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domingo, 31 de marzo de 2024

¿El mayor engaño de la historia? Cómo piensan los historiadores sobre la resurrección - BEN SMART

¿Existe buena evidencia histórica para afirmar que Jesús resucitó de entre los muertos?

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

 

Capítulo 12

Satanás tiene otro método para hacer daño a los creyentes: Si no puede lograr que pequen o sean distraídos, tratará de hacerles infelices y miserables como creyentes. Esto procura lograrlo haciéndoles dudar de su salvación. Gusta de llenar las mentes de los creyentes con dudas e interrogantes. "¿Soy realmente cristiano? ¿Está firme y segura mi esperanza de la vida eterna? ¿Es el gozo cristiano que siento, una buena emoción y nada más?" Uno de los métodos de satanás es atacar a los cristianos llenándoles con interrogantes, dudas, incertidumbre y miseria. Para conseguir esto, satanás utiliza tres métodos.

Primero, satanás procurará que los creyentes siempre estén preocupados acerca de sus pecados. Hará que sus pecados les parezcan tan grandes que no puedan pensar en otra cosa, especialmente que no piensen en su Salvador. Ningún creyente debe pensar del pecado en esta manera. Es cierto que el pecado rodea a los creyentes y que éstos todavía pecan; no obstante, el pecado no tiene poder para condenarles. El Señor Jesús no quita todos y cada uno de los pecados de los creyentes, es decir, todavía no son perfectos. Sin embargo, quita la condenación del pecado. “Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” (Rom.8:1) También Cristo les libra del reino y del poder dominante del pecado. (Rom.6:14) Los creyentes ya no pecan libremente, ni felizmente. Ya no son los esclavos del pecado, advierten su peligro y pelean contra él. Aunque el pecado todavía mora en ellos y se rebela, no puede controlarles, ni dominarles totalmente. El poder del pecado ha sido quebrantado por Cristo. Por lo tanto, el creyente no debe caer en el error de pensar solamente en sus pecados.

Segundo, los creyentes deben guardar en mente qué tan seguido Dios promete el perdón del pecado en la Biblia. Es cierto que deben pelear contra el pecado, sin embargo en este mundo el pecado no será erradicado de sus vidas. No deben fijarse tanto en los pecados, que pierdan de vista la grandeza del perdón del pecado. Dios dice: “Yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí, y no me acordaré de tus pecados”. (Isa.43:25) Cristo ha pagado por los pecados de su pueblo, nadie más lo pudo hacer. Pablo dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” (2 Cor.5:21) Los creyentes no se sentirían miserables si otra persona pagara una deuda suya. Cristo ha pagado la deuda de los pecados que cada creyente debía a Dios. Por lo tanto, los creyentes no deben sentirse miserables y deprimidos como si su deuda no hubiese sido pagada.

Tercero, esto no quiere decir que los creyentes deben volverse descuidados hacia el pecado. Satanás quiere que estén alarmados y aterrorizados por sus pecados. Los motivos de Dios en permitir que los creyentes estén preocupados por el pecado son otros. Dios quiere que los creyentes se mantengan en humildad. Quiere que busquen su ayuda para mortificar el pecado. Quiere que dependan de Cristo para su perdón y fortaleza. Quiere que tengan compasión para aquellos que son sujetos a las mismas debilidades y para los que han caído en pecado. También quiere que anhelen profundamente la liberación completa del pecado en el cielo. Dios logra estos propósitos dejando que luchen y que sean ejercitados con los remanentes del pecado.

Los creyentes que están deprimidos, miserables y aterrorizados a causa de sus pecados, deben arrepentirse de ese estado mental. Su depresión es ocasionada por su propia ignorancia e incredulidad. Deben entender que el amor de Dios es completo, libre, eterno y abundante; la muerte y los sufrimientos de Cristo son suficientes para perdonar todos sus pecados para siempre. Deben comprender mejor el valor, la gloria y la suficiencia de la justicia de Cristo la cual les ha sido imputada. Deben creer más la gloriosa e inquebrantable realidad de su unión espiritual con Cristo. Si tan solo los creyentes creyeran más la verdad de estas cosas, no serían deprimidos y abrumados por satanás, ni por sus pecados.

Hay otra forma en que satanás trata de que los creyentes se sientan miserables, culpables e inútiles: Les hace pensar que las normas para ser un creyente son tan altas que nunca las podrán alcanzar, haciéndoles dudar así de su salvación. A satanás le gusta hacer que los creyentes piensen que su fe no es verdadera. Quiere persuadirles que la fe es un don tan especial y tan raro que muy pocos lo tienen. Satanás les dice a los creyentes que la fe significa no dudar nunca de su salvación y siempre creer que sus pecados son perdonados. Si alguna vez los creyentes llegan a dudar, cuestionar o caer en ansiedad, entonces satanás les dice que no tienen la fe verdadera.

Primero, al efectuar todo esto satanás está haciendo que la fe signifique más de lo que la Biblia dice. Dios dice en la Biblia que los creyentes pueden tener la fe verdadera, sin estar seguros de que la tienen. Si así no fuera, el apóstol Juan no hubiera escrito: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.” (1Jn.5:13) Ellos creyeron pero no estaban seguros de tener la vida eterna. Juan escribió para mostrarles que tenían vida eterna. Antes que supieran que tenían la vida eterna, ellos ya habían creído, ya tenían fe. Entonces uno puede tener fe sin estar seguro de su salvación.

Segundo, Dios nos dice que la fe significa recibir a Cristo: “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios.” (Jn.1:12) Satanás quiere que los creyentes piensen que la fe significa siempre estar seguros y nunca dudar de que Dios les ame y de que su destino es el cielo. La verdad es que puede existir la fe verdadera aún cuando haya muchas dudas. Por ejemplo, Mateo 14:31 dice: “Hombre de poca fe, ¿Por qué dudaste?” Una persona puede creer verdaderamente y no obstante a veces dudar. Este fue el caso de Pedro; creía, tenía fe y sin embargo dudaba.

Tercero, la seguridad es un efecto o un fruto de la fe; por lo tanto no debe confundirse con la fe misma. Estar seguros de que somos cristianos, no es la misma cosa que creer en Cristo. La fe es lo que viene primero y la seguridad viene después. La fe no puede perderse, la seguridad sí.

La tercera táctica del diablo para lograr que los creyentes duden, se depriman y se sientan miserables e inútiles: Que juzguen equivocadamente la providencia divina. Satanás quiere que los creyentes piensen que Dios está en su contra y que les está tratando duramente. Satanás quiere que crean que debido a que su vida resulta difícil, Dios no les ama. Oran y le piden a Dios algo, pero no les contesta o les responde negativamente. Esperan recibir algo bueno, pero terminan siendo desilusionados y se sienten defraudados. Se esfuerzan para obedecer a Dios pero luego sus sueños son frustrados. Entonces comienzan a pensar que Dios no se preocupa por ellos. En tales circunstancias los creyentes deben recordar lo siguiente:

Primero, que muchas cosas pueden estar en contra de sus deseos y de sus sueños sin estar en contra de su bien. ¿Siempre recibieron lo que querían Abraham, Moisés, Pablo, Jonás? No. Se encontraron con muchas circunstancias providenciales contrarias a sus deseos, pero no en contra de su bien espiritual. La providencia puede obrar contra de nuestros deseos, pero nunca en contra de nuestro bien.

Segundo, la mano de Dios puede estar en contra de una persona, al mismo tiempo que su amor y su corazón están a su favor. La mano de Dios parecía estar muy en contra de Job, cuando en realidad Dios le amaba mucho. El amor de Dios por los creyentes no cambia aún y cuando su providencia parezca estar en su contra.

Tercero, las cosas difíciles que sobrevienen a los creyentes en la providencia de Dios tienen un buen propósito. (Rom.8:28) Todas las circunstancias extrañas, oscuras, dolorosas en que los creyentes llegan a encontrarse, siempre les adelantan en su camino hacia al cielo, en su peregrinaje hacia la felicidad. Cuando Dios está obrando en la vida de un creyente, las cosas difíciles y duras siempre le conducen a bendiciones y a la prosperidad espiritual. José tuvo una vida dura cuando fue vendido como esclavo y cuando fue encarcelado, pero después fue usado por Dios para salvar a su familia. La vida puede ser confusa y a veces muy dura para los creyentes; pero la Biblia enseña que en todas estas cosas Dios nunca está obrando en su contra, sino para su bien y el bien de otros.

Dios se preocupa por su pueblo. Por lo tanto, los creyentes no deben permitir que satanás les haga amargarse o dudar del amor de Dios.

sábado, 30 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

 Capítulo 11

Ahora, vamos a fijar nuestra atención en otros dos métodos usados por el diablo para desanimar a los creyentes en su servicio para el Señor:

1-            Satanás tratará de llenar su mente con malos pensamientos o aún con pensamientos sucios. Esto lo hace frecuentemente cuando los creyentes están tratando de orar, leer sus Biblias o pensar en Dios.

2-            El diablo tratará de lograr que se sientan satisfechos con su vida cristiana a fin de que ya no se preocupen por su crecimiento espiritual.

Con el primer método, satanás ha logrado desanimar a muchos en su servicio al Señor. Con esta persuasión muchos han sido estorbados en sus oraciones, en su estudio de la Palabra, porque siempre se sienten distraídos. Aún llegan a sentirse frustrados, pierden su gozo y se sienten inútiles en el servicio de Dios, todo por causa de los vanos pensamientos que el diablo pone en sus mentes. ¿Qué pueden hacer los creyentes cuando les es difícil orar, leer sus Biblias a consecuencia de estos ataques?

Primero, los creyentes deben esforzarse en ser más afectados por la grandeza de Dios, su santidad, su majestad y su gloria. Cuando los creyentes tienen pensamientos superficiales y pequeños acerca de Dios, satanás puede distraerlos fácilmente. Cuando comienzan a comprender mejor su omnipotencia, su pureza, su grandeza, entonces los pensamientos vanos pierden mucho de su poder. Una visión de la perfección de Dios, su omnipotencia, su omnisciencia, su omnipresencia, su santidad, ayudará mucho para acabar con los pensamientos vanos. Entre más que nuestra mente esté llena con pensamientos de Dios, seremos menos afectados con los pensamientos del diablo. Filipenses 4:8 dice, “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

Segundo, los creyentes pueden superar esta tentación perseverando en la oración, la lectura de la Biblia y en sus pensamientos acerca de Dios. Muchos creyentes han descubierto que satanás les deja en paz cuando perseveran en ello. Cuando el diablo se da cuenta que esta táctica hace que los creyentes busquen a Dios con más empeño, entonces se da por vencido. Cuando Jesús resistió a satanás en el desierto, entonces éste le dejó. Si los creyentes perseveran en buscar a Dios a pesar de todos los intentos del diablo por distraerles, entonces también el diablo huirá de ellos. “Resistid al diablo y huirá de vosotros.” (Stgo.4:7)

Tercero, debemos recordar de que los pensamientos vanos, necios, y blasfemos no son pecados, siempre y cuando no sean bienvenidos y atesorados, sino rechazados y mortificados. En otras palabras, no debemos hacer caso de tales pensamientos. Hay muchos pensamientos que molestan e inquietan a los creyentes, pero tales pensamientos no son pecaminosos si los creyentes no permiten que se aniden en sus mentes. Tales pensamientos llegan a ser pecado cuando son recibidos y abrigados en la mente de los creyentes.

Cuarto, el hecho de resistir tales pensamientos, de lamentarlos y tratar de acabar con ellos, es una evidencia fuerte de que la gracia de Dios está obrando en uno. (Sal 139:23-24) Es un buen signo cuando uno quiere llevar cautivos sus pensamientos en obediencia a Cristo. (2 Cor.10:4-5) Los pensamientos pecaminosos afectan la vida, pues frecuentemente conducen a actos pecaminosos. Por lo tanto los creyentes deben pelear contra los pensamientos vanos y pecaminosos. Mientras que velemos y estemos constantes en resistirlos y ahuyentarlos no nos harán daño.

Quinto, los creyentes pueden alejarse de los pensamientos vanos siendo llenos con las cosas espirituales y celestiales. (Col.3:1-2) Pablo habla en Efesios de la necesidad de ser llenos del Espíritu y aún desea que todos los creyentes sean llenos de toda la plenitud de Dios. (Ef.3:19) Entre más nos llenemos de pensamientos espirituales y celestiales, menos lugar tendremos para los malos pensamientos.

Sexto, es necesario que los creyentes crezcan en su amor por las cosas santas. Inevitablemente pensamos más acerca de lo que más amamos. “¡Cuanto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.” (Sal 119:97) El salmista amaba la palabra de Dios, por lo tanto ella era su meditación todo el tiempo. Si solo amáramos más la santidad, pensaríamos más en ella.

Séptimo, si los creyentes no quieren ser distraídos por los pensamientos vanos, no deben enredarse demasiado en las actividades de este mundo. El exceso de asuntos mundanos solo llenará sus mentes con ansiedad y afán. Sus mentes se llenarán constantemente de preocupaciones, aun cuando estén buscando las cosas de Dios. Los creyentes deben luchar por librar sus mentes de las ansiedades acerca de esta vida y fijar sus pensamientos en la grandeza y la gloria de Dios. Entonces satanás no los distraerá tan fácilmente con pensamientos indignos.

Ahora veamos la segunda táctica usada por el diablo para impedir a los creyentes en su servicio a Dios. Les hace sentir satisfechos con sus oraciones, con la lectura de la Biblia, con su servicio cristiano, y pronto comienzan a sentir que pueden relajarse un poco y ya no esforzarse tanto. Ante esta artimaña, los creyentes deben recordar cuatro hechos importantes:

Primero, todo lo que los creyentes hacen y todo lo que harán es imperfecto. Hay pecado en todo lo que hacen. Aún sus oraciones, las lecturas de la Palabra y todas las demás actividades cristianas que hacen están manchadas por su debilidad y su pecado. Los creyentes no tienen motivo alguno para enorgullecerse. Podemos decir como el profeta dijo, que todas nuestras obras de justicia son como trapos de inmundicia. (Isa.64:6)

Segundo, los creyentes no son salvos por sus obras, sus oraciones o su servicio cristiano, sino solo por lo que Cristo hizo por ellos. Tienen que confiar solo en Cristo para que sean salvos del pecado.

Tercero, la confianza en nuestras actividades religiosas es un enorme pecado que terminará por destruirnos. (Fil.3:3-9)

        Cuarto, no debemos olvidar lo que nuestro Señor dijo: “Cuando hubierais hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.” (Luc.17:10)

viernes, 29 de marzo de 2024

Las 7 últimas palabras de Jesús desde la cruz explicadas - Colin Smith

 

Muchas personas que creen que Jesús murió en la cruz y resucitó no sienten que Dios los ama. Quizás puedas identificarte con eso. Ya sabes lo de la cruz. Sabes que Jesús sufrió y murió allí. Pero no es obvio para ti cómo es esto el amor.

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

 

Capítulo 10

E

xiste otro método del diablo para impedir el servicio de los creyentes, consiste en hacerles pensar que hay un número pequeño de personas que sirven a Cristo y que esas personas son los menos importantes, los de menos influencia y los más pobres de todos. Satanás les dirá, “Seguro que no quieren malgastar su vida en medio de un pueblo como éste, sin poder, sin influencia, ignorantes y pobres. No vale la pena obedecer a Dios si su pueblo es así.” ¿Cómo deben reaccionar los creyentes cuando el diablo les habla de esta manera?

Primero, deben recordar que aunque satanás les llame pobres a los seguidores de Cristo, y aunque sean pobres en cuanto a los bienes del mundo, en realidad son los más ricos. No ricos en cuanto al dinero o en cuanto a bienes, sino ricos en las bendiciones de Dios. Santiago, hablando de este asunto escribió: “Hermanos míos amados oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?” (Stg.2:5) Estos pocos y pobres e insignificantes cristianos -como satanás les llamaría-, en verdad son los más ricos y poderosos del mundo. Aunque tengan poco en sus manos, poseen mucho en sus esperanzas. Aunque casi no tengan nada ahora, son los herederos del glorioso reino de Dios.

Los creyentes también deben recordar que a lo largo de la historia humana, algunos de los creyentes han sido ricos y famosos. Por ejemplo Abraham y Job son dos casos de creyentes que eran ricos en bienes materiales. Entonces satanás no tiene razón en decir que todos los creyentes siempre han sido pobres. Algunos creyentes son ricos en bienes de este mundo y todos son ricos en bendiciones espirituales.

Las bendiciones espirituales son más grandes que todas las riquezas terrenales de todos los inconversos en el mundo. El creyente más pobre con bendiciones espirituales, posee más que la persona más rica de la tierra sin ellas. Las bendiciones espirituales satisfacen cuando las bendiciones materiales no pueden hacerlo. Jesús habló de las bendiciones espirituales como agua viva: “Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Jn.4:14) Los creyentes tienen bendiciones perdurables que nunca les podrán ser quitadas. Las bendiciones de los creyentes les acompañan en todo tiempo: en la prisión, en el tiempo de la enfermedad, a la hora de la muerte y en la eternidad. Ningunas riquezas terrenales pueden hacer esto. ¿Quién es realmente pobre? ¿El así llamado “pobre” creyente o el inconverso más rico de la tierra?

Satanás está ocultando parte de la verdad cuando dice que solo hay creyentes pobres en el mundo. Aunque parezca que es así, la realidad es otra. El número total de creyentes en el mundo es muy grande. Y el número de creyentes que ha existido a lo largo de la historia es también cuantioso. Apocalipsis 7:9 dice que el apóstol Juan vio “una gran multitud la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y de la presencia del cordero.” Aunque puede ser que muchos creyentes viven en lugares donde existen pocos cristianos y muchos de ellos son pobres y humildes, no siempre es así. El día vendrá pronto cuando estos creyentes pobres y humildes brillarán como el sol. Pablo escribió acerca de cómo Dios levantó a los creyentes y los hizo sentar en los lugares celestiales. (Ef.2:6) Algún día Dios mostrará al mundo qué tan bendito es su pueblo. Entonces los ricos de la tierra envidiarán a los creyentes que antes juzgaron como pobres.

jueves, 28 de marzo de 2024

La doble obediencia de Cristo - Gregory K. Beale



Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

Capítulo 9

Ahora vamos a pensar en otras dos maneras en que el diablo procura apartar a los creyentes de su servicio a Dios.

1

Les hará pensar qué tan difícil es seguir a Cristo; les dirá que es difícil orar, es difícil pensar constantemente en las cosas espirituales, que es difícil tener comunión con los otros creyentes, difícil obedecer, etc.

El primer remedio contra tal maquinación es el pensar más en la necesidad de servir a Cristo, que en las dificultades que tendrán al servirle. Los creyentes deben servir a Cristo para mostrarle su agradecimiento. Los creyentes necesitan crecer en santidad para poder vencer el pecado. Necesitan ser obedientes a Dios para poder hacer su obra en este mundo. Los cristianos necesitan seguir a Cristo para que el propósito de Dios sea cumplido en sus vidas. No hay duda que los creyentes se enfrentarán con problemas y dificultades al seguir a Cristo, pero los verdaderos hijos de Dios toman esta responsabilidad, aún a sabiendas de los problemas que puedan sobrevenirles.

Segundo remedio, los creyentes deben recordar, que si realmente quieren servir a Cristo, Él les ayudará tanto que no les será difícil. Quizás en un principio no les parezca fácil, pero mientras que van haciendo la voluntad de Dios, descubrirán que experimentan gran gozo al realizarla. Mientras se sirve a Dios, uno encuentra en forma personal que Dios le está apoyando, le fortalece, le anima y le guía a través del camino más difícil. Podemos ver en la Biblia cómo las personas se reían de Nehemías y de los demás judíos que pretendían levantar nuevamente los muros de Jerusalén. Sin embargo, Nehemías contaba con la fortaleza de Dios como su ayuda. Nehemías 2:20 dice: “El Dios de los cielos, Él nos prosperará, y nosotros sus siervos levantaremos y edificaremos...” También Isaías dijo respecto a Dios: “Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos...” (Isa.64:5)

También los creyentes necesitan pensar mucho acerca de las dificultades que Cristo mismo sufrió, de cómo Él nunca huyó del sufrimiento. Soportó los peores ultrajes en cuerpo y alma para el bienestar espiritual de nosotros, para nuestro bien eterno. En Isaías 50:6 Cristo dice: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba, no escondí mi rostro de las injurias y los esputos.” Cristo soportó la ira del Padre, la carga de nuestros pecados, la malicia de satanás y el aborrecimiento del mundo. Puesto que Cristo sufrió tanto por nosotros, debemos obedecerle y vivir para Él, aun cuando esto signifique que tengamos que sufrir en alguna forma. Los creyentes deben darse cuenta de que servir a Cristo es difícil sólo para su viejo hombre, los remanentes de su naturaleza caída. Todos los creyentes están obligados a despojarse del viejo hombre y de la pasada manera de vivir y a vestirse del nuevo hombre. (Ef.4:22-23) El nuevo hombre se goza de seguir a Cristo, es a su naturaleza pecaminosa a quien no le gusta servir a Dios. En Romanos 7:22 el apóstol Pablo dice: “Según el hombre interior (el nuevo hombre) me deleito en la ley de Dios.” Para la nueva criatura el yugo de Cristo es fácil y ligera su carga. (Mat.11:30) Para el nuevo hombre los mandamientos de Dios no son gravosos, sino causa de gozo. Todos los creyentes saben que ésta es la verdad, y hay algo en su interior que les hace disfrutar agradando a Dios.

Finalmente, hay recompensas en el futuro. Hay grandes galardones para aquellos que a pesar de sus dificultades siguen a Cristo fielmente. El cielo recompensará todo. En el libro de Hebreos leemos de la fe de Moisés que tuvo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que por los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón. (Heb.11:26)

Además, hay recompensas en esta vida para aquellos que siguen a Cristo a pesar de las dificultades. El Salmo 19:11 dice que en guardar los mandamientos hay grande galardón. Cuán necios son los creyentes que permiten que satanás les robe este grande galardón.

 

2

- Satanás puede usar otro método para conseguir que los creyentes no sirvan a Dios. Puede tratar de que piensen equivocadamente acerca de lo que Cristo ha hecho en pro de ellos. Les sugerirá que puesto que Cristo ha hecho todo para su pueblo, les ha perdonado, les ha justificado, ha garantizado su llegada al cielo, entonces no hay nada que hacer salvo estar gozosos y festejar. Satanás desea que piensen que, puesto que Cristo ha sido castigado como su sustituto y puesto que Cristo está en el cielo preparando un lugar para ellos, entonces no hay necesidad de orar, de arrepentirse, de estudiar la Palabra, de reunirse con otros creyentes. En fin, puesto que Cristo nos ha salvado, no hay necesidad de que le sirvamos.

            Al hacer estas sugerencias, satanás está tomando una parte de la verdad y convirtiéndola en una mentira. Es cierto que si no fuera por la obra salvadora de Cristo, no habría ningún creyente. Sin embargo, ser un cristiano incluye más que el mero recibir lo que Cristo ha hecho. La Biblia dice: “Ya no sois vuestros, porque habéis sido comprados por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y vuestro espíritu los cuales son de Dios.” (1Cor.6:19-20) Los creyentes pertenecen a Cristo. Le pertenecen a fin de que hagan su voluntad motivados por agradecimiento y amor a Él. Entonces satanás miente cuando sugiere que una vez que hemos sido salvados por Cristo, ya no es necesario servirle.

La verdad es que lo que Cristo ha hecho y continúa haciendo por los creyentes constituye el motivo más fuerte para servirle. Cristo les ha librado del poder dominante del pecado, de la ira de Dios, de la amargura de la muerte, de los sufrimientos del infierno. Por lo tanto le deben servir gozosos y con mucha gratitud. Pablo dijo a Tito que “Cristo Jesús se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras”. (Ti.2:14) El hecho de que Cristo se haya dado a sí mismo por los creyentes debe estimularles a ser celosos de hacer el bien. Esta es la razón de porque los creyentes verdaderos siempre han sido muy activos en el servicio de Cristo. Por otra parte si no quieren servir a Dios deben cuestionarse si en verdad son creyentes. El apóstol Juan escribió: “El que dice que le ha conocido y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él.” (1Jn.2:4) Una vez más tenemos que ver la artimaña de satanás: La persona salva no es negligente en el servicio de su Salvador.

martes, 26 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

Capítulo 8

Trataremos en este capítulo con dos métodos usados por el engañador para inhabilitar y disminuir la eficacia del testimonio de los creyentes:

1-         

 

Satanás tratará de lograr que este mundo aparezca tan atractivo para los creyentes que comiencen a olvidarse del propósito de Dios para sus vidas.

2-         

 

El diablo les dirá a los creyentes que el vivir la vida cristiana solo les traerá peligros, sufrimientos y pérdidas.

 

Muchos han sido afectados por el primer método mencionado. Por un tiempo fueron fieles seguidores de Cristo, hasta que satanás logró que el mundo les resultara más atractivo que Cristo Jesús. Paulatinamente fueron atraídos cada vez más hacia el mundo, volviéndose fríos, indiferentes e incapacitados para las cosas espirituales. Aquellos que se sienten tentados de esta manera deben fijarse en los siguientes remedios:

Æ   Primero, nada de lo que este mundo nos ofrece tiene poder para protegernos del mal o para garantizarnos el sumo bien. Por ejemplo, todo el dinero del mundo no puede curar a nadie de una enfermedad. El poder y la fama no pueden garantizar la felicidad de una persona. El poder, la influencia y el dinero no pueden ayudar en los tiempos de necesidad espiritual. Debemos pensar mucho acerca de la debilidad y la impotencia de todas las cosas terrenales. ¿Porque permitirán los creyentes que tales cosas les roben las bendiciones espirituales?

Æ   Segundo, todo lo que hay en este mundo es vacío y sin valor en sí mismo. El libro de Eclesiastés comienza declarando este hecho: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?” (Ecl.1:3) La respuesta es clara: La gente no gana nada de valor permanente en este mundo.

Æ   Tercero, todas las cosas en esta vida son inciertas, inconstantes y sujetas a cambio. Por ejemplo las riquezas son inseguras. Pablo dice: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo.” (1Tim.6:17)

Æ   Cuarto, todas las cosas que parecen tan atractivas en este mundo en realidad son dañinas y peligrosas a causa de nuestra propia corrupción. El Salmo 30:6 dice: “Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido.” Cristo dijo que el engaño de las riquezas ahoga la palabra y la hace infructuosa. Cuando los israelitas gozaban de prosperidad, se rebelaron contra Dios. Hay un peligro enorme en la prosperidad: el peligro de contentarnos con el mundo presente, el peligro de aceptar lo que el mundo nos ofrece a cambio de nuestras almas.

Æ   Quinto, todos los placeres de este mundo están mezclados con problemas y preocupaciones. No hay éxito en este mundo que esté separado de la ansiedad y la preocupación. La tristeza acompaña el gozo mundano, el peligro acompaña la seguridad mundana, las pérdidas acompañan los valores del mundo y las lágrimas acompañan los ídolos mundanos.

Æ   Sexto, la Biblia enseña que los creyentes deben apegarse firmemente a las cosas eternas e inmutables, en vez de las cosas pasajeras de este mundo. Los creyentes del Antiguo Testamento tenían una fe en Dios que les hizo anhelar una mejor patria, la celestial. (Heb.11:16) Aquellos creyentes querían lo mejor. Buscaban la vida celestial y dejaron todo lo que en otro tiempo les parecía tan atractivo de esta vida terrenal. Así deben actuar los creyentes ahora; deben vivir más a la luz de la gloria venidera y así tener más gozo en esta vida, paz en la hora de la muerte, y una corona de justicia cuando Cristo aparezca.

Æ   Séptimo, la verdadera felicidad no se encuentra en el disfrute de las cosas de esta vida. La verdadera felicidad es tan grande y gloriosa que se puede encontrar solamente en Dios. Aunque los hombres disfruten de muchas cosas en el presente, sin Dios serán miserables para siempre. La felicidad no se encuentra en las cosas que no satisfacen el alma. Solamente el conocimiento de Dios puede satisfacernos.

Æ   Octavo, el alma del hombre tiene más valor que todo el mundo. Los hombres fueron creados para algo mucho más grande que todo lo que está en este mundo. Fueron hechos para conocer a Dios, conocer a Cristo, y gozar de la presencia de Dios para toda la eternidad. Los creyentes no deben dejarse desviar del servicio a Dios por las artimañas del diablo. No deben creerle cuando les dice que la felicidad en este mundo es la experiencia más importante.

Veamos el segundo método, en este capítulo: satanás trata de impedir que los creyentes sirvan a Cristo diciéndoles que la vida cristiana solo conduce a pérdidas, tristezas y sufrimiento. Satanás trata de lograr que teman los problemas que surgirán como resultado de seguir a Cristo. Cuando satanás tienta a los creyentes de este modo, deben pensar que ningún problema que pueda sobrevenir por seguir a Cristo les hará daño en forma permanente. Nada les podrá quitar la presencia de Dios, el favor de Dios, el perdón de pecados, el gozo del Espíritu Santo y la paz de Dios en sus conciencias. Los creyentes tentados de esta forma deben pensar en los peligros que les vendrán en esta vida y los peligros espirituales y eternos que correrán si no siguen a Cristo. “¿Como escaparemos nosotros si tuviéramos en poco una salvación tan grande?” (Heb.2:3) Los creyentes sufrirán mucho más si descuidan los mandamientos de Dios que si obedecen lo que Dios les manda. Siempre debemos tomar en cuenta que los creyentes sufrirán más por desobedecer los mandamientos de Dios, que lo que pudiesen sufrir obedeciendo. Además, los creyentes deben recordar que los problemas que les son enviados por Dios, son una forma de guardarlos de problemas mayores. Frecuentemente los problemas que han sufrido les han servido como protección para evitar peligros más grandes: por ejemplo, el orgullo, la frialdad espiritual, la indiferencia, la negligencia, la amargura, el amor del mundo, etc. Otra cosa que es necesario recordar es que al vivir una vida santa y servir a Dios, los creyentes ganarán mucho más de lo que pudieran perder. El apóstol Pablo dijo a Timoteo que la piedad con contentamiento es gran ganancia. (1Tim.6:6) Hay gozo, paz, y contentamiento en servir a Dios los cuales no pueden encontrarse en ninguna otra manera. Por lo tanto, los creyentes no deben permitir que los problemas que surgen les impidan servir a Dios o seguir a Cristo. Una vida piadosa tiene más valor permanente de bendición que cualquier otra cosa.

lunes, 25 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)

 Capítulo 7

En este capítulo trataremos con otras dos maneras en que satanás tienta a los creyentes a pecar.

1. Les hará fijarse en otras personas que son peores pecadores que ellos, y argumentará que por lo tanto él/ella no están en peligro.

2. Satanás les hará pensar que el cristianismo tiene errores y que la Biblia está equivocada en algunas cosas.

Vamos a tratar con estos dos métodos usados por el diablo:

1. Satanás quiere que los creyentes piensen como aquel fariseo que oraba y dijo: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros...” (Luc.18:11) Esta actitud no es honesta y es una prueba de que uno es un hipócrita. Los cristianos deben examinar sus propias vidas en primer lugar para ver el pecado que hay, antes de ver a los pecados de otros. (Mat.7:3-4) Los creyentes no deben compararse con otras personas, más bien deben compararse con la Biblia, con las normas divinas para su vida. Los creyentes siempre deben recordar que todos los que no se arrepienten del pecado sufrirán en el infierno. Los pecados grandes recibirán mayor castigo que los menores en el infierno. ¿Cómo ayudará a los perdidos el hecho de saber que los sufrimientos de unos serán mayores que los de otros? La triste realidad es que los castigos del infierno aunque sean mayores o menores, durarán para siempre. Entonces nadie debe creer a satanás cuando dice que sus pecados no son tan grandes ni tan graves como los de otros y que por lo tanto no debe preocuparse.

2. Satanás trata de persuadir a los creyentes a no tomar el cristianismo muy en serio. Les dirá que la Biblia está llena de errores, que las narraciones de la Biblia solo sirven para darnos una idea de lo que sucedió y nada más. Satanás les dirá que pueden hacer lo que su propia naturaleza les indique, sin preocuparse acerca de lo que la Biblia dice del pecado. Les dirá que ahora ya no están bajo ninguna ley, sino la del Espíritu y la libertad. Estos errores y otros muchos serán usados por el diablo para confundir, distraer y desorientar a los creyentes.

La meta del diablo en todo esto no es la de ayudar a los creyentes a pensar mejor, sino es la de confundirlos y lograr que pequen. Satanás les sugerirá que se están volviendo muy sabios y avanzados en su manera de pensar, cuando en realidad su meta es lograr que caigan en el pecado. El propósito de Dios es muy diferente: Dios se opone no solo a que hagamos el mal, sino también a que lo pensemos. Romanos 1:28 dice: “Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen.” Muchas personas piensan equivocadamente y terminan haciendo cosas que no convienen . Este texto nos habla del juicio de Dios que vino sobre los pueblos gentiles de la antigüedad. Creo que en la actualidad Dios está castigando a muchos al entregarlos a errores que arruinarán sus almas.

Por lo tanto los creyentes deben recordar que la verdad de la Palabra de Dios debe ser incorporada en cada aspecto de sus vidas. No basta recibir la verdad solo en la mente; es necesario amarla y aplicarla a todo lo que decimos y hacemos. Solamente así podremos pensar correctamente, tomar decisiones sabias y librarnos de los caminos necios y vanos en los que tantos caen. Todo error significará a la postre solo pérdida para los creyentes. Solamente los que reciben y aman la verdad en sus corazones gozarán de un sano juicio y un pensamiento claro. Los que resisten la verdad de Dios están en peligro de ser entregados al error. “Por cuanto no recibieron el amor a la verdad... por eso Dios les envía un poder engañoso para que crean la mentira” (2 Tes.2:10-11)

Las ideas equivocadas o erróneas que satanás desea que los creyentes crean, solamente les harán daño. Pablo dice a los creyentes que Dios les ha dado el fundamento verdadero para una correcta manera de vivir y de pensar. El fundamento es Cristo mismo. (1 Cor.3:11-15) Si edifican o si construyen sobre este fundamento cosas equivocadas, ideas erróneas, al final todo esto será quemado. Solamente la verdad de Dios durará para siempre. Cuan necio es malgastar el tiempo creyendo o sosteniendo ideas erróneas solo para encontrar que al final todo fue un esfuerzo infructuoso. Todas las enseñanzas que conducen a una vida pecaminosa deben ser rechazadas. Pablo dijo que los pastores de las iglesias deben ser retenedores fieles del mensaje de la verdad a fin de poder ayudar a los que están equivocados y convencerlos de sus errores. (Ti.1:9) Dios ha dado a su pueblo su verdad, a fin de que puedan ser guiados, protegidos y guardados del error. Por lo tanto, los creyentes deben recibir la verdad con mansedumbre. Dios concede su gracia a los humildes, es decir, a aquellos que han dejado aparte sus propias ideas para ser llenos de la verdad divina.

domingo, 24 de marzo de 2024

¿En qué se parece el domingo de ramos al evangelio de la prosperidad? NATHAN DÍAZ


Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)

 
Capítulo 6

Satanás conduce a los creyentes al pecado haciéndoles ver que los que tratan de santificarse sufren mucha oposición y dificultades. Les dice que mientras los pecadores gozan de la “buena vida”, los que dan la espalda al pecado solo experimentan tristezas y problemas. Satanás les insiste en que por ser justos y santos tendrán problemas. El susurro del enemigo es que es mucho mejor vivir en una forma que no les ocasione tantos conflictos y que los pecadores no sufren como los piadosos.

¿Cómo deben reaccionar, y qué deben pensar los creyentes cuando satanás les inquieta con estas ideas?

P

rimero, deben recordar que todos los problemas que los hijos de Dios tienen serán usados para su bien. Dios nunca envía aflicciones a su pueblo sin un buen propósito, aunque al momento no sea posible verlo. En seguida mencionaré algunos de los efectos que vienen a los piadosos como consecuencia de la aflicción: Aprenden la maldad del pecado; el sufrimiento les hace dar la espalda al pecado; el sufrimiento les hace tener cuidado del pecado en el futuro. El niño que se ha quemado teme al fuego. Las aflicciones nos ayudan a mortificar el pecado. Las aflicciones son el crisol donde Dios purifica las impurezas de su pueblo. Dios disciplina, corrige y enseña a los creyentes para su bien, a fin de que participen de su santidad. (Heb.12:10- 11) Aunque la disciplina divina sea al momento dolorosa, produce la piedad y trae muchas bendiciones a los creyentes. Dios está entrenando a su pueblo: Haciendo que estén en una buena y saludable condición espiritual, el sufrimiento es una parte de este entrenamiento. El sufrimiento les hace humildes y sensibles a la enseñanza del Espíritu Santo. El sufrimiento les hace acercarse a Dios y orar en una forma más intensa y sincera. El salmista dijo: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba, más ahora guardo tu palabra.” (Sal.119:67) También el sufrimiento fortalece a los creyentes. Crecen más fuertes en su amor a Dios y hacia su pueblo; crecen más fuertes en fe, esperanza y gozo.

S

egundo, los creyentes deben recordar lo que es más importante, que sus problemas no pueden cambiar el hecho de que Dios les ama. Las aflicciones pueden resultar en sufrimientos del cuerpo y la mente y aún perder la vida, pero no los pueden separar del amor de Dios.

T

ercero, los creyentes deben recordar que sus problemas son en realidad pasajeros y de corta duración. “Por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, en la mañana vendrá la alegría.” (Sal. 30:5) En realidad hay muy corto tiempo entre el conocer de la gracia de Dios en la tierra y el gozarse de la gloria de Dios en el cielo. “Porque aún un poquito y el que ha de venir vendrá y no tardará.” (Heb.10:36-37) Este breve tiempo de sufrimiento terminará pronto y los creyentes estarán con Cristo para siempre. Este tiempo de tormenta es el preludio de la calma eterna.

C

uarto, los creyentes deben recordar que los problemas que les acontecen provienen del gran amor que Dios tiene para ellos. El Señor Jesús dijo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo.” (Apo. 3:19) Dios está preparando a los creyentes para el cielo, y a veces está preparación resulta dolorosa. Sin embargo, el hecho de que Dios está procurando que estén preparados para el cielo, es prueba de que les ama grandemente.

Q

uinto, los creyentes deben medir las aflicciones por su resultado espiritual y no por el dolor que ocasionan. Es necesario que veamos el propósito de Dios en nuestros sufrimientos. José sufrió en Egipto y fue encarcelado injustamente. No obstante el propósito de Dios fue que por medio de José se salvara su familia. Del mismo modo, David fue rodeado de enemigos y estuvo en peligro constante al principio de su carrera. Sin embargo, llegó a ser rey y fue honrado por su pueblo. En ambos casos fue el sufrimiento lo que condujo al cumplimiento del propósito de Dios. Esto nos enseña que los creyentes deben juzgar sus sufrimientos no por el dolor que producen, sino por sus resultados espirituales.

S

exto, el propósito de Dios en las aflicciones nunca es para dañar o desesperar a los creyentes. Dios no quiere quebrantarlos o arruinarlos con la tristeza. Dios quiere probarlos y fortalecerlos, su pensamiento nunca es destruirlos. Moisés les recordaba a los israelitas de este punto: “Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” (Deut.8:2) “Para probarte”, ese fue el propósito de Dios, no para quebrantar o destruir.

Finalmente, los creyentes siempre deben recordar que las tristezas y las miserias que acompañan al pecado siempre son más grandes y pesadas que la tristeza que a veces acompaña a la santidad y a la piedad. La tristeza que el pecado acarrea no tiene nada bueno del todo. No tiene ninguna esperanza ni ningún buen propósito. Isaías dijo: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz dijo mi Dios para los impíos.” (Isa.27:20-21) La tristeza que viene del pecado solo conduce a lo que es temible y terrible, es decir, el enojo justo y santo de Dios y su ira.