Versículo para hoy:

lunes, 9 de mayo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MAYO 9

“Ven, amado mío, salgamos al campo… veamos si brotan las vides”.    Cantares 7:11-12.


LA Iglesia estaba por empeñarse en una importante labor y deseaba que su Señor la acompañara. Ella no dijo: “Saldré”, sino “Salgamos”. Cuando Jesús está a nuestro lado, el trabajo es una bendición. Es cometido del pueblo de Dios ser podador de vides. A semejanza de nuestros primeros padres, somos colocados en el jardín del Señor para ser útiles; salgamos, pues, al campo. Observa que cuando la Iglesia está bien dispuesta, desea gozar en todas sus múltiples labores de la comunión con Cristo. Algunos suponen que no pueden servir a Cristo activamente y, sin embargo, afirman que tienen comunión con él. Los tales están errados. Sin duda es muy fácil desperdiciar nuestra vida interior en ejercicios externos y llegar a lamentarnos como la esposa: “Hiciéronme guarda de viñas; y mi viña, que era mía, no guardé”. Pero no hay razón porque esto deba ser así, salvo nuestra insensatez y negligencia. Es cierto que un creyente puede no hacer nada y, sin embargo, desarrollarse tan enteramente sin vida en las cosas espirituales, como los que están muy ocupados. María no fue alabada por sentarse tranquila, sino por sentarse a los pies de Jesús. No es sentarse, sino sentarse a los pies de Jesús lo que es recomendable. No pienses que la actividad sea mala en sí misma; es, más bien, una gran bendición y un medio de gracia para nosotros. Que se le permitiese predicar era para Pablo una gracia que le había sido otorgada. Cualquier forma de servicio cristiano puede llegar a ser una bendición personal para los que están ocupados en él. Los que tienen más comunión con Cristo no son los reclusos o los ermitaños, que tienen mucho tiempo de sobra, sino los infatigables obreros que trabajan por Jesús y quienes, en sus fatigas, lo tienen a él a su lado, de suerte que son colaboradores de Dios. Recordemos, pues, en cualquier cosa que tengamos que hacer por Jesús, que podemos hacerla y debemos hacerla en estrecha comunión con él.

Charles Haddon Spurgeon.

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