Versículo para hoy:

domingo, 12 de junio de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – JUNIO 12

“Que nos salvó y llamó con vocación santa”. 2 Timoteo 1:9.

EL apóstol usa el tiempo perfecto y dice: “Quien nos ha salvado”. Los creyentes en Cristo Jesús son salvos. No son considerados como personas que se hallan en una posición de esperanza y que, al fin, pueden ser salvados, sino personas ya salvadas. La salvación no es una bendición que tiene que saborearse en el lecho de muerte y cantarse en el cielo, sino algo que tiene que obtenerse, recibirse, ofrecerse y saborearse ahora. El cristiano es perfectamente salvado en el propósito de Dios. Dios lo ha destinado para salvación, y ese propósito es cumplido. El cristiano es salvado también en cuanto al precio que se ha pagado a favor de él: “Consumado es”, fue el clamor del Salvador antes de morir. El creyente es también perfectamente salvado en el que es la Cabeza del pacto divino, pues como cayó en Adán así vive en Cristo. Esta completa salvación está acompañada de una santa vocación. Aquellos a quienes el Salvador salvó en la cruz, son, a su debido tiempo, llamados por el poder del Espíritu Santo para santidad. Dejan sus pecados y se esfuerzan por ser semejantes a Cristo; escogen la santidad no por compulsión alguna, sino por el impulso de la nueva naturaleza que los lleva a regocijarse en la santidad tan naturalmente como antes se deleitaban en el pecado. Dios no los eligió ni los llamó porque fuesen santos, sino los llamó para que pudiesen ser santos, y la santidad es la perfección producida por su obra en ellos. Las excelencias que vemos en un creyente son obra de Dios como lo es también la expiación. Así es revelada muy admirablemente la plenitud de la gracia de Dios. La salvación tiene que ser por gracia, porque Dios es el autor de ella. ¿Y qué móvil fuera de la gracia podría moverlo a salvar al culpable? La salvación tiene que ser por gracia, porque el Señor obra de tal manera que nuestra justicia es completamente excluida. Tal es el privilegio del creyente: una salvación presente. Tal es la evidencia de que fue llamado a gozarla: una vida santa.

Charles Haddon Spurgeon.

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