Versículo para hoy:

miércoles, 29 de junio de 2022

LA MENTE PUESTA EN LA CARNE ES ENEMIGA DE DIOS - Charles H. Spurgeon

Sermón predicado el domingo 22 de Abril de 1855


             La serpiente con sus tonos atornasolados podrá dormitar en medio de las flores, y el niño puede acariciar su lomo resbaloso, pero sigue siendo una serpiente; no cambia su naturaleza aunque esté dormida. El mar es el albergue de las tormentas, aun cuando esté plácido como un lago; el trueno sigue siendo el trueno que retumba poderosamente, aunque se encuentre tan lejos que no podamos oírlo. Y el corazón, aunque no percibimos sus ebulliciones, aunque no vomite su lava, y no arroje las hirvientes rocas de su corrupción, sigue siendo el mismo temible volcán. En todo momento, a todas horas, a cada instante (digo esto según lo dice Dios), si ustedes son carnales, cada uno de ustedes es enemistad contra Dios.

Tenemos otro pensamiento relativo a la universalidad de este enunciado. Todos los designios de la carne son enemistad contra Dios. El texto dice: "Los designios de la carne son enemistad contra Dios;" esto es, todo el hombre, cada parte de él: cada poder, cada pasión. Se hacen a menudo la pregunta: "¿Qué parte del hombre fue afectada por la caída?" piensan que la caída sólo la resintieron los afectos, pero que el intelecto permaneció incólume; ellos argumentan esto sustentados en la sabiduría del hombre, y los impresionantes descubrimientos que ha hecho, tales como la ley de la gravedad, la máquina de vapor y las ciencias. Ahora, yo considero estas cosas como un despliegue insignificante de sabiduría, cuando se las compara con lo que se descubrirá dentro de cien años, y muy pequeñas comparadas con lo que se pudo haber descubierto si el intelecto del hombre hubiese permanecido en su condición original. Yo creo que la caída aplastó al hombre enteramente. Aunque cuando rodó como una avalancha sobre el poderoso templo de la naturaleza humana, algunos elementos permanecieron intactos, y en medio de las ruinas pueden encontrarse por aquí y por allá una flauta, un pedestal, una cornisa, una columna, que no están completamente quebrados, la estructura entera cayó, y sus reliquias más gloriosas son cosas caídas, hundidas en el polvo. El hombre completo está estropeado.  "Click aquí" para leer el sermón completo...

Fuente: http://www.spurgeon.com.mx/ por Allan Román

Junio 29 El rumbo de la disciplina - OSWALD CHAMBERS

"Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno", Mateo 5.30

Jesús no dijo que todos se deben cortar la mano derecha, sino: "si tu mano derecha te es ocasión de caer en tu caminar conmigo, entonces es mejor cortarla". Hay muchas cosas que son perfectamente lícitas, pero si te vas a concentrar en Dios, no debes hacerlas. Tu mano derecha es uno de los mejores miembros que tienes; pero Jesús afirma que, si te impide cumplir sus preceptos, es mejor "cortarla". El principio que se enseña aquí se refiere a la más estricta disciplina jamás dada a la humanidad. 

Cuando Dios te cambia por medio de la regeneración, la característica al comienzo de esa nueva vida es que está "mutilada". Hay muchas actividades que no te atreves a realizar, las cuales son tu mano derecha y tu ojo para ti y para el mundo que te conoce. La persona que no es espiritual dirá: "¿Qué tiene de malo? ¡Qué absurdo eres!" Hasta el momento nunca ha existido un santo que no haya tenido que vivir una vida mutilada al principio. Sin embargo, es mejor entrar en la vida mutilado y hermoso ante los ojos de Dios, que ser hermoso ante los ojos de los hombres, pero imperfecto delante de Él. Al comienzo Jesucristo tiene que impedir, por medio de su Espíritu, que hagas muchas cosas que podrían ser perfectamente correctas para todos los demás, pero no para ti. No obstante, ten cuidado y no uses tus restricciones para criticar a otros. 

La vida cristiana está mutilada al comienzo. Pero en Mateo 5:48 Jesús describe la imagen de una vida perfectamente desarrollada: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto".