Versículo para hoy:

domingo, 11 de febrero de 2024

FEBRERO 9 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Hoy puedes celebrar la gracia que te ha hecho parte del gran plan de Dios o puedes llorar por las cosas que no conseguiste hacer a tu manera.

Él ha sido la persona más difícil que me ha tocado aconsejar. Estaba seguro de sí mismo y era controlador. Defendía la legitimidad de todo lo que había hecho. Actuaba como la víctima, cuando en realidad era el culpable. Arruinó su matrimonio y alienó a sus hijos. Se amaba a sí mismo y tenía un maravilloso plan para su vida. Quería hacer su voluntad en su tiempo y a su manera. Creía que todos eran sus esclavos y los desterraba de su vida. Hacía sacrificios increíbles para conseguir lo que quería, pero se irritaba cuando enfrentaba el sacrificio que Dios le llamó a hacer. Pero, en un momento de gracia que jamás olvidaré, dejó de luchar, dejó de controlar y de defenderse. Me pidió que dejara de hablar y me dijo: "Paul, lo entiendo. He estado tan ocupado siendo dios que invertí poco tiempo o interés en servir a Dios". Ese fue el momento donde escuché el autodiagnóstico más preciso que jamás haya oído. Él estaba en lo cierto. No había terminado de hablar cuando comenzó a llorar como jamás he visto llorar a ningún hombre. Su cuerpo se conmocionó de dolor cuando la gracia lo enfrentó con su obra de liberación.
Pero mi amigo no es el único. Si eres padre, sabes que los hijos se comportan como si tuvieran suficiente autonomía. Todo niño solo quiere que se hagan las cosas a su manera. No le gusta que le digan qué comer, qué vestir, cuándo ir a la cama, cómo cuidar sus cosas o cómo tratar a otros. Desea estar en el centro de su pequeño mundo y escribir sus propias reglas. Se sorprende de que tengas la audacia de decirle lo que debe hacer. Pero no solo los niños son así. El pecado causa que la autonomía viva en todos nosotros. Tratamos de tener más control de lo que nuestra sabiduría y fuerza nos permiten. Deseamos que las personas sigan nuestro camino o se queden fuera de él. Pero cuando deseamos estas cosas, estamos olvidando quiénes somos, quién es Dios y con qué gracia nos ha bendecido. Podemos elegir estar dolidos por el hecho de que no estamos obteniendo las cosas a nuestra manera o podemos celebrar que la gracia nos ha dado la bienvenida a un nuevo y mejor camino. Podemos elegir frustrarnos ante la pérdida de control o podemos descansar en Aquel que es "cabeza de todo a la iglesia" (Efesios 1:22). Creo que hay una mezcla de duelo y celebración en todos nosotros.
¿Qué escogerás hoy? ¿Le darás entrada a la frustración cuando las cosas no salgan como planeaste o celebrarás la gracia que te ha incluido en el plan más maravilloso que jamás haya existido?

Para profundizar y ser alentado: Salmo 73