Versículo para hoy:

domingo, 27 de marzo de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – MARZO 27

“Y ella dijo: Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores”. Mateo 15:27.

ESTA mujer halló aliento en su miseria, al pensar en Cristo en forma elevada. El Maestro había hablado acerca del pan de los hijos: “Ahora bien –arguyó ella-; como tú eres el dueño de la mesa de la gracia, sé que también eres un generoso administrador y que, sin duda, hay abundancia de pan en tu mesa. Habrá tal abundancia para los hijos que quedarán también migas para arrojar en el suelo a los perros, y los hijos no lo pasarán peor porque los perros se alimenten”. Ella pensaba en Jesús como en uno que mantenía una mesa tan buena que todo lo que ella necesitaba, era sólo una migaja en su comparación. Recuerda, sin embargo, que lo que ella necesitaba era que el demonio saliera de su hija. Esto era para ella una cosa grande, pero, como tenía un alto concepto de Cristo, dijo: “Esto es nada para él; es sólo como dar una migaja”. Este es el camino real hacia el aliento. El tener pensamientos exagerados en cuanto a tus pecados, sólo puede llevarte a la desesperación; pero el tener conceptos elevados de Cristo te dirigirá al puerto de paz. “Mis pecados son muchos; pero, oh, para Jesús es nada quitarlos todos. El peso de mi culpa me aplasta como aplastaría a un gusano el pie de un gigante; pero esa culpa no es más que una partícula de polvo para él porque él ya llevó su maldición en su cuerpo sobre la cruz. El darme plena redención será una insignificante cosa para él, aunque el recibirla será para mi una infinita bendición”. La mujer abre la boca de su alma muy ampliamente, esperando grandes cosas de Jesús, y él la llena con su amor. Querido lector, haz lo mismo. Ella reconoció lo que Cristo le dijo, pero se prendió fuertemente de él y extrajo argumentos aun de sus duras palabras. Ella creyó grandes cosas de él y así lo conquistó. Ganó la victoria creyendo en él. Su caso es un ejemplo de fe victoriosa. Si queremos vencer como ella, debemos imitar sus tácticas.


Charles Haddon Spurgeon.

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