Versículo para hoy:

lunes, 21 de noviembre de 2022

Noviembre 21 ¡Consumado es! - OSWALD CHAMBERS

"...He acabado la obra que me diste que hiciera", Juan 17:4

La muerte de Jesucristo es el cumplimiento histórico de lo que había en la mente misma de Dios. No cabe la posibilidad de considerar a Jesucristo como un mártir. Su muerte no fue algo que le sucedió y que se hubiera podido evitar. Su muerte fue la razón fundamental por la que Él vino.

Nunca fundamentes tu predicación del perdón en el hecho de que Dios es nuestro Padre y nos ama. Eso contradice la verdad revelada de Dios en Jesucristo, vuelve la cruz innecesaria y la redención demasiada ostentosa porque pierde su importancia. Dios perdona el pecado solamente por causa de la muerte de Cristo. Él no podía perdonarnos de ninguna otra manera, sino mediante la muerte de su Hijo. Jesús es exaltado como Salvador por causa de su muerte.... "Pero vemos... a, Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte", Hebreos 2:9. La mayor nota de victoria que jamás haya sonado en los oídos de un universo sobresaltado fue la que emitió la cruz de Cristo: "¡Consumado es!..." Esa es la última palabra en la redención de un hombre. 

Cualquier cosa que rebaje o distorsione la santidad de Dios debido a una falsa visión de su amor, contradice la verdad divina que fue revelada por medio de Jesús. Nunca aceptes el pensamiento de que Jesucristo está a nuestro favor y en contra de Dios, debido a su piedad y compasión; o que se hizo maldición por lástima hacia nosotros. Jesucristo asumió nuestra maldición por decreto divino. Nuestra parte para poder descubrir el extraordinario significado de su maldición es la convicción de pecado que recibimos como un don que nos avergüenza y guía al arrepentimiento. Esta es la gran misericordia de Dios. Jesucristo odia el pecado en el ser humano y el Calvario indica el nivel de su odio.

Noviembre 20 El perdón de Dios - OSWALD CHAMBERS

"En Él tenemos... el perdón de pecados..." (Efesios 1:7)

Cuídate de caer en una visión placentera de la paternidad de Dios, diciendo: "Él es tan bueno y amoroso que por supuesto nos perdonara". Ese pensamiento, basado solamente en la emoción, no tiene ninguna cabida en el Nuevo Testamento. La única base sobre la cual Dios nos puede perdonar es la terrible tragedia de Cristo en la cruz. Situar nuestro perdón en cualquier otro terreno es una blasfemia inconsciente. La única base sobre la cual Dios puede perdonar nuestro pecado y restablecernos en su gracia es mediante la cruz de Cristo. ¡De ninguna otra manera! El perdón, que aceptamos tan fácilmente, tuvo un costo: la agonía del Calvario. Nunca debemos recibir con la sencillez de la fe el perdón de los pecados, el don del Espíritu Santo y nuestra santificación, para luego olvidar el inmenso costo que tuvo para Dios darnos todo eso. 

El perdón es el milagro divino de la gracia, lo cual le costó a Dios la cruz de Jesucristo. Perdonar al pecador y permanecer como el Dios santo, exigía el pago del precio. Nunca aceptes un concepto de la paternidad de Dios que anule la expiación. La verdad revelada por Dios es que Él no puede perdonar sin la expiación. Si lo hiciera contradiría su naturaleza. La única manera como obtenemos el perdón es siendo llevados de vuelta a Dios por la expiación de la cruz. El perdón divino sólo es posible en el reino sobrenatural. 

La experiencia de la santificación es pequeña cuando la comparamos con el milagro del perdón de los pecados. La santificación es sencillamente la maravillosa evidencia del perdón en una persona. Sin embargo, lo que activa la más profunda fuente de gratitud en un ser humano es que Dios haya perdonado su pecado. Pablo nunca se apartó de esta verdad. Una vez que tú descubres todo lo que le costó a Dios perdonarte, te sentirás sujeto, como en un torno, constreñido por el amor de Dios.