entera legión de ellos salió de mí. 
María y Marta fueron favorecidas con visitas de Jesús, pero yo con su permanencia en mí.
Su madre dio a luz su cuerpo, pero Cristo, la esperanza de gloria, está formado en mí.
En lo que respecta a deudas, en nada quedo atrás de las santas mujeres; que tampoco sea menos en gratitud.

ABRIL 8 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué se hará?" Lucas 23.31

Entre otras interpretaciones de esta sugestiva pregunta, la siguiente está llena de enseñanza: "Si yo, el inocente sustituto de los pecadores, sufro así, ¿qué se hará al pecador mismo -el árbol seco- cuando caiga en las manos de un Dios airado?"
Cuando Dios vio a Jesús en el lugar de los pecadores no lo perdonó; y cuando halle al rebelde sin Cristo, tampoco lo perdonará. ¡Oh pecador! Jesús fue llevado por sus enemigos; tú también serás llevado por los demonios al lugar señalado para ti. Jesús fue abandonado por Dios; y si él, que sólo era pecador por imputación, fue abandonado, ¿Cuánto más lo serás tú? "Eloi, Eloi, lama sabachthani?" ¡Qué grito terrible! Pero cuál será tu clamor cuando digas: ¡Dios, Dios!, ¿por qué me has dejado? Y se te responda: "Por cuanto desechaste todo consejo mío, y mi reprensión no quisiste; también yo me reiré en tu calamidad y me burlaré cuando te viniere lo que temes". Si Dios no perdonó a su Hijo, ¡Cuánto menos te perdonará a ti! ¡Qué látigos de ardientes cuerdas serán los tuyos cuando la conciencia te hiera con todos sus terrores! Ustedes, los más ricos, los más felices y los más justos pecadores, ¿Quién querrá estar en su lugar cuando Dios diga: "¡Despiértate, espada, contra el hombre que me rechazó; hiérelo, y que por siempre sienta el dolor!"?  Jesús fue escupido; pecador, ¿cuál será tu afrenta? No podemos resumir en una palabra toda la multitud de aflicciones que se reunió en la cabeza de Jesús, quien murió por nosotros; por lo tanto, nos es imposible decir qué ríos, qué océanos de dolor rodarán sobre tu espíritu si mueres en la condición en que te hallas ahora.
Es posible que mueras así y ahora. Por las agonías de Cristo, por sus heridas y por su sangre, no traigas sobre ti la ira que se avecina. Confía en el Hijo de Dios, y nunca morirás.

viernes, 7 de abril de 2023

Por qué Jesús no bajó de la cruz para evitar Su muerte - MATÍAS PELETAY

Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, en el momento de Su agonía, los principales sacerdotes y ancianos del pueblo le ofrecieron un trato tentador: si se bajaba de la cruz, es decir, si se liberaba de una manera milagrosa, ellos estarían dispuestos a creer que Él era el Cristo. La propuesta era atractiva...

                                                                                                                            Foto de Brody Childs en Unsplash

ABRIL 7 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Hijos de los hombres, ¿hasta cuando volveréis mi honra en infamia?" Salmo 4.2

Un escritor ha hecho una triste lista de los honores que el pueblo de Israel -ciego-, concedió a su Rey, largamente esperado.
Primero, le hicieron una procesión de honor, en la cual tomaron parte los legionarios romanos, los sacerdotes judíos, los hombres y mujeres, mientras Jesús llevaba su cruz. Esta es la procesión que el mundo da a Aquel que vino a vencer a los más espantosos enemigos del hombre. Aclamaciones burlescas son sus únicas aclamaciones, y vituperios crueles, sus únicos cantos de triunfo.
Segundo, le obsequiaron con el vino de honor. En lugar de una áurea copa de vino estimulante, le ofrecieron un estupefaciente que él rehusó, pues quiso conservar intactas sus facultades para gustar la muerte; y más tarde, cuando gritó: "Sed tengo", le dieron vino mezclado con hiel, en una esponja. ¡Oh qué mezquina y detestable inhospitalidad dieron al Hijo del Rey!
Tercero, se le puso una guardia de honor que demostró la estima que le tenía echando suertes sobre sus vestidos, los que tomaron como prenda. Tal fue la guardia del adorado del cielo: un cuaternión de crueles jugadores.
Cuarto, en la cruz se le dio un trono de honor. Ningún lugar de descanso más cómodo quería el hombre rebelde dar a su Señor. En efecto, la cruz era la perfecta expresión de los sentimientos del mundo hacia Jesús. Ellos parecían decir: "Allá tú, Hijo de Dios; esta es la manera en que el mismo Dios sería tratado si pudiésemos llegar a él".
Quinto. El título de honor nominalmente era "Rey de los Judíos", pero la ciega nación lo repudió, y en realidad lo llamó "Rey de los ladrones", pues prefirió a Barrabás y puso a Jesús en el lugar de mayor afrenta: entre dos ladrones. 

Su honra fue así en todas las cosas, cambiada en infamia por los hijos de los hombres; pero, a pesar de eso Él alegrará los ojos de los santos y de los ángeles para siempre jamás.

jueves, 6 de abril de 2023

¿Tiene razón Spurgeon?: 5 Minutos en la Historia de la Iglesia con Step...


ABRIL 6 - LECTURAS MATUTINAS - C. H. SPURGEON

"Salgamos pues a él fuera del real". Hebreos 13.13

Jesús, llevando su cruz, salió para sufrir fuera de la puerta.
El motivo porque el cristiano debe dejar el real del pecado y de la religión del mundo, no es su deseo de ser raro, sino porque Jesús lo hizo así, y porque los discípulos siguieron en esto a su Maestro. Cristo no era de este mundo. Su vida y su testimonio fueron una protesta constante contra la conformidad con el mundo.
Nunca existió un amor tan inmenso por los hombres como el de Cristo; a pesar de eso, Él era apartado de pecadores. De la misma manera, el pueblo de Dios debe "salir a él". Debe tomar su posición "fuera del real", como testigos de la verdad. Los creyentes tienen que estar preparados para andar por la senda recta y angosta; deben tener corazones osados, resueltos y llenos de coraje. Además tienen que amar a Cristo y a su verdad más que a cualquier otra cosa. Jesús quiere tener a su pueblo "fuera del real" para santificarlo.

No puedes crecer en la gracia mientras andes en conformidad con el mundo. La vida de separación quizás sea una senda dolorosa, pero es la calzada de seguridad. Y, aunque la vida separada pueda costar muchas angustias y presentar cada día una batalla, sin embargo es, después de todo, una vida feliz. No hay gozo que sobrepuje al gozo del soldado de Cristo. Jesús se revela tan bondadosamente y da un refrigerio tan agradable, que el soldado siente más calma y paz en su día de batalla que en los otros, en sus días de reposo.
La calzada de la santidad es la calzada de la comunión. Si la gracia divina nos capacita para seguir firmemente a Cristo "fuera del real", esperamos ganar la corona. La corona de gloria seguirá a la cruz de separación.
La afrenta de un momento será bien recompensada con el honor eterno.
Un poco de testificación no parecerá nada, cuando estemos para siempre con el Señor.

miércoles, 5 de abril de 2023

ABRIL 5 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús". Lucas 23.26

Vemos en Simón, mientras lleva la cruz, una figura de la obra de la Iglesia en todas las edades; ella es la que lleva la cruz tras Jesús. De modo que Jesús no sufre para eliminar tus sufrimientos. Él no lleva la cruz para que tú la evites, sino para que puedas soportarla. Cristo te libera del pecado, pero no de la aflicción. Recuerda esto y espera sufrir.
Pero consolémonos con el pensamiento de que en nuestro caso como en el de Simón, no es nuestra la cruz que llevamos, sino de Cristo. Cuando eres acosado por causa de tu piedad; cuando tu religión te acarree mofas despiadadas, recuerda entonces que esa no 
es tu cruz, sino la cruz de Cristo. ¡Y cuán agradable es llevar la cruz de nuestro Señor!

Tú llevas la cruz tras él. Tienes, pues, una bendita compañía; tu senda está marcada con las huellas de tu Señor. La señal de su hombro encarnado está sobre aquella pesada carga. Esta es su cruz, y él va adelante de ti como va el pastor delante de sus ovejas. Toma tu cruz diariamente y síguele. 

No olvides, además, que llevas esta cruz con ayuda. Algunos opinan que Simón no llevó toda la cruz sino una parte de ella. Esto es muy posible. Cristo habrá llevado la parte más pesada, donde estaba el madero cruzado, y Simón la parte más liviana. Sin duda, así acontece contigo; tú sólo llevas la parte menos pesada de la cruz, y Cristo la más gravosa.
Y recuerda: si bien Simón tuvo que llevar la cruz por poco tiempo, eso le trajo perdurable honor. Así también ahora: llevamos la cruz por corto tiempo, y después recibiremos la corona y la gloria. En verdad, nosotros tendríamos que amar la cruz, y en lugar de esquivarla, tendríamos que apreciarla, pues nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria.

martes, 4 de abril de 2023

ABRIL 4 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". 2 Corintios 5.21

Acongojado cristiano, ¿por qué lloras? ¿Estás llorando tus propias corrupciones? Contempla a tu perfecto Señor, y recuerda que tú eres perfecto en Él. En la presencia de Dios eres tan perfecto como si nunca hubieses pecado; sí, más que eso: El Señor, nuestra Justicia, puso sobre ti un vestido divino, de modo que tú tienes más que la justicia humana: tienes la justicia de Dios. ¡Oh tú que lloras por el pecado innato y por la depravación! Recuerda que ninguno de tus pecados te pueden condenar. Tú has aprendido a odiar el pecado; pero has aprendido también a conocer que el pecado no es tuyo, pues fue puesto sobre la cabeza de Cristo.
Tu crédito no está en ti mismo, sino en Cristo.
Tu aceptación no está en ti mismo, sino en tu Señor.
Tú eres aceptado hoy con toda tu perversidad, como lo serás cuando estés delante de su trono, libre de toda corrupción. Yo te ruego que eches mano de esta preciosa verdad: perfección en Cristo, pues tú eres perfecto en Él.

Vestido con las vestiduras de tu Salvador, eres santo como él es santo. "¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó; quien además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros". Cristiano, regocíjese tu corazón, pues eres aceptado en el Amado. ¿Qué tienes que temer? ¡Que siempre haya en tu rostro una sonrisa! Vive cerca de tu Maestro; vive en los suburbios de la Ciudad Celestial, pues pronto, cuando tu tiempo se haya cumplido, subirás adonde está tu Jesús y reinarás a su diestra, como él ha vencido y está sentado a la diestra de su Padre.
Y todo esto porque Dios, "al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".

ABRIL 3 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Y tomando a Jesús, lo llevaron". Juan 19.16

Jesús había estado toda la noche en agonía; había pasado la mañana en el atrio de Caifás y había sido llevado apresuradamente de Caifás a Pilatos, de Pilatos a Herodes y de Herodes otra vez a Pilatos. De modo que le quedaron pocas fuerzas, y sin embargo ni refrigerio ni reposo se le permitió. Ansiaban su sangre, y por eso lo sacaron para morir, cargado con la cruz. ¡Oh dolorosa procesión! Bien pudieron llorar las hijas de Salem.

¿Qué aprendemos aquí mientras vemos a nuestro bendito Señor sacado afuera? ¿No aprendemos la verdad de que fue presentado en figura por la víctima propiciatoria? ¿No llevaba el sumo sacerdote esa víctima, y ponía ambas manos sobre la cabeza, confesando los pecados del pueblo, para que así aquellos pecados fuesen puestos sobre el macho cabrío, quedando limpio el pueblo? Entonces el macho cabrío era llevado por un hombre al desierto, y quitaba así los pecados del pueblo; de modo que aunque los buscasen, no podrían ser hallados. Ahora nosotros vemos a Jesús llevado ante los sacerdotes y magistrados, quienes lo declaran culpable. Dios mismo le imputa nuestros pecados: "Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros". "Él fue hecho pecado por nosotros". Y como sustituto nuestro, cargando sobre sus hombros nuestros pecados, vemos a la gran Víctima Propiciatoria llevada por los oficiales de la justicia.

Amado, ¿estás seguro de que Él llevó tus pecados? Al mirar sus hombros en la cruz, ¿están allí representados tus pecados?

Hay un medio por el que puedes decir si Él quitó o no tu pecado. ¿Has puesto tu mano sobre su cabeza, confesando tus pecados y confiando en Él? Entonces tus pecados no están más sobre ti. Han sido transferidos a Cristo por bendita imputación y Él los llevó sobre sus hombros como una carga más pesada que la cruz.

domingo, 2 de abril de 2023

ABRIL 2 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Y no le respondió ni una palabra". Mateo 27.14

Nunca fue Jesús tardo en hablar cuando se trataba de bendecir a los hijos de los hombres, pero en su propia defensa no quiso hablar nada. "Nunca hombre alguno, habló como este hombre", y nunca hubo hombre más callado que Él. ¿Era este singular silencio indicio del perfecto sacrificio de sí mismo? ¿Indica esto -que Él no habría de expresar palabra para detener al matador de su sagrada persona-, que había sido dado como una ofrenda por nosotros? ¿Se ha rendido tan por completo que no desea intervenir en su favor, sino ser una víctima atada y muerta sin resistir ni quejarse? ¿Era este silencio una figura de lo indefendible que es el pecado?
Nada se puede decir como excusa por la culpa humana, y en consecuencia, Él soportó todo su peso, permaneciendo mudo delante de su juez. ¿No es este paciente silencio la mejor réplica a un mundo contradictor? El sufrimiento silencioso, responde mucho más concluyentemente a algunas preguntas que la más elevada elocuencia.
Los mejores apologistas del cristianismo en los días primitivos fueron sus mártires. El yunque rompe una multitud de martillos sólo por soportar pacientemente sus golpes. ¿No nos proporciona un gran ejemplo de sabiduría el callado Cordero de Dios? Donde cada palabra era una ocasión para una nueva blasfemia, era mejor no dar combustible para el fuego del pecado. Lo ambiguo y lo falso, lo indigno y lo vil, serán pronto derrotados e impugnados por sí mismos, por lo tanto, la verdad se decide a estar callada y halla que el silencio es su sabiduría. Evidentemente nuestro Señor, por su silencio, dio un notable cumplimiento a la profecía. Por su enmudecimiento demostró concluyentemente ser el verdadero Cordero de Dios. Como tal lo adoramos esta mañana.
Sé con nosotros, Jesús, y en el silencio de nuestro corazón, déjanos oír la voz de tu amor.

ABRIL 1 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

 "¡Oh si me besara con ósculos de su boca!" Cantares 1.2

Por varios días hemos estado considerando la muerte del Salvador, y por unos días más lo seguiremos haciendo.
Al comenzar un nuevo mes, busquemos respecto a nuestro Señor, los mismos deseos que inflamaron el corazón de la esposa elegida. Mira cómo ella va enseguida saltando hacia el Amado; no expresa palabras preliminares, ni aun menciona el nombre suyo; entra enseguida en el corazón de su tema, pues habla de Él como del único en el mundo para ella.
¡Cuán osado es su amor! Fue la mucha condescendencia lo que le permitió a la afligida penitente ungir con nardo los pies de Jesús. Fue su puro amor lo que permitió a la dócil María sentarse a los pies del Maestro y aprender de Él. Pero aquí, el amor, el fuerte y ferviente amor, aspira a más altas pruebas de consideración y a señales más íntimas de comunión.
Esther tembló en la presencia de Asuero, pero la esposa, disfrutando de la alegre libertad del perfecto amor, no conoce el temor. Si nosotros hemos recibido el mismo Espíritu de la libertad, también podemos demandar la misma posición.
Por besos tenemos que entender aquellas variadas manifestaciones de afecto por las que el creyente goza del amor de Jesús. El beso de reconciliación lo disfrutamos en nuestra conversión y fue dulce como la miel que destila del panal. El beso de la aceptación se hace sentir aún, mientras reconocemos que Jesús aceptó, por su infinita gracia nuestras personas y una vez salvos, acepta nuestras obras. El beso de comunión presente es el que deseamos con ansia que se repita día por día hasta que se torne en beso de recepción, que saca al alma de la tierra; y el beso de consumación, que la llena con el gozo del cielo.
¡Oh, Tú que amas nuestras almas! No nos seas extraño; haz que los labios de tu bendición se unan a los labios de nuestra petición; que los labios de tu plenitud toquen los labios de nuestra necesidad, y el beso se efectuará.

MARZO 31 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Por su llaga fuimos curados". Isaías 53.5

Pilatos entregó a nuestro Señor a los lictores para que fuese azotado. El azote romano era un instrumento de tortura espantoso. Estaba hecho con fibras de bueyes, a las que se entrelazaban aquí y allá filosas espinas, de manera que cada vez que el látigo caía, esas agudas espinas producían terrible laceración y arrancaban la carne. El Salvador estaba, sin duda, atado a la columna y así era azotado. Ya antes había sido golpeado, pero ahora los lictores romanos le infligen probablemente las flagelaciones más severas. ¡Alma, quédate aquí y llora sobre su pobre cuerpo herido!

Creyente en Jesús, ¿puedes mirarlo sin llorar, mientras está delante tuyo como modelo de agonizante amor? Él es a la vez inmaculado como el lirio y rojo como la rosa, con el carmesí de su propia sangre. Mientras experimentamos la segura y bendita sanidad que sus llagas nos han traído, ¿no arde nuestro corazón de amor y pena a la vez? Si alguna vez hemos amado a nuestro Señor Jesús, seguramente tenemos que sentir crecer aquel afecto dentro de nuestros pechos.

                                        Rostro divino, ensangrentado,

                                        Cuerpo llagado por nuestro bien: 

                                        calma benigno justos enojos,

                                        lloren los ojos que así te ven.

                                        Bello costado, en cuya herida

                                        halla la vida la humanidad;

                                        fuente amorosa de un Dios clemente

                                        voz elocuente de caridad.

Iríamos gustosamente a nuestros cuartos a llorar; pero en vista de que nuestras ocupaciones nos reclaman, pediremos a nuestro Amado que imprima la imagen de sus heridas en las tablas de nuestros corazones todo el día, y al caer la noche volveremos a comunicarnos con Él y lamentaremos que nuestros pecados lo hayan hecho sufrir tanto.