Versículo para hoy:

sábado, 30 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

 Capítulo 11

Ahora, vamos a fijar nuestra atención en otros dos métodos usados por el diablo para desanimar a los creyentes en su servicio para el Señor:

1-            Satanás tratará de llenar su mente con malos pensamientos o aún con pensamientos sucios. Esto lo hace frecuentemente cuando los creyentes están tratando de orar, leer sus Biblias o pensar en Dios.

2-            El diablo tratará de lograr que se sientan satisfechos con su vida cristiana a fin de que ya no se preocupen por su crecimiento espiritual.

Con el primer método, satanás ha logrado desanimar a muchos en su servicio al Señor. Con esta persuasión muchos han sido estorbados en sus oraciones, en su estudio de la Palabra, porque siempre se sienten distraídos. Aún llegan a sentirse frustrados, pierden su gozo y se sienten inútiles en el servicio de Dios, todo por causa de los vanos pensamientos que el diablo pone en sus mentes. ¿Qué pueden hacer los creyentes cuando les es difícil orar, leer sus Biblias a consecuencia de estos ataques?

Primero, los creyentes deben esforzarse en ser más afectados por la grandeza de Dios, su santidad, su majestad y su gloria. Cuando los creyentes tienen pensamientos superficiales y pequeños acerca de Dios, satanás puede distraerlos fácilmente. Cuando comienzan a comprender mejor su omnipotencia, su pureza, su grandeza, entonces los pensamientos vanos pierden mucho de su poder. Una visión de la perfección de Dios, su omnipotencia, su omnisciencia, su omnipresencia, su santidad, ayudará mucho para acabar con los pensamientos vanos. Entre más que nuestra mente esté llena con pensamientos de Dios, seremos menos afectados con los pensamientos del diablo. Filipenses 4:8 dice, “Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

Segundo, los creyentes pueden superar esta tentación perseverando en la oración, la lectura de la Biblia y en sus pensamientos acerca de Dios. Muchos creyentes han descubierto que satanás les deja en paz cuando perseveran en ello. Cuando el diablo se da cuenta que esta táctica hace que los creyentes busquen a Dios con más empeño, entonces se da por vencido. Cuando Jesús resistió a satanás en el desierto, entonces éste le dejó. Si los creyentes perseveran en buscar a Dios a pesar de todos los intentos del diablo por distraerles, entonces también el diablo huirá de ellos. “Resistid al diablo y huirá de vosotros.” (Stgo.4:7)

Tercero, debemos recordar de que los pensamientos vanos, necios, y blasfemos no son pecados, siempre y cuando no sean bienvenidos y atesorados, sino rechazados y mortificados. En otras palabras, no debemos hacer caso de tales pensamientos. Hay muchos pensamientos que molestan e inquietan a los creyentes, pero tales pensamientos no son pecaminosos si los creyentes no permiten que se aniden en sus mentes. Tales pensamientos llegan a ser pecado cuando son recibidos y abrigados en la mente de los creyentes.

Cuarto, el hecho de resistir tales pensamientos, de lamentarlos y tratar de acabar con ellos, es una evidencia fuerte de que la gracia de Dios está obrando en uno. (Sal 139:23-24) Es un buen signo cuando uno quiere llevar cautivos sus pensamientos en obediencia a Cristo. (2 Cor.10:4-5) Los pensamientos pecaminosos afectan la vida, pues frecuentemente conducen a actos pecaminosos. Por lo tanto los creyentes deben pelear contra los pensamientos vanos y pecaminosos. Mientras que velemos y estemos constantes en resistirlos y ahuyentarlos no nos harán daño.

Quinto, los creyentes pueden alejarse de los pensamientos vanos siendo llenos con las cosas espirituales y celestiales. (Col.3:1-2) Pablo habla en Efesios de la necesidad de ser llenos del Espíritu y aún desea que todos los creyentes sean llenos de toda la plenitud de Dios. (Ef.3:19) Entre más nos llenemos de pensamientos espirituales y celestiales, menos lugar tendremos para los malos pensamientos.

Sexto, es necesario que los creyentes crezcan en su amor por las cosas santas. Inevitablemente pensamos más acerca de lo que más amamos. “¡Cuanto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.” (Sal 119:97) El salmista amaba la palabra de Dios, por lo tanto ella era su meditación todo el tiempo. Si solo amáramos más la santidad, pensaríamos más en ella.

Séptimo, si los creyentes no quieren ser distraídos por los pensamientos vanos, no deben enredarse demasiado en las actividades de este mundo. El exceso de asuntos mundanos solo llenará sus mentes con ansiedad y afán. Sus mentes se llenarán constantemente de preocupaciones, aun cuando estén buscando las cosas de Dios. Los creyentes deben luchar por librar sus mentes de las ansiedades acerca de esta vida y fijar sus pensamientos en la grandeza y la gloria de Dios. Entonces satanás no los distraerá tan fácilmente con pensamientos indignos.

Ahora veamos la segunda táctica usada por el diablo para impedir a los creyentes en su servicio a Dios. Les hace sentir satisfechos con sus oraciones, con la lectura de la Biblia, con su servicio cristiano, y pronto comienzan a sentir que pueden relajarse un poco y ya no esforzarse tanto. Ante esta artimaña, los creyentes deben recordar cuatro hechos importantes:

Primero, todo lo que los creyentes hacen y todo lo que harán es imperfecto. Hay pecado en todo lo que hacen. Aún sus oraciones, las lecturas de la Palabra y todas las demás actividades cristianas que hacen están manchadas por su debilidad y su pecado. Los creyentes no tienen motivo alguno para enorgullecerse. Podemos decir como el profeta dijo, que todas nuestras obras de justicia son como trapos de inmundicia. (Isa.64:6)

Segundo, los creyentes no son salvos por sus obras, sus oraciones o su servicio cristiano, sino solo por lo que Cristo hizo por ellos. Tienen que confiar solo en Cristo para que sean salvos del pecado.

Tercero, la confianza en nuestras actividades religiosas es un enorme pecado que terminará por destruirnos. (Fil.3:3-9)

        Cuarto, no debemos olvidar lo que nuestro Señor dijo: “Cuando hubierais hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque lo que debíamos hacer, hicimos.” (Luc.17:10)