Versículo para hoy:

jueves, 23 de septiembre de 2021

23 de septiembre - Los celos de Dios - Ray Stedman

 Porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 2 Corintios 11:2

Tal vez la cualidad más malvada y destructiva en el mundo hoy sean los celos. Ha sido llamado de manera muy apropiada “el monstruo de los ojos verdes”. Los celos son una emoción furiosa, fuerte y poderosa que se niega a tolerar un rival. Puede ser una motivación muy poderosa para emprender una acción agresiva. Es una de las causas más frecuentes de los hogares destrozados, de los corazones rotos y de los cuerpos destrozados en el mundo actualmente. 

Pero sorprendentemente, Dios declara en el libro de Éxodo: “Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Éxodo 20:5). En todas las Escrituras se enfatizan los celos de Dios. Si los celos son algo tan malo, ¿por qué se siente Dios celoso? En este pasaje Pablo dice que siente “un celo santo” por este pueblo. Sin duda eso indica que los celos pueden ser algo bueno o algo malo. Así que, cuando usted tiene celos de alguien, tiene usted que preguntarse a sí mismo: “¿Son mis celos algo justo o son algo equivocado?”. La diferencia está aquí: Los celos malos son siempre egoístas y tienen que ver con los propios sentimientos. Son algo posesivo, que desea controlar a otra persona. Por lo tanto, son con frecuencia dominantes y hasta crueles y tiránicos. Usurpan los derechos de otros, insistiendo en salirse con la suya. Es algo que se impone a otra persona, tanto si a esa persona le gusta como si no. Debido a que es algo tan malvado en su crueldad y su tiranía, los celos son posiblemente la fuerza más destructora en el mundo en la actualidad.

El verdadero celo, por otro lado, como el que sintió Pablo en relación con los corintios, es algo que surge de una pasión profunda por el bienestar de otro. Hace que la persona se olvide de sí misma y se manifiesta siempre por medio de la ternura y la consideración hacia la otra persona. Es algo que no puede cesar nunca, como el celo que hay tanto en el corazón de Dios como en el de Pablo. Este último compara su celo al de un padre que ha prometido a su hija a un novio joven. A lo largo de la historia los padres han tenido el privilegio de entregar a sus hijas en matrimonio, y esto se simboliza hoy cuando en una ceremonia matrimonial el padre camina por el pasillo con la novia. Todos los padres (hablo por experiencia) anhelan presentar a su hija, habiéndola criado en un hogar con amor y cuidado, como una virgen casta y encantadora al joven al que ella ama. Esta es una analogía un tanto sorprendente que usamos acerca de estos corintios, porque vimos en 1ª de Corintios 6 sus antecedentes impuros. Allí Pablo nos dice que algunos de ellos habían sido adúlteros, hombres inmorales, homosexuales, ladrones, borrachos, bandidos y crueles. “Y esto erais algunos de vosotros” (1 Corintios 6:11a), dice. A pesar de ello, ahora dice: “(He deseado) presentaros como una virgen pura a Cristo”.

Señor, enséñame a ver la diferencia entre los celos santos y los que son egoístas. Ayúdame a amar a otros con la misma intensa pasión con la que Tú me has amado a mí.

 
 
 
Aplicación a la vida
 
Dios se muestra apasionadamente celoso de Su propio pueblo. ¿Estamos siendo nosotros liberados de perjudicar nuestras relaciones sintiendo celos?