Aquí estaba él | John Piper

Uno de los grandes redescubrimientos de la Reforma —especialmente de Martín Lutero— fue que la palabra de Dios nos llega en forma de libro: la Biblia. Lutero comprendió este hecho fundamental: Dios preserva la experiencia de la salvación y la santidad de generación en generación mediante un libro de revelación, no a través de un obispo en Roma.

La monja fugitiva | Kristin Tabb

En una fría noche de abril, doce monjas se deslizaron silenciosamente dentro de un carro de pescado y esperaron a que el concejal Leonard Koppe comenzara a conducir, contando los tensos minutos hasta que su vocación monástica terminara para siempre.

El pastor administrativo | Betsy Howard

El cuadro «El huerto del señor» (1569), de Lucas Cranach el Joven, expuesto en la iglesia de Santa María de Wittenberg, Alemania, representa a los reformadores de Wittenberg trabajando codo con codo como agricultores en una ladera, cuidando los brotes y cosechando.

El profesor feliz | Thomas S. Kidd

El comienzo del Catecismo de Heidelberg (1563) constituye una de las afirmaciones de fe más resonantes de toda la historia del cristianismo:

P: ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte?

El primer calvinista | Shawn Wright

Teodoro Beza nació en la baja nobleza francesa y recibió allí una excelente educación que lo preparó para su carrera como abogado. Por la providencia de Dios, a los nueve años fue enviado a estudiar con Melchior Wolmar, un luterano alemán, quien no solo le enseñó griego y latín, sino que también le enseñó a Beza acerca de Cristo.

La mártir adolescente | Scott Hubbard

10 de febrero de 1554: Dos días antes de que Lady Jane Grey suba al cadalso, el capellán católico John Feckenham entra en la celda de Jane en la Torre de Londres con la esperanza de salvar su alma. O eso cree.

La mosca de Friedberg | Obbie Tyler Todd

Cuando Balthasar Hübmaier propuso un debate con su antiguo mentor, John Eck, en 1524, se autodenominó «la mosca de Friedberg» y al renombrado teólogo católico alemán, «el elefante de Ingolstadt». Aunque Hübmaier era conocido en ocasiones por su afán de controversia, la elección de sus apodos era acertada.

La tinta | Matt Crutchmer

La portada de la edición de 1559 de la Institución de la Religión Cristiana de Juan Calvino ostenta el lema de su impresor en Ginebra: un olivo despojado de varias ramas. Las ramas rotas se representan en pleno otoño, rodeadas por el lema «Noli altum sapere» («No seas arrogante»). El árbol también presenta vendajes donde se han injertado otras ramas.

El genio de Ginebra | John Piper

En el otoño de 1539, Juan Calvino le escribió a Sadoleto, un cardenal italiano que buscaba recuperar Ginebra para la Iglesia Católica Romana: “[Tu] celo por la vida celestial [es] un celo que mantiene al hombre enteramente dedicado a sí mismo, y no lo incita, ni siquiera con una expresión, a santificar el nombre de Dios”.

El campeón de la iglesia | Sinclair Ferguson

A principios del siglo XVI, Escocia tenía algo en común con el resto de Europa: una iglesia profundamente corrupta y espiritualmente empobrecida, con un liderazgo moralmente moribundo. Por citar un ejemplo notorio, David Beaton, cardenal y arzobispo, tuvo al menos catorce hijos ilegítimos.

El reformador radical | Abigail Dodds

Radical entre radicales, la visión de Conrad Grebel para la iglesia es familiar para la mayoría de los evangélicos actuales. Pero en su momento lo convirtió en un exiliado, no solo del catolicismo romano, sino incluso entre los reformadores.

La majestuosa barba de Zúrich | David Mathis

En una época en la que el sacerdocio célibe se distinguía del laicado, en parte, por sus rostros bien afeitados, los reformadores protestantes se dejaron crecer la barba para dejar huella. Estaban restaurando la masculinidad y la humanidad en el liderazgo de la iglesia, y no temían dejarlo plasmado en sus rostros.

La Virgen María Ordinaria | Tony Reinke

El drama de la Reforma Protestante proyecta grandes personalidades y personajes importantes, los tipos de hombres que ahora se plasman en mitos, leyendas y figuras gigantescas. Pero la Reforma también es la historia de seguidores de Cristo comunes y corrientes, en su mayoría olvidados, que vivieron la teología de la Reforma en la práctica y pagaron el precio con sus vidas. Mártires como Hellen Stirke.

El reformador accidental | Rick Segal

Hans Gooseflesh alcanzó la mayoría de edad a finales del siglo XIV y principios del XV, cuando el espíritu predominante de la época era «Dios debe estar enojado». Sus padres y abuelos fueron la generación que vio cómo la Peste Negra eliminaba a un tercio de la población del continente.

El tercer hombre de la Reforma | Michael AG Haykin

Para citar el subtítulo de una biografía de 1959 del gran reformador suizo, Ulrico Zwinglio ha sido en gran medida «el tercer hombre de la Reforma». Como tal, ha sido ignorado en gran medida por los estudiosos de la Reforma.

La vela británica | Scott Hubbard

Para quienes conocen la Reforma inglesa, el nombre Latimer suena incompleto por sí solo. Requiere un Ridley .

Los obispos Hugh Latimer y Nicholas Ridley están unidos en la historia principalmente porque fueron clavados en la misma estaca el 16 de octubre de 1555, en la zona norte de Oxford.

El apóstol de los Alpes | Ryan Griffith

A veces, a Guillaume (William) Farel solo se le recuerda como el hombre que amenazó a Juan Calvino (1509-1564) con el desagrado de Dios si rechazaba la invitación a unirse a la reforma en Ginebra.

El lobbyista del evangelio | Matthew Westerholm

Mientras el rey Enrique VIII agonizaba en su lecho, quiso que un hombre se acercara y le tomara la mano. Sorprendentemente, ese hombre era un gran impulsor de la Reforma Protestante.

La Princesa Protectora | Tanner Kay Swanson

Con un milenio de catolicismo romano bajo su corona, la Francia de principios del siglo XVI no era precisamente amiga de los prosélitos protestantes. Cuestionar la Vulgata implica ser interrogado. Apoyar las enseñanzas de Lutero o Calvino implica prepararse para aprender una lección de herejía.

La Primera Dama en Francia | Adrien Segal

Nacida en 1495 en el seno de una familia noble de Tournai, Francia, Marie Dentière recibió una buena educación, ingresó en un convento agustino (la orden de Lutero) y probablemente sirvió como priora a principios de la década de 1520.

El crisol protestante | Marshall Segal

Martín Bucero quizá sea el reformador más importante del que jamás hayas oído hablar. Lideró la iglesia a la sombra de otros gigantes alemanes, como Lutero y Melanchton, pero estuvo al mando de lo que se convirtió, al menos por un tiempo, en la capital del mundo protestante.

El traductor subterráneo | John Piper

A principios de la década de 1530, un comerciante inglés llamado Stephen Vaughan recibió el encargo de encontrar a William Tyndale e informarle que el rey Enrique VIII deseaba que regresara de su escondite en el continente.

El protestante del lunes por la mañana | Brian Hanson

Aunque casi completamente olvidado en la historia de la iglesia, Thomas Becon fue un prolífico panfletista, un popular best seller y un clérigo piadoso en la Inglaterra del siglo XVI durante la Reforma.

El Fénix de Florencia | Chris Castaldo

Desde niño, Pedro Mártir Vermigli anhelaba enseñar la palabra de Dios. A los quince años, ingresó en la orden agustina de Fiesole, cerca de su Florencia natal. Tras ocho años de formación teológica, Vermigli recibió la ordenación sacerdotal y se doctoró en teología.

El pacificador protestante | Rick Shenk

¿Cómo es Dios? ¿A quién debemos seguir? Mucha gente debió de hacerse estas preguntas durante la época turbulenta que ahora celebramos como la Reforma. Reformadores, contrarreformadores, humanistas y anabaptistas discutieron (y a veces lucharon) para definir nuestra comprensión de Dios y su evangelio. Nada podría ser más importante.