Versículo para hoy:

lunes, 12 de febrero de 2024

FEBRERO 12 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La fe no es algo natural en nosotros. La duda, el temor y el orgullo lo son, pero la fe en las palabras y obras de otros no lo es, y para ello está la gracia.

Dios no solo te perdonó -alábale por hacerlo- sino que también te ha llamado a una nueva forma de vida. Te ha llamado a vivir por fe. Ahora, este es el problema. La fe no es normal para nosotros. La fe, si somos honestos, es una forma de vida que va en contra de nuestra lógica. La duda es algo natural para nosotros. Es natural preguntarnos qué es lo que Dios está haciendo. Es normal para nosotros pensar que nuestra vida es más difícil que la de los demás. Es natural envidiar la vida de alguien más. Es natural desear que la vida fuera más sencilla y más controlable. Es típico para nosotros querer predecir lo que pasará en el futuro. Es natural preocuparse. Es natural tener temor. Es natural desear darnos por vencidos. Es natural preguntarnos si todos nuestros buenos hábitos harán una diferencia. Es normal ser abrumado por la duda. Pero la fe no es natural.

Esto significa que la fe no es algo que puedas obrar por ti mismo. La fe te ha sido dada como un regalo de la gracia de Dios: "Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios" (Efesios 2:8). No solo tu salvación es un regalo de Dios, sino que la fe que abrazas también es un regalo. Esto es lo que necesitas entender: Dios no solo te da la gracia para creer a fin de que seas salvo, sino que también te capacita para vivir por fe. Si estás viviendo por fe, sabes que has sido visitado por el poder transformador de la gracia, porque esa manera de vivir no es normal ni para ti ni para mí. Si tu manera de vivir ya no se basa en lo que tus ojos pueden ver o en lo que tu mente puede entender, sino en la presencia de Dios, Sus promesas, Sus principios y Su provisión, significa que Dios te ha dado el regalo de la fe.

¿Pudiera ser que todas esas cosas que se atraviesan por tu camino, las cuales te confunden y nunca hubieras escogido por ti mismo, sean herramientas de Dios para hacer crecer tu fe? Por medio de la progresiva gracia transformadora, Dios te está capacitando para que vivas la nueva vida a la que Él llama a todos Sus hjos a vivir: una vida centrada en Él. No necesitas esconderte en la culpa cuando tu fe debilitada hace que te desvíes del camino porque tu esperanza en la vida no es tu fidelidad, sino la de Él. Puedes huir de la debilidad y buscar Su fortaleza una vez más. Su gracia no abandonará Su obra hasta que la fe gobierne tu corazón. Él nos da libremente lo que necesitamos para que realicemos lo que nos llamó a hacer.

Para profundizar y ser alentado: Hebreos 11

FEBRERO 11 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 La gracia obra para liberarte de tu amnesia de la eternidad con el fin de capacitarte para vivir a la luz de la esperanza del porvenir.

No siempre vivimos lo que decimos creer. A menudo hay una discrepancia entre la teología que creemos y la teología funcional que vivimos diariamente. A menudo hay una separación entre, por un lado, la doctrina que decimos que hemos abrazado y, por otra parte, las decisiones que tomamos y la ansiedad que sentimos. Uno de los temas en donde esta discrepancia se evidencia en muchos de nosotros es en la enseñanza bíblica sobre la eternidad. Decimos que creemos en la vida eterna. Decimos que esta vida no es todo lo que hay. Decimos que viviremos eternamente. Pero, a menudo vivimos con la coacción, la ansiedad y la impulsividad de una amnesia de la eternidad. Nos concentramos tanto en las oportunidades, responsabilidades, necesidades y deseos del aquí y el ahora que perdemos de vista el porvenir.
La verdad es que no podrás dar sentido a tu vida, a menos que la veas desde el punto de vista de la eternidad. Si toda la gracia que Dios nos da solo sirve para este mundo, si no restaura lo que el pecado ha provocado, entonces quizá hemos creído en vano. "Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales" (1 Corintios 15:19). Debe haber más en el plan de Dios que solo este mundo de pecado, enfermedad, lamento y muerte. Debe haber más que el placer temporal en este mundo material. Sí, hay más, y cuando vives de acuerdo con esa realidad serás capaz de vivir de forma diferente y radical.
Cuando te olvidas de la eternidad, tiendes a perder de vista lo que es importante. Cuando pierdes de vista lo que verdaderamente importa, vives por lo que es temporal y tu corazón busca la satisfacción donde no la hay. Buscar satisfacción donde no la hay te deja espiritualmente vacío y sin esperanza. Mientras tanto, enfrentas todas las dificultades de un mundo caído, esperando que las cosas mejoren con el tiempo. Vivir padeciendo amnesia no resulta nada bueno. Te hace creer que este mundo será el paraíso que nunca será, o bien, te hace creer que este mundo caído nunca será restaurado. Es importante enfocar nuestros ojos en aquello que Dios ha prometido que vendrá. Permite hoy que los valores de la eternidad sean los valores que moldeen tu vida y recuerda que las dificultades que enfrentes hoy algún día pasarán. Creer en la eternidad puede aclarar tus valores y renovar tu esperanza. Ora para que Dios, en Su gracia, pueda ayudarte a recordar la eternidad aquí y ahora.
Para profundizar y ser alentado: 2 Corintios 4:7-18

FEBRERO 10 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Nunca habrá un día cuando no lo necesites; nunca habrá una situación cuando no lo requieras. ¿Qué es? El poder de Jesús.

Sabía que solo existía una forma de ayudarlo. Era la única forma, pues no quería mi ayuda. Solo tenía cuatro años y ya había comenzado a negar sus debilidades. Deseaba desesperadamente ser independiente, fuerte y sabio, pero no lo era. Quería creer que no necesitaba las palabras sabias y los brazos fuertes de un padre, pero los necesitaba. Quería creer que sabía más de lo que realmente sabía y que tenía más aptitud de la que realmente tenía. Así que rechazó mi crianza una vez más. Fue entonces que lo entendí; necesitaba experimentar su debilidad para que entonces me buscara, pidiendo protección. Así que me alejé. No, no me alejé porque estuviera molesto con él o porque esa fuera la mejor manera de castigarlo. Me alejé porque lo amaba y era la mejor forma en la que él buscaría y apreciaría mi amor. Sabía lo que pasaría. Sabía que no podría hacerlo, sin importar qué tan fuerte luchara por ser independiente. Sabía que, en algún momento, se rendiría, admitiría su debilidad y buscaría mi ayuda.
Cerca de media hora después, escuché el plick-plock de sus pequeños pies al caminar por el pasillo. Se asomó por la esquina y dijo: "No puedo hacerlo". "¿Qué quieres que haga papá por tí?", le contesté. Y entonces, dijo las palabras precisas nacidas de su corazón: "Necesito tu ayuda".
Ni tú ni yo fuimos creados para ser independientes. Fuimos creados para ser dependientes de Dios. Añade a esto el hecho de que el pecado nos ha dejado quebrantados y débiles. Todos necesitamos una fuerza ajena a nosotros y un poder que jamás seríamos capaces de conseguir por cuenta propia. Dios, en Su gracia, nos otorga Su poder en la persona del Espíritu Santo, el cual vive dentro de cada uno de Sus hijos. No nos deja solos en nuestra propia fuerza (ver Efesios 3:20-21). Nos recuerda quiénes somos, qué necesitamos y qué hemos recibido. Dios dejará que experimentemos nuestras debilidades para que busquemos y celebremos la fortaleza que solo encontraremos en Él. Cuando Dios hace esto, no lo hace en un acto de enojo, sino en respuesta a Su tierna gracia paternal -la clase de gracia que tú y yo necesitamos hasta que haya terminado su obra.
Para profundizar y ser alentado: 2 Corintios 12:1-10