Versículo para hoy:

lunes, 18 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 18

“Ninguno apretará a su compañero, cada uno irá por su carrera”. Joel 2:8.

LAS langostas siempre forman fila, y, aunque su número forme legión, no se amontonan una sobre otra como para poner sus columnas en confusión. Este notable hecho en la historia natural muestra cómo el Señor ha infundido en el Universo el espíritu de orden, ya que las más pequeñas criaturas son tan dirigidas por él como lo son las esferas celestes o los seráficos mensajeros. Sería conveniente que el creyente se dejara regir por el mismo influjo en su vida espiritual. En sus dones cristianos, ninguna virtud debe usurpar la esfera de la otra o devorar las entrañas de las demás para su propio sostén. El afecto no debe ahogar la honradez; el coraje no debe arrastrar a la debilidad fuera del campo; la modestia no debe atropellar a la energía y la paciencia no debe asesinar a la resolución. Así también con nuestros deberes: uno no debe interferir en el otro. La utilidad pública no debe perjudicar a la piedad privada. La obra de la Iglesia no debe poner en un rincón el culto familiar. Es malo ofrecer a Dios un deber manchado con la sangre del otro. Cada cosa es hermosa en su tiempo, pero no de otro modo. Fue a los fariseos a quienes Jesús dijo: “Esto era necesario hacer y no dejar lo otro”. La misma regla se aplica a nuestra posición personal. Debemos procurar conocer nuestro lugar, ocuparlo y conservarlo. Debemos ministrar de acuerdo con el don que el Espíritu nos ha dado y no meternos en los dominios de nuestro consiervo. Nuestro Señor nos enseñó que no ambicionáramos los altos puestos, sino que estuviéramos dispuestos a ser los más pequeños entre los hermanos. Lejos de nosotros el ser de espíritu envidioso; sintamos la fuerza del mandato del Maestro y obremos como él nos ordena, formando fila con el resto del ejército. Veamos, esta noche, si estamos guardando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, y oremos para que en todas las Iglesias del Señor Jesús prevalezca la paz y el orden.

Charles Haddon Spurgeon.