Versículo para hoy:

domingo, 4 de junio de 2023

JUNIO 4 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

¡CUÁN agradable es ver al Salvador platicando con su amado pueblo! No hay nada más placentero que ser conducido por el Espíritu Divino a este fértil campo de placer. Consideremos por un instante la historia del amor del Redentor, y mil encantadores actos de afecto vendrán a nuestra mente, que tuvieron la finalidad de unir el corazón a Cristo y de entrelazar nuestros pensamientos y emociones con la mente de Jesús. Cuando meditamos en este admirable amor y contemplamos al glorioso Redentor dotando a la Iglesia con toda su antigua riqueza, nuestras almas bien pueden desmayar de gozo. ¿Quién puede soportar tal peso de amor? Si el conocimiento parcial de ese amor es más grande de lo que nuestras almas pueden abarcar, ¡cuán conmovedor será su comprensión completa! Cuando el alma tenga capacidad para discernir todos los dones del Salvador, sabiduría para apreciarlos, y tiempo para meditar en ellos, entonces hablaremos con Jesús en una forma más íntima de lo que lo hacemos ahora. ¿Pero quién puede imaginar la dulzura de tal comunión? Esto tiene que ser algo que no ha entrado en el corazón del hombre, pero que Dios preparó para los que lo aman. ¡Oh si pudiésemos forzar la puerta del granero de nuestro José y ver la abundancia que Él nos ha almacenado! Esto nos sumergirá en amor. Por fe vemos, por espejo, en oscuridad, la imagen de sus tesoros ilimitados, pero cuando veamos realmente las cosas celestiales con nuestros propios ojos, ¡cuán profundo será el río de comunión en el que nuestra alma se sumergirá! Hasta entonces, reservaremos nuestros mejores sonetos, para dedicarlos a nuestro amoroso bienhechor, el Señor Jesucristo,

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