Versículo para hoy:

miércoles, 5 de noviembre de 2025

SANTIDAD - J. C. RYLE (1816 - 1900)

IV. Cristo será el todo en el cielo.

    Añadiré una cosa más y con esto habré terminado. Reflexionemos para entender bien que Cristo será el todo en el cielo.

    No me detendré mucho en este punto. Aun si tuviera espacio, no tendría la capacidad de hacerlo. Es imposible describir lo invisible y un mundo desconocido. Lo que sí puedo afirmar es que todos los hombres y mujeres que alcanzan el cielo encontrarán que, incluso allí, "Cristo es el todo".

    Tal como lo era el altar en el templo de Salomón, el Cristo crucificado será el objeto más grandioso en el cielo. Aquel altar era lo primero que atraía la vista de todo el que entraba por las puertas del templo. Era un gran altar de bronce, de veinte codos de largo y veinte codos de ancho (2 Cr 4:1). De la misma manera, Jesús atraerá la vista de todos los que entran en la gloria. En medio del trono y rodeado de ángeles y santos estará el "Cordero como inmolado" y el "Cordero [será] su lumbrera" (Ap. 5:6; 21:23).

    La alabanza al Señor Jesús será la canción eterna de todos los moradores del cielo.

    En medio del trono y rodeado de ángeles y santos le adorarán, exclamando a una voz: "El Cordero que fue inmolado es digno [...] Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos" (Ap. 5:12, 13).

    El servicio al Señor Jesús será la ocupación eterna de todos los moradores del cielo: "Le sirven día y noche en su templo" (Ap. 7:15). Qué satisfacción da pensar que, por fin, podremos servir al Cordero sin distracciones y trabajar para él sin cansancio.

    La presencia de Cristo mismo será de un gozo perpetuo para los moradores del cielo. Veremos "su rostro" y escucharemos su voz, hablaremos con él como se hablan los amigos (Ap. 22:4). Dulce es la idea de que, sin importar quién falte en la cena de las bodas del Cordero, el Señor mismo estará allí. Su presencia satisfará todas nuestras necesidades (Sal. 17:15).

    ¡Qué glorioso y dulce hogar será el cielo para todos los que han amado al Señor Jesucristo con sinceridad! Aquí vivimos por fe en él y encontramos paz, aunque a él no lo vemos. Allá nos veremos cara a cara y descubriremos que es lo más hermoso que puede haber. Ciertamente "más vale vista de ojos que deseo que pasa" (Ec. 6:9).

    Pero, lamentablemente, muchos de los que hablan de "ir al cielo" cuando mueren, resultan no ser aptos para hacerlo porque no tienen fe salvadora ni ninguna relación real con Cristo. ¿Usted no honra a Cristo aquí? ¿Usted no tiene comunión con él? ¿Usted no lo ama? Entonces, ¿qué podría hacer en el cielo? No sería un lugar para usted. El gozo de la gloria no sería gloria para usted. La felicidad de los salvos no sería una bendición que usted podría compartir. El servicio que los santos brindan a Cristo le sería tedioso y una carga para su corazón. ¡Oh, arrepiéntase y cambie antes de que sea demasiado tarde!

    Confío en que he mostrado cuán profundos son los cimientos de esa pequeña expresión: "Cristo es el todo".

Otras formas en que "Cristo es el todo"

    Podría fácilmente añadir otras cosas, si el espacio lo permitiera. El tema es inagotable. Apenas he tocado la superficie. Hay minas de verdades preciosas relacionadas con lo que he dejado sin decir.

    Podría mostrar cómo Cristo debe ser el todo en toda iglesia visible. Los espléndidos edificios, los numerosos servicios religiosos, las hermosas ceremonias y las multitudes de pastores ordenados, no son nada ante los ojos de Dios, si el Señor Jesús mismo no es honrado, magnificado y exaltado en todos sus oficios. La iglesia en que Cristo no "es el todo", no es más que un cuerpo muerto.

    Podría mostrar cómo Cristo debe ser el todo en todo ministerio cristiano. La gran obra que los pastores ordenados tienen la intención de hacer, es exaltar a Cristo. Debemos ser como el asta en que se colgó la serpiente de bronce en el desierto. Somos útiles en la medida en que exaltamos el gran objeto de nuestra fe y útiles en esa medida solamente. Debemos ser embajadores para llevar las buenas nuevas del Hijo del Rey a un mundo rebelde; pero si s´lo les enseñamos a los hombres a pensar más en nosotros y nuestros oficios que acerca de él, no somos dignos de ocupar ese oficio. El Espíritu nunca honrará al ministerio que no da testimonio de Cristo, que no hace que Cristo sea "el todo".

    Podría mostrar cómo el lenguaje usado en la Biblia, para describir los distintos oficios de Cristo parece no tener fin. Podría describir cómo las figuras que se usan para referirse a la plenitud de Cristo, tampoco parecen tener fin: El Sumo Sacerdote, el Mediador, el Redentor, el Salvador, el Abogado; el Pastor, el Médico, el Novio, la Cabeza, el Pan de Vida, la luz del Mundo, el Camino, la Puerta, la Vid, la Roca, la Fuente, el Sol de Justicia, el Precursor, el Fiador, el Capitán, el Príncipe de la Vida, el Amén, el Todopoderoso, el Autor y Consumador de la fe, el Cordero de Dios, el Rey de los antos, el Maravilloso, Dios fuerte, el Consolador, el Obispo de las almas, estos y muchos más son nombres que la Biblia da a Cristo. Cada uno es una fuente de instrucción y de consuelo para todos los que están dispuestos a beber de ella. Cada una de estas descripciones es importante para meditar con provecho.

Conclusiones prácticas

    Confío en que he dicho lo suficiente como para arrojar luz sobre el punto que quiero dejar claro en la mente de todo el que lee estas líneas. Confío en que he dicho lo suficiente como para mostrar la inmensa importancia de las conclusiones prácticas con las que ahora termino el capítulo.

(1) Absoluta inutilidad de una religión sin Cristo

    ¿Es Cristo "el todo"? Entonces aprendamos acerca de la absoluta inutilidad de una religión sin Cristo. Hay demasiados hombres y mujeres bautizados que prácticamente no saben absolutamente nada acerca de Cristo. Su religión consiste en unas pocas nociones vagas y expresiones vacías. "Confían en que no son peores que otros. Ofrendan a su iglesia. Tratan de cumplir con su deber. No le hacen mal a nadie. Confían en que Dios será misericordioso con ellos. Tienen la esperanza de que el Todopoderoso perdonará sus pecados y los llevará al cielo cuando mueran". ¡En eso consiste la totalidad de su religión!

    Pero, ¿qué saben estas personas acerca de Cristo en la práctica? Nada, ¡nada en absoluto! ¿Qué conocimiento empírico tienen de sus oficios y su obra, su sangre, su justicia, su mediación, su sacerdocio o su intercesión? Ninguno, ¡ninguno en absoluto! Pregúnteles acerca de una fe salvadora, pregúnteles acerca de nacer de nuevo del Espíritu y pregúnteles acerca de ser santificados en Cristo Jesús. ¿Qué respuesta recibirá? Para ellos, usted es una persona cruel. Les ha hecho preguntas bíblicas simples. Pero ellos no saben más acerca de ellas, experimentalmente, que un budista o un mahometano. Y, sin embargo, ¡esta es la religión de cientos y miles de personas en todo el mundo que se denominan cristianos!

    Si algún lector de este trabajo cabe en esta descripción, le advierto claramente que tal cristianismo nunca lo llevará al cielo. A simple vista, todo parece ir muy bien. Puede parecerlo en la sacristía, en el lugar de trabajo, en la Cámara de los Comunes o en las calles. Pero nunca consolará a nadie. Nunca satisfará su conciencia. Nunca salvará su alma.

    Le advierto claramente que todos los conceptos y teorías acerca de la misericordia de Dios sin Cristo, son ilusiones sin fundamento y fantasías vacías. Tales yeorías son puramente como ídolos inventados por el hombre, como los superhéroes de los cuentos infantiles. Son terrenales. Nunca tuvieron su origen en el cielo, son inventos humanos. El Dios del cielo ha señalado y nombrado a Cristo como el único Salvador y el único camino para ir al Padre. Dios mismo estipuló que todos los que han de ser salvos, deben serlo por medio de la fe en Cristo. No hay otro mediador entre Dios y los hombres.

    Tome nota el lector de esta advertencia sobre su salvación: Una religión sin Cristo no salvará su alma.

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