Versículo para hoy:

sábado, 6 de febrero de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – FEBRERO 6

“Rogad los unos por los otros”. Santiago 5:16.

COMO un estímulo jubiloso para la oración intercesora, recuerda que tal oración es la más agradable a los oídos de Dios, pues la oración de Cristo es de ese carácter. De todo el incienso que nuestro gran Sumo sacerdote pone en el incensario de oro, no hay un solo grano para sí mismo. Su intercesión debe ser la más aceptable de todas las súplicas, y cuanto más semejante a la de Cristo sea nuestra oración, más fragante será. Así, si bien las peticiones por nosotros serán aceptadas, nuestras intercesiones por otros, por tener en sí mismas más de los frutos del Espíritu, más amor, más fe, más afecto fraternal, serán por los preciosos méritos de Jesús, la oblación más agradable que podríamos ofrecer a Dios, la grosura misma de nuestro sacrificio. Recuerda, además, que la oración intercesora es sumamente eficaz. ¡Qué portentos ha obrado! La Palabra de Dios está llena de sus maravillosos hechos. Creyente, tú tienes en tus manos un poderoso instrumento; úsalo bien, úsalo constantemente, úsalo con fe, y tú serás, con seguridad, un benefactor de tus hermanos. Cuando tengas audiencia ante el Rey, háblale a favor de los miembros de su cuerpo que sufren. Cuando te sientas favorecido con la gracia de estar cerca de su Trono y el Rey te diga: “Pídeme y yo te daré lo que deseas”, que tus peticiones se eleven no sólo en favor de ti mismo, sino de muchos que necesitan de su ayuda. Si tienes gracia en alguna medida y no eres un intercesor, entonces esa gracia es pequeña como un grano de mostaza. Pues tú, es cierto, has tenido suficiente gracia como para mantener a flote tu alma, lejos de la arena movediza; pero no tuviste gracia en abundancia, de lo contrario hubieras llevado en tu alegre barco las muchas necesidades de otros y les hubieras traído de parte del Señor, ricas bendiciones que, sin tu mediación, no hubiesen podido obtener.

Charles Haddon Spurgeon.

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