Versículo para hoy:

sábado, 8 de septiembre de 2018

SEPTIEMBRE 8

“No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare”. Isaías 42:3.

Entonces puedo contar con un tratamiento compasivo por parte de mi Señor. 
Verdaderamente me siento tan débil, tan frágil, tan despreciable como una caña. Uno dijo: “Usted a mí no me importa un bledo”; esta palabra, aunque fue poco amable, no era falsa. ¡Ay! Soy peor que una caña que crece al lado del río, porque esta a lo menos puede alzar su cabeza. Estoy cascado, gravemente y tristemente cascado. No hay en mí música; hay una hendidura que deja salir toda la melodía. ¡Ay de mí! Sin embargo Jesús no me quebrará; y si Él no lo hace, entonces poco me importa lo que procuren hacer los demás. ¡Oh, Señor, querido y compasivo, me escondo bajo tu protección y me olvido de mis quebrantos!

Verdaderamente soy parecido al “pábilo que humea”, cuya luz se ha apagado y sólo queda el humo. Temo que más bien soy un estorbo que un beneficio. Mis temores me dicen que el diablo ha apagado mi luz y me ha dejado con un humo desagradable, y que mi Señor pronto me apagará. Sin embargo, veo que aunque había despabiladores en el Tabernáculo de la Antigua Alianza, no había apagadores; y Jesús no me apagará; por lo tanto, tengo esperanza. Señor, inflámame de nuevo y haz que brille para tu gloria y para ensalzar tu solicitud.

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

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