Versículo para hoy:

jueves, 6 de octubre de 2022

Octubre 6 Una nueva inclinación - OSWALD CHAMBERS

 "Cuando agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí", Gálatas 1:15-16

¿Cuál es el problema al que se enfrenta Jesucristo si me va a regenerar? Poseo una herencia ante la cual no tengo nada que decir o decidir. No soy santo, ni es posible que lo sea y si lo único que Jesucristo puede hacer es decirme que debo ser santo, su enseñanza sólo me lleva a la desesperación. Pero, si Él es verdaderamente un "regenerador", la persona que me puede impartir su propia herencia de santidad, entonces empiezo a comprender lo que quiere decir cuando afirma que debo ser santo. La redención implica que Jesucristo puede heredarle a cualquiera la naturaleza que estaba en Él y todas las normas que nos da se basan en esa naturaleza. Su enseñanza es para la vida que Él pone dentro de nosotros. La acción apropiada de mi parte es sencillamente estar de acuerdo con el veredicto de Dios sobre el pecado en cuanto a que ya fue juzgado en la cruz de Jesucristo.

  Lo que nos enseña el Nuevo Testamento sobre la regeneración es que cuando una persona ha sido tocada por la conciencia de su necesidad, Dios impartirá el Espíritu Santo al espíritu humano, el cual será vivificado por el Espíritu del Hijo de Dios "hasta que Cristo sea formado en vosotros", Gálatas 4:19. El milagro moral de la redención es que Dios me puede infundir una nueva naturaleza por medio de la cual puedo vivir una vida completamente nueva. Cuando, por fin, mi necesidad toca fondo y conozco mis propias limitaciones, Jesús dice: Bienaventurado. Pero debo llegar a ese punto. Dios no puede poner en mí, un ser con responsabilidad moral, la naturaleza de Jesucristo, si no soy consciente de que la necesito. 

 Así como la naturaleza pecaminosa entró en la humanidad por un hombre, también el Espíritu Santo entró en la raza humana por otro Hombre (ver Romanos 5:12-19). La redención significa que puedo ser libre de la herencia del pecado y que por medio de Jesucristo puedo recibir una herencia pura e inmaculada, es decir, el Espíritu Santo.

Octubre 5 La predisposición a la degeneración - OSWALD CHAMBERS

"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron", Romanos 5:12

La Biblia no dice que Dios castigó a la raza humana por el pecado de un hombre, sino que la naturaleza del pecado, es decir, la atribución de tener derecho sobre mí mismo, entró en la raza humana por un hombre. Pero, también dice que otro Hombre tomó sobre sí el pecado de la humanidad y lo quitó (ver Hebreos 9:26). Esta es una revelación infinitamente más profunda. La esencia y sustancia del pecado no es la inmoralidad, o hacer lo malo, sino la naturaleza de la autorrealización que nos lleva a decir: "Yo soy mi propio dios". Esta naturaleza se puede manifestar en una decorosa moralidad o en una indecente inmoralidad, pero siempre tiene la misma base, la cual es la atribución del derecho sobre mí mismo. Cuando nuestro Señor enfrento a personas que poseían todas las fuerzas del mal y a personas de vida limpia, moral y recta, no prestó ninguna atención a la degradación moral de los unos ni a los logros morales de los otros. Él vio lo que nosotros no vemos: la naturaleza del hombre. 

El pecado es algo con lo que nací y que está fuera de mi alcance. Solo Dios lo puede alcanzar mediante la redención. En la cruz de Jesucristo, Él redimió a toda la raza humana de la condenación que merecía debido a la herencia del pecado. En ningún caso Dios hace responsable a una persona por haber heredado el pecado y tampoco condena a nadie por esa causa. La condenación viene cuando comprendo que Jesucristo vino a librarme del pecado y me niego a dejar que lo haga. Es en ese momento cuando obtengo el sello de la condenación. Y esta es la condenación (el momento crítico): "la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz", Juan 3:19.