Versículo para hoy:

viernes, 22 de julio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JULIO 22

“He aquí el hombre”. Juan 19:5.

SI hubo un lugar donde el Señor Jesús llegó a ser gozo y aliento para los suyos, fue aquel en que se sumergió más profundamente en las honduras del dolor. Venid aquí, almas bondadosas, y contemplad al Hombre en el jardín de Getsemaní; contemplad su corazón tan lleno de amor que se desborda, tan lleno de dolor que necesita desahogo. Contemplad su sudor de sangre mientras cae al suelo. Contemplad al Hombre mientras le hunden los clavos en sus manos y en sus pies. Mirad arrepentidos pecadores, y ved la doliente imagen de nuestro sufrido Señor. Observadle mientras las rojas gotas están en la corona de espinas y adorna con inapreciables joyas la diadema del Rey del sufrimiento. Contemplad al Hombre cuando todos sus huesos están descoyuntados y él escurrido como aguas y puesto en el polvo de la muerte. Dios lo ha desamparado y el infierno lo cerca. Mirad y ved, ¿hubo alguna vez un dolor igual al dolor que a él le ha venido? Todos los que pasáis, acercaos y mirad este espectáculo de dolor único, sin paralelo, un portento para hombres y ángeles, un prodigio sin par. Contemplad al Emperador del dolor que en sus agonías no tiene igual ni rival. Miradle, afligidos, pues si no hay consolación en el Cristo crucificado, no la hay ni en la tierra ni el cielo. Si en el precio del rescate que pagó con su sangre no hay esperanza, entonces tampoco hay gozo en las arpas del cielo y la diestra de Dios no conocerá placer jamás. Para no ser tan turbados con nuestras dudas y dolores sólo tenemos que sentarnos más a menudo al pie de la cruz. Sólo tenemos que ver sus dolores para avergonzarnos de mencionar los nuestros. Sólo tenemos que mirar sus heridas para sanar las nuestras. Si queremos vivir rectamente debemos contemplar su muerte; si queremos elevarnos, debemos meditar en su humillación y aflicción.


Charles Haddon Spurgeon.

2 comentarios:

Bruno Gómez dijo...

Datos Proporcionados según el diccionario, La Real Academia Española):
Injusticia: 1. f. Acción contraria a la justicia.
2. f. Falta de justicia.
¿Cómo se manifiesta hoy día la justicia divina?
. Con la gracia divina que nuestro Padre celestial nos brinda mediante el depósito de nuestra fe en Cristo Jesús. Esto fue recalcado por el apóstol Pablo prácticamente en toda su carta a los Romanos, al respecto mencionare dos textos bíblicos.
(Romanos 4: 4,5, Reina Valera 1960):
4:4 Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;
4:5 mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
(Romanos 5: 21, Reina Valera 1960):
5:21 para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.
Hoy, en este tiempo, lleguemos a valorar mucho la justicia divina.
FORNICACION: (Real Academia Española): Tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio.
¡Cuántas cosas podemos decir de este pecado grave! Amigo, la persona que dice ser cristiano no puede caer en la fornicación y creo a luz de la Biblia que la abstinencia de este pecado es parte fundamental del servicio cristiano que está bajo la gracia divina.
¿Puede decir un cristiano: Bueno, yo estoy bajo la gracia, por lo que si cometo fornicación el perdón de mi Dios eterno abundará en mí? No amigo, falso, falsa doctrina si su iglesia le enseña eso. Porque si queremos seguir a Cristo, nos hacemos esclavos de el que murió completamente libre de pecado.
Pablo dio al menos dos razones (hay más, el tema es largo y lo tratare en otra entrada) por las cuales el cristiano tiene que abstenerse de todo pecado, en este caso la fornicación.
• Somos Esclavos de Cristo que murió libre de todo pecado. (Romanos 6: 15-18, Reina Valera 1960):
6:15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
6:16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
6:17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
6:18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
• Somos templo de Dios.
Al formar parte de Cristo, en ser sus esclavos, somos parte del cuerpo de él. De esa manera somos engendrados como Hijos de Dios guiados por el Espíritu del Padre que les da a sus hijos. Como resultado somos templo del Espíritu Santo y de Dios.
Al cometer un pecado grave como la fornicación, contristamos el espíritu de Dios y no lo glorificamos. Entonces es como si estuviéramos quitando un miembro de Cristo dándoselo a una ramera, estamos repudiando a Cristo.
Todo esto escrito, dijo Pablo:
(1 Corintios 6:15-20, Reina Valera 1960):
6:15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.
6:16 ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
6:17 Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
6:18 Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
6:19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
6:20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Cuando se comete fornicación, pecamos contra nuestro propio cuerpo.

Bruno Gómez dijo...

PERVERSIDAD o (Perverso): 1. adj. Sumamente malo, que causa daño intencionadamente. U. t. c. s. 2. adj. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas. (Real Academia Española).
La persona que realiza la perversidad, la realiza de manera voluntaria, de forma que cause daño. No importa lo que tenga causar o desordenar para hacer su maldad.
David sufrió esa clase de perversidad en mano de su hijo Absalón y los que le siguieron. Por eso dijo David:
(Salmo 3:7, Reina Valera 1960):
3:6 No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.