Versículo para hoy:

jueves, 2 de agosto de 2018

El Padre Nuestro, día 27 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



AGOSTO 2

“Ahora, pues, ve, que yo seré en tu boca y te enseñaré lo que hayas de hablar”. Éxodo 4:12.

Muchos verdaderos siervos del Señor son tardos de palabra y cuando son llamados a defender a su Señor están en una grande confusión por miedo de perjudicar una buena causa con su mala defensa. En tal caso, es bueno acordarse de que el Señor formó la lengua que es tardía, y que tengamos cuidado de no culpar por ello a nuestro Hacedor. Puede ser que una lengua tardía no sea un mal tan grande como una ligera y que un corto número de palabras traigan más bendición que una superabundancia de verbosidad. También es del todo cierto que el verdadero poder de la salvación no está en la retórica humana, con sus expresiones figuradas y sus frases escogidas y sus elocuentes párrafos. La falta de facilidad de palabra no es una falta tan grande como parece.

Si Dios está con nuestra boca y con nuestra mente, tendremos algo mejor que el metal que resuena de la elocuencia o el címbalo que retiñe del lenguaje insinuante. La enseñanza de Dios es sabiduría; su presencia es poder. Faraón tuvo más razón en temer a Moisés que era tartamudo que al mejor orador de Egipto; porque lo que decía tenía poder; sus palabras traían plagas y muerte. Si el Señor está con nosotros en nuestra debilidad natural, seremos ceñidos con poder sobrenatural. Por lo tanto, hablemos intrépidamente por Jesús, como debemos hablar.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.