JESÚS, PAN DE VIDA ETERNA
El 17 de diciembre de 1999, el Papa emitió el equivalente ceremonial de una disculpa moderna: “Fue nuestra culpa”.
Juan Pablo II se dirigió a una multitud en la República Checa, expresando su profundo pesar por la cruel muerte infligida a su héroe. Un profundo pesar era lo mínimo que la Iglesia Católica podía ofrecer.
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