Versículo para hoy:

martes, 20 de diciembre de 2016

LECTURAS VESPERTINAS – DICIEMBRE 20

“Llama a los obreros y págales el jornal”. Mateo 20:8.

DIOS es un buen pagador; paga a sus obreros mientras trabajan como también cuando terminan de trabajar. Uno de esos pagos es una conciencia tranquila. Si has hablado fielmente de Jesús a alguna persona, cuando, al llegar la noche vayas a la cama, te sentirás feliz al poder decir: “Hoy descargué mi responsabilidad en cuanto a la vida de una persona”. Hay una gran satisfacción en hacer algo por Jesús. ¡Oh! qué felicidad nos produce el colocar joyas en la corona de Jesús y permitirle ver los frutos del trabajo de su alma. Hay también muy grande galardón en observar las primeras señales de la convicción de un alma. Es motivo de grande gozo el decir, por ejemplo, que alguna niña de la escuela dominical “es tan dócil de corazón que el Señor está obrando en ella”, o ir a casa y orar por aquel muchacho que dijo algo esta tarde que te hizo pensar que tiene que conocer más de la verdad divina de lo que tú sospechabas. ¡Oh! qué gozo produce la esperanza. Pero, en lo que respecta al gozo que produce el éxito, es este indecible. Este gozo, desbordante como es, asía más; desea vehementemente más. Ser ganador de almas es la ocupación más feliz del mundo. Por cada alma que conduces a Cristo, obtienes un nuevo cielo en la tierra. Pero, ¿quién puede concebir la felicidad que nos aguarda en el más allá? ¡Oh! cuán dulces son aquellas palabras: “Entra en el gozo de tu Señor”. ¿Conoces cuál es el gozo que siente Cristo por un pecador salvado? Es el mismo gozo que experimentaremos nosotros en el cielo. Sí, cuando Jesús suba al trono, tú subirás con él. Cuando los cielos proclamen: “Bien, buen siervo”, tú participarás del galardón. Has trabajado y sufrido con él; ahora segarás con él. Tu rostro se cubrió de sudor como el de Jesús y tu alma se afligió por el pecado de los hombres como se afligió la suya. Ahora tu rostro resplandecerá con el resplandor del cielo como resplandeció el suyo, y tu alma se llenará de beatífico gozo como se llenó la suya.

Charles Haddon Spurgeon.

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