Versículo para hoy:

domingo, 25 de septiembre de 2022

Septiembre 25 El "ve" de la relación - OSWALD CHAMBERS

"A cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos", Mateo 5:41

Podemos resumir las enseñanzas de nuestro Señor de esta manera: La relación que Jesucristo exige es imposible, a menos que Él haya realizado una obra sobrenatural en nosotros. Jesucristo demanda que no haya el menor vestigio de resentimiento en el corazón de su discípulo, cuando este es enfrentado por la tiranía y la injusticia. No hay entusiasmo suficiente que pueda soportar la tensión que Jesucristo le impone a su obrero. Lo único que puede hacerlo es una relación personal con Él; una relación que haya sido examinada, purificada y probada hasta que quede un sólo propósito y yo pueda decir: "Estoy aquí para que Dios me envíe donde Él quiera". Cualquier cosa puede nublarse, pero jamás la relación con Jesucristo. 

El Sermón del Monte no es un ideal inalcanzable, es una declaración de lo que me sucederá cuando Jesucristo haya reemplazado mi naturaleza por la suya. Él es el único que puede cumplir el Sermón del Monte.

Si hemos de ser discípulos de Jesús, lo lograremos de una manera sobrenatural. Mientras tengamos el firme propósito de ser discípulos, podemos estar seguros de que no lo somos. Jesús dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros", Juan 15:16. Así es como empieza la gracia de Dios. Se trata de un constreñimiento del que no podemos escapar, el cual podemos desobedecer, pero no producir. El acercamiento hacia Él es una obra de la gracia sobrenatural de Dios y nunca podemos retroceder para descubrir dónde empieza esa obra. El Señor crea discípulos de manera sobrenatural sin basarse en nuestras habilidades naturales. Dios no nos pide que hagamos lo que se nos facilita por naturaleza, sino aquello para lo cual somos perfectamente aptos para hacer mediante su gracia. Y es ahí donde siempre se hará presente la cruz que debemos llevar.

Septiembre 24 El "ve" de la preparación - OSWALD CHAMBERS

"Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano y entonces vuelve y presenta tus ofrendas", Mateo 5:23-24

Es fácil imaginar que llegaremos a un punto en nuestra vida donde estaremos completamente listos; pero la preparación no se produce de manera instantánea. De hecho, es un proceso que debe continuar ininterrumpidamente. Es peligroso estancarnos en nuestro nivel actual de experiencia. La vida cristiana exige preparación y más preparación. 

El nuevo creyente se siente atraído de inmediato por el sentido de sacrificio. Lo que más nos atrae hacia Jesucristo, hablando en términos humanos, es la conciencia que tenemos de lo heroico. Pero el escrutinio de sus palabras súbitamente pone a prueba esta ola de entusiasmo. "Ve, reconcíliate primero con tu hermano". El "ve" de la preparación consiste en permitir que la Palabra de Dios te escudriñe. Tu sentido heroico del sacrificio no es suficientemente bueno. Lo que el Espíritu Santo detecta en tu vida es la naturaleza que nunca podrá serle útil. Sólo Dios podrá descubrir esa naturaleza en ti. ¿Tienes algo que ocultarle? Si es así deja que Él te escudriñe con su luz. Si hay pecado en tu vida, no solamente debes admitirlo, sino confesarlo. ¿Estás dispuesto a obedecer a tu Señor y Maestro, por mucho que sea humillado tu derecho sobre ti mismo? 

Nunca pases por alto una convicción que venga del Espíritu Santo. El hecho de que Él la haya traído a tu mente significa que es lo suficientemente importante y, por eso, la está sacando a la luz. Mientras buscas algo grande a lo cual renunciar Dios te está hablando de algo muy pequeño; pero detrás de eso se halla el principal baluarte de la obstinación: "No quiero renunciar a mi derecho a mí mismo". Sin embargo, precisamente este es el aspecto al cual Dios quiere que renuncies, si has de ser un discípulo de Jesucristo.