Versículo para hoy:

lunes, 5 de diciembre de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 5

“Mostróme luego Jehová cuatro carpinteros”. Zacarías 1:20.

EN la visión descrita en este capítulo, el profeta vio cuatro terribles cuernos, que estaban acometiendo de una forma y de otra y derribando a los más fuertes y a los más poderosos. El profeta preguntó: ¿Qué son estos? La respuesta fue la siguiente: “Estos son los cuernos que aventaron a Israel”. El profeta vio delante de sí una representación de aquellos poderes que han oprimido a la Iglesia de Dios. Había cuatro cuernos, porque la Iglesia es atacada de todas partes. Bien podía el profeta sentirse consternado, pero de repente aparecieron delante de él cuatro carpinteros. El profeta preguntó: “¿Qué vienen estos a hacer?” Estos son los hombres que Dios eligió para hacer pedazos estos cuernos. Dios siempre hallará hombres para su obra, y los hallará en tiempo propicio. El profeta no vio a los carpinteros al principio, cuando no había nada que hacer; lo que primero vio fueron los “cuernos” y, después, los “carpinteros”. Además, el Señor halla suficientes hombres. El no halló tres carpinteros sino cuatro. Había cuatro cuernos; por lo tanto tenía que haber cuatro obreros. Dios halla los hombres idóneos. No cuatro hombres con plumas para escribir; no cuatro arquitectos para trazar planos, sino cuatro carpinteros para hacer trabajos rudos. Ten, por cierto, tú que tiemblas por el arca de Dios, que cuando los “cuernos” molesten, los “carpinteros” serán hallados. No tienes que inquietarte por la debilidad de la Iglesia en ningún momento. Quizás, esté creciendo en la oscuridad algún valiente reformador que sacudirá a las naciones. Los Crisóstomos pueden salir de nuestras escuelas elementales, y los Agustines, de las más densas tinieblas de la pobreza de cualquier ciudad. El Señor sabe dónde hallar a sus siervos. El tiene en oculto una multitud de poderosos hombres, quienes ante su orden se levantarán para combatir, “porque la batalla es del Señor”, y él obtendrá la victoria. Permanezcamos fieles a Cristo, y él, a su debido tiempo, levantará a favor nuestro una defensa, ya sea en el día de nuestra necesidad personal o en el tiempo de peligro para la Iglesia.

Charles Haddon Spurgeon.

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