Versículo para hoy:

domingo, 28 de agosto de 2022

Agosto 28 ¿Qué es lo bueno de la oración? - OSWALD CHAMBERS

 "Señor, enséñanos a orar", Lucas 11:1

La oración no hace parte de la vida del hombre natural. Oímos decir que un hombre va a sufrir si no ora, pero lo pongo en duda. Lo que sufre es la vida del Hijo de Dios en él, la cual no se nutre con comida, sino con la oración. Cuando una persona nace de arriba, en ella nace la vida del Hijo de Dios; pero, puede hacerla morir de hambre o alimentarla. La vida de Dios en nosotros se nutre con la oración. Nuestro concepto común acerca de la oración no se encuentra en el Nuevo Testamento. La consideramos el medio para obtener cosas para nosotros pero el propósito bíblico de la oración es que conozcamos a Dios. 

"Pedid y recibiréis", Juan 16:24. Nosotros nos quejamos delante de Dios, nos disculpamos con Él o incluso podemos ser indiferentes, pero, realmente le pedimos muy poco. ¡Piensa en la espléndida audacia con la que pide un niño! Nuestro Señor dijo: "Si no os volvéis y os hacéis como niños", Mateo 18:3. Pide y Dios hará. Dale a Jesucristo la oportunidad y el espacio para que obre, lo cual ninguna persona permite, sino cuando ya no sabe qué más hacer. En tal caso, orar no es una acción cobarde y, de hecho, es la única manera como podemos ponernos en contacto con la verdad y la realidad de Dios. Sé tu mismo ante Él y preséntale tus problemas, es decir, las circunstancias que te han llevado al límite de tu capacidad. Pero, mientras te sientas autosuficiente no tendrás necesidad de pedirle nada. 

Decir que la oración “cambia las cosas”, no es tan cierto como que la oración me cambia a mí y entonces yo cambio las cosas. Dios ha hecho todo de modo que la oración, sobre la base de la redención, cambie la forma como una persona mira las situaciones. La oración no tiene que ver como cambias las cosas externamente, sino con realizar milagros en la naturaleza interior de la persona.

Agosto 27 La teología viva - OSWALD CHAMBERS

 "Andad entretanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas", Juan 12:35

Vigila que no dejes de actuar de acuerdo con lo que Dios te revela cuando estás con Él en el monte. Si no obedeces la luz, ésta se volverá tinieblas. "Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?" Mateo 6:23. Tan pronto renuncias a la santificación o descuidas cualquier otra área acerca de la cual Dios te ha dado su luz, la vida espiritual empieza a desintegrarse en tu interior. Aplica continuamente la verdad a tu vida práctica y ejercítala en todos los aspectos, o de lo contrario la misma luz que tienes será para ti una maldición. 

La persona más difícil de formar es la que tiene la orgullosa satisfacción de una experiencia pasada, pero que no la demuestra en su vida diaria actual. Si dices que has sido santificado, demuéstralo. La experiencia debe ser tan genuina que se debe notar en tu vida. Cuídate de cualquier creencia que te lleve a ser indulgente contigo y autocompasivo. Ella proviene del infierno, sin importar cuán hermosa suene. 

Tu teología debe ser evidente en las relaciones cotidianas más comunes. Nuestro Señor dijo: "Si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos", Mateo 5:20. Esto quiere decir que debes ser más moral que la persona más moral que conozcas. Puedes saberlo todo acerca de la doctrina de la santificación, pero, ¿es evidente en tus asuntos cotidianos? Toda tu vida física, moral y espiritual debe ser juzgada y medida con la norma de la expiación mediante la cruz de Cristo.