Versículo para hoy:

viernes, 7 de abril de 2023

Por qué Jesús no bajó de la cruz para evitar Su muerte - MATÍAS PELETAY

Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, en el momento de Su agonía, los principales sacerdotes y ancianos del pueblo le ofrecieron un trato tentador: si se bajaba de la cruz, es decir, si se liberaba de una manera milagrosa, ellos estarían dispuestos a creer que Él era el Cristo. La propuesta era atractiva...

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ABRIL 7 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Hijos de los hombres, ¿hasta cuando volveréis mi honra en infamia?" Salmo 4.2

Un escritor ha hecho una triste lista de los honores que el pueblo de Israel -ciego-, concedió a su Rey, largamente esperado.
Primero, le hicieron una procesión de honor, en la cual tomaron parte los legionarios romanos, los sacerdotes judíos, los hombres y mujeres, mientras Jesús llevaba su cruz. Esta es la procesión que el mundo da a Aquel que vino a vencer a los más espantosos enemigos del hombre. Aclamaciones burlescas son sus únicas aclamaciones, y vituperios crueles, sus únicos cantos de triunfo.
Segundo, le obsequiaron con el vino de honor. En lugar de una áurea copa de vino estimulante, le ofrecieron un estupefaciente que él rehusó, pues quiso conservar intactas sus facultades para gustar la muerte; y más tarde, cuando gritó: "Sed tengo", le dieron vino mezclado con hiel, en una esponja. ¡Oh qué mezquina y detestable inhospitalidad dieron al Hijo del Rey!
Tercero, se le puso una guardia de honor que demostró la estima que le tenía echando suertes sobre sus vestidos, los que tomaron como prenda. Tal fue la guardia del adorado del cielo: un cuaternión de crueles jugadores.
Cuarto, en la cruz se le dio un trono de honor. Ningún lugar de descanso más cómodo quería el hombre rebelde dar a su Señor. En efecto, la cruz era la perfecta expresión de los sentimientos del mundo hacia Jesús. Ellos parecían decir: "Allá tú, Hijo de Dios; esta es la manera en que el mismo Dios sería tratado si pudiésemos llegar a él".
Quinto. El título de honor nominalmente era "Rey de los Judíos", pero la ciega nación lo repudió, y en realidad lo llamó "Rey de los ladrones", pues prefirió a Barrabás y puso a Jesús en el lugar de mayor afrenta: entre dos ladrones. 

Su honra fue así en todas las cosas, cambiada en infamia por los hijos de los hombres; pero, a pesar de eso Él alegrará los ojos de los santos y de los ángeles para siempre jamás.