Versículo para hoy:

viernes, 17 de abril de 2015

ABRIL 17

"A la sangre del esparcimiento que habla mejor que la de Abel". Hebreos 12:24.

LECTOR: ¿te has llegado a la sangre del esparcimiento? La pregunta no es si tú te has llegado al conocimiento de doctrinas o a la observancia de ceremonias, o a cierta forma de experiencia, sino si te has llegado a la sangre de Jesús. Si en verdad te has llegado a Jesús, es porque el Espíritu Santo amablemente te condujo allí. Te has llegado a la sangre del esparcimiento sin méritos de tu parte. Culpable, perdido, desvalido, te has acercado para recibir aquella sangre como tu eterna esperanza. Te has llegado a la cruz de Cristo, con corazón dolorido y tembloroso; y, ¡oh!, cuán precioso te fue oír la voz de la sangre de Jesús. La caída de su sangre es como la música del cielo para los hijos penitentes de la tierra. Nosotros estamos llenos de pecados, pero el Salvador nos manda elevar nuestros ojos a él, y mientras contemplemos sus sangrantes heridas, cada gota que cae, clama: "Consumado es; he terminado con el pecado; he conseguido eterna justicia". ¡Oh dulce lenguaje de la preciosa sangre de Jesús! Si te has allegado a la sangre una vez, te allegarás muchas veces. Tu vida será: "Mirando a Jesús". Tu norma de conducta se sintetizará en esto: "A quien viniendo". No a quien he venido, sino a quien siempre vengo. Si has ido alguna vez a la sangre del esparcimiento, sentirás necesidad de ir a ella cada día. El que no desea lavarse en ella todos los días, es porque nunca ha sido lavado. El creyente considera siempre un gozo y un privilegio el que aun haya una fuente abierta. Las experiencias pasadas son para el cristiano alimento dudoso; una presente venida a Cristo puede darnos gozo y consolación. Salpiquemos de nuevo esta mañana los postes de nuestras puertas con la sangre del Cordero, seguros de que el ángel destructor nos pasará por alto.

Fuente: LECTURAS MATUTINAS de Charles Haddon Spurgeon.

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