Versículo para hoy:

jueves, 26 de mayo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MAYO 26

“Que permaneciesen en la fe”. Hechos 14:22.

LA perseverancia es la divisa de los verdaderos santos. La vida cristiana no consiste sólo en empezar sino también en continuar en los caminos del Señor toda la vida. Pasa con el cristiano lo que con el gran Napoleón, quien dijo: “La conquista me hizo lo que soy, y la conquista debe sostenerme”. Así, querido hermano en el Señor, por obra de Dios, la conquista ha hecho de ti lo que eres y la conquista debe sostenerte. Tu tema debe ser: “Excelsior”. Sólo quien continúe hasta que termine la guerra será el verdadero conquistador y el que, al fin, será coronado. La perseverancia es, por lo tanto, el blanco de todos nuestros enemigos espirituales. El mundo no objeta que seas cristiano por un tiempo, si con eso puede tentarte a que dejes tu peregrinación y te sientes a vender y comprar con él en la Feria de la Vanidad. La carne procurará engañarte y te impedirá avanzar hacia la gloria. Ella te dirá: “Es aburrido ser peregrino; ven, deja de serlo. ¿Debo yo estar siempre mortificada? ¿No puedo nunca complacerme? Por lo menos dame una licencia en esta guerra”. Satán atacará ferozmente tu perseverancia; ella será el blanco de todos sus proyectiles. El se esforzará por ponerte obstáculos en el servicio cristiano. Te insinuará que no estás haciendo nada bueno, y que necesitas descanso. Se esforzará en hacerte sentir cansado de sufrir, y te susurrará al oído: “Maldice a Dios y muérete”. O atacará tu constancia y dirá: “¿Qué ganas con ser tan celoso? Quédate quieto como los demás; duerme como los otros y deja que tu lámpara se apague como las de las vírgenes fatuas”. O asaltará las doctrinas que profesas y dirá: “¿Por qué sostienes esas doctrinas denominacionales? Los hombres sensatos se están haciendo más liberales; están removiendo los antiguos mojones; ponte, pues, dentro de los tiempos”. Por lo tanto, cristiano, usa tu escudo junto a tu armadura y pídele a Dios insistentemente que, por su Espíritu, te permita perseverar hasta el fin.

Charles Haddon Spurgeon.

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