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En varias ocasiones se expresa esta
idea, la de no hacer nunca las cosas por amor a los hombres, vosotros los
cristianos, sino sólo para Dios. Usted puede trabajar bajo la dirección de
una persona, pero no olvide que está haciendo las cosas para el Señor, que su
labor diaria es el trabajo que Él le ha dado para que lo haga y, por lo
tanto, debe hacerlo para Él. ¡Qué gloria tan maravillosa tiene que ver con
cada cosa que hacemos! Si enfoca usted su trabajo de esta manera, no tendrá
nunca un solo día aburrido. No se sentirá terriblemente aburrido con la
rutina y la monotonía de lo que tiene que hacer si reconoce que lo está
haciendo teniendo en cuenta que el Señor le está viendo a usted y que un día
quedará a la vista y claramente entre todos si lo hizo usted como para el
Señor o como para los hombres. ¿Cuáles son las señales de fracaso en hacer
esto?
La primera señal es lo que
podríamos expresar como el servicio a la vista, que quiere decir
hacer el trabajo sólo cuando nos está viendo el jefe y, cuando éste no se
encuentra presente para observarnos, dejamos de trabajar. Hace algunos años
leí un relato sobre un capataz y algunos trabajadores que trabajaban a sus
órdenes. Descubrió que sus trabajadores estaban afligidos con esta enfermedad
de hacer el trabajo como servicio ante los que les observaban, es decir que
sólo trabajaban cuando alguien les estaba viendo. Pero este capataz en
particular era el orgulloso poseedor de un ojo de cristal y descubrió que
podía sacarse el ojo de su cuenca, colocándolo sobre un tocón donde pudiese
“observar” a los hombres, a fin de que continuasen haciendo su trabajo, tanto
si él estaba presente como si no. Pero un día regresó y se los encontró a
todos sin hacer nada. Había colocado el ojo en un tocón, pero uno de los
hombres había encontrado una manera de escabullirse, colocándose detrás del
ojo, tapándolo con su sombrero para que ya no pudiese “verlos”. Esta es una
actitud que se encuentra ampliamente difundida en la actualidad en nuestra
sociedad, la idea de trabajar sólo cuando el jefe está observando. Si es
usted cristiano, esto está prohibido si quiere ser fiel a nuestro Señor.
Recuerde que el ojo que le está observando no es un ojo humano.
La segunda señal de fracaso en este
sentido es la que tiene que ver con complacer a los hombres.
Fíjese usted en la manera en que el apóstol describe claramente las actitudes
con las que se encontró con tanta frecuencia en esta relación del labor con
el capital. ¿Qué es lo que se hace por complacer a los hombres? Es alabar al
jefe de una manera falsa, adularlo o seguir una política de oficina.
Esto pone de manifiesto un corazón doble y la falta de un ojo único. Es
decir, revela que intentamos llevarnos bien haciendo que otras personas se
sientan felices, pero haciendo caso omiso a lo que Dios piensa, que son
señales de fracaso.
Los cristianos hemos sido llamados
a alejarnos de estas cosas. No debemos participar en esta clase de
actividades si queremos ser fieles al Señor, ya que no logramos nada si lo
hacemos. A pesar de que puede dar la impresión de que vamos a conseguir algo,
al final no es así. Los cristianos somos salvos de todo esto si recordamos
que lo que hacemos es la voluntad de Dios. Pablo dice que debemos obedecer
a nuestros jefes terrenales con singularidad de corazón: “de corazón haciendo
la voluntad de Dios”. ¿Cuál es la voluntad de Dios? ¡Su trabajo! El trabajo
que está usted haciendo, con sus compañeros de trabajo, bajo las actuales
circunstancias y condiciones en las que tiene que realizar su trabajo, que es
lo que Dios ha escogido para usted; esa es la voluntad de Dios.
Padre, yo vivo ante Ti. No hay
ningún aspecto de mi vida que no se encuentre bajo Tu vista y Tu juicio.
Concédeme que pueda corregir lo que esté mal en mi propio trabajo a la luz de
esta palabra.
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Aplicación a la vida
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Nuestra ética en el lugar de
trabajo es digna de alabanza cuando nos apropiamos del poder de Su presencia.
¿Tenemos nosotros tendencia a realizar enormes esfuerzos en la vida y en el
trabajo para complacer a otros, pero hacemos caso omiso de Él?
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Versículo para hoy:
viernes, 27 de marzo de 2020
27 de marzo - Llevar a Cristo al trabajo - Ray Stedman
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