Versículo para hoy:

jueves, 7 de julio de 2016

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LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 7

“Yo pasé junto a ti y díjete: Vive”. Ezequiel 16:6.

SALVADO, considera con agradecimiento este mandato de gracia. Observa que esta orden de Dios es sublime. En este texto vemos a un pecador que no tiene otra cosa sino pecado y que lo único que aguarda es ira. Pero el eterno Señor pasa cerca en su gloria, mira, se detiene y pronuncia esta única pero regia palabra: “Vive”. Aquí habla Dios. ¿Quién sino él podría atreverse a tratar así con la vida y distribuirla con dos simples sílabas? Además, esta orden es múltiple. Cuando el Señor dice “Vive”, incluye muchas cosas. Aquí hay vida judicial. El pecador está pronto para ser condenado, pero el Poderoso dice “Vive”, y él se levanta perdonado y absuelto. Esta es vida espiritual. Nosotros no conocíamos a Jesús; nuestros ojos no podían ver a Cristo; nuestros oídos no podían oír su voz. Jehová dijo: “Vive” y nosotros que estábamos muertos en delitos y pecados, fuimos vivificados. Por otra parte, esto incluye vida gloriosa, que es la perfección de la vida espiritual. “Yo te dije: “Vive” y esa palabra rueda a través de todos los años hasta que llega la muerte y, en medio de las sombras de la muerte, se oye aún la voz del Señor: “Vive”. En la mañana de la resurrección es aquella misma voz la que es repetida por el arcángel: “Vive”; y cuando los santos espíritus suben al cielo para ser benditos para siempre en la gloria de Dios, lo hacen en virtud de la misma palabra: “Vive”. Observa además que es este un mandato irresistible. Saulo de Tarso está en el camino a Damasco para prender a los santos del Dios viviente. Se oye una voz venida del cielo y se ve una luz que sobrepuja el resplandor del sol y Saulo clama: “Señor, ¿qué quieres que haga?” Este mandato es un mandato de libre gracia. La salvación de los pecadores se realiza sólo y exclusivamente porque Dios lo quiere, para magnificar su libre, no adquirida ni buscada gracia. Demuestra tu gratitud con una vida diligente, parecida a la de Cristo, y como Dios te ha mandado vivir, procura vivir en realidad.

Charles Haddon Spurgeon.