Versículo para hoy:

sábado, 24 de diciembre de 2016


La navidad es el misterio más grande - David Mathis

Lo que se ve y lo que no se ve de la Navidad - Ps. Salvador Dellutri

LA PRUEBA - Pr. Harvey Martínez

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 24

“Manifestaráse la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá”. Isaías 40:5.

ANTICIPEMOS el día feliz cuando todo el mundo se convertirá a Cristo; cuando los dioses paganos serán echados a los topos y a los murciélagos; cuando el papismo desaparecerá y la media luna de Mahoma entrará en su cuarto menguante, para que jamás proyecte sus funestos rayos sobre las naciones; cuando los reyes se inclinarán delante del Príncipe de paz y todas las naciones llamarán bendito a su Redentor. Algunos desesperan de esto. Miran el mundo como una embarcación que se rompe y se hace pedazos para nunca más volver a flotar. Sabemos que el mundo y todo lo que en él hay, tiene algún día que ser quemado, y, después, aguardamos nuevos cielos y nueva tierra; pero no podemos leer nuestras Biblias sin la convicción de que
Dominará Jesús el Rey,
En todo país do alumbra el sol.
No nos desalentemos por lo largo de su demora; no estamos descorazonados por el largo período de tiempo asignado por Jesús a la Iglesia, en el cual esta debe debatirse entre el escaso éxito y las frecuentes derrotas. Creemos que Dios nunca permitirá que este mundo, que ha visto una vez la sangre de Cristo derramada en la cruz, sea para siempre la plaza fuerte del diablo. Cristo vino a librar este mundo de la detestada dominación de los poderes de las tinieblas. ¡Qué exclamación habrá cuando los hombres y los ángeles se unan en pregonar: “Aleluya, aleluya; el Señor Dios omnipotente reina”! ¡Qué satisfacción experimentaremos ese día por haber tenido una parte en el combate, por haber ayudado a “quebrar las saetas del arco” y por haber contribuido a ganar la victoria a favor de nuestro Señor! ¡Felices los que confían en este victorioso Señor y combaten a su lado, haciendo la pequeña parte que les corresponde en el nombre y con el poder del Señor! ¡Cuán infelices son aquellos que están del lado del mal!, pues es ese un lado perdedor. Y perder en este combate significa perder y ser perdido para siempre. ¿En cuál lado estás tú?

Charles Haddon Spurgeon.