Versículo para hoy:

viernes, 20 de marzo de 2015

Amor vacilante 1 - El peligro de la demora - Nancy Leigh DeMoss

MARZO 20

"Mi amado". Cantares 2:8.

ESTE es un nombre precioso que la Iglesia antigua solía dar, en sus momentos más gozosos, al Ungido del Señor. Cuando el tiempo de la canción de los pájaros había llegado y en el país de la amada se oyó la voz de la tórtola, su nota amorosa fue más dulce que la de ambas aves, mientras cantaba: "Mi amado es mío y yo soy suya; él apacienta entre lirios". En su cantar de cantares siempre lo llama por este delicioso nombre "Mi amado". Aun en el largo invierno, cuando la idolatría había marchitado el jardín del Señor, sus profetas hallaron oportunidad para poner a un lado la carga de Dios, por un poco de tiempo, y decir como Isaías: "Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su Viña". Aunque los santos nunca habían visto su faz, aunque todavía no había sido hecho carne, ni había habitado entre nosotros, ni el hombre había contemplado su gloria, sin embargo era él la consolación de Israel, la esperanza y el gozo de todos los escogidos, el "Amado" de todos los que son justos delante del Altísimo. Nosotros, que estamos en los días estivales de la Iglesia, solemos también hablar de Cristo como el muy amado de nuestra alma, y sentir que él es muy precioso, "señalado entre diez mil, todo él codiciable". Tan cierto es que la Iglesia ama a Jesús y lo reclama como su amado, que el apóstol se atreve a desafiar a todo el mundo a que separe a la Iglesia del amor de Cristo, y declara que ni las persecuciones, ni la angustia, ni la tribulación, ni los peligros, ni la espada han podido hacerlo. Más aún: Pablo dice con gran gozo: "En todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó". ¡Oh, si conociésemos más de ti, precioso Señor!
Precioso es Jesús mi Jesús,
Precioso es Jesús mi Jesús;
Mi gloria será, su rostro mirar,
Él es mi precioso Jesús.

Fuente: LECTURAS MATUTINAS de Charles Haddon Spurgeon.