Respuestas a las Escrituras
(a) Pero mi respuesta, además, a todos los que no les gusta la doctrina de la seguridad del creyente porque la consideran casi una presunción, es esta: No puede ser presunción seguir los pasos de Pedro, Pablo, Job y Juan. Todos fueron hombres con una mentalidad eminentemente humilde, si es que alguna vez hubo alguno; y, no obstante, todos estos hablan de su propio estado con una esperanza segura. Esto indudablemente nos enseña que una humildad profunda y una seguridad sólida son perfectamente compatibles y que no hay ninguna relación aquí entre la confianza espiritual y el orgullo3.
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3 ”Están muy equivocados los que piensan que la fe y la humildad no concuerdan; no sólo concuerdan muy bien, sino que no pueden ser separadas". -Traill.
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(b) Pero mi respuesta, además, es que muchos han alcanzado una esperanza segura tal como nuestro texto expresa, aun, en los tiempos modernos. No puedo aceptar ni por un momento que este fue un privilegio singular limitado a la época apostólica. Han habido en nuestro país, muchos creyentes que parecen haber andado en una comunión casi ininterrumpida con el Padre y el Hijo, que parecen haber disfrutado constantemente de un sentido cada vez mayor de la luz del rostro de Dios brillando sobre ellos y han dejado registrada su experiencia. Podría mencionar nombres muy conocidos, si el espacio lo permitiera. Lo cierto es que esto ha sido, es y eso basta.
(c) Por último, mi respuesta es: No puede ser errado sentirse seguro de un asunto del que Dios habla incondicionalmente, creer decididamente cuando Dios promete resueltamente y estar convencido de tener el perdón y la paz cuando descansamos en la palabra y la promesa de Aquel que nunca cambia. Es error craso suponer que el creyente que se siente seguro descansa en algo que él mismo ve. Sencillamente, se apoya en el Mediador del Nuevo Pacto y las Escrituras de la verdad. Cree que el Señor Jesús quiere decir lo que dice y toma como ciertas sus palabras. La seguridad es, después de todo, nada más que una fe que ha llegado a su plenitud, una fe fuerte que toma la promesa de Dios con ambas manos y una fe que argumenta como el buen centurión: "Solamente di la palabra, y mi criado sanará" (Mt. 8:8). ¿Cómo, entonces, podría yo dudar?4
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4 "Estar seguros de nuestra salvación", dice Agustín, "no es terca arrogancia, es nuestra fe. No es arrogancia, es devoción. No es presunción, es la promesa de Dios". -Defense of Apology (Defensa de la apología) por el Obispo Jewell, 1570.
"Si la base de nuestra seguridad fuéramos nosotros mismos, se podría llamar presunción con razón; pero como su base es el Señor y el poder de su fuerza, los que consideran que una confianza segura es presunción, o no saben lo que la fuerza de su poder o poco la valoran". -Whole Armour of God (Toda la armadura de Dios) por Gouge, 1647.
"¿En qué se basa esta certidumbre? Seguramente nada que haya en nosotros. Nuestra seguridad para perseverar se basa toda en Dios. Si nos miramos a nosotros mismos, vemos razón para temer y dudar, pero si miramos a Dios, encontraremos razón para estar seguros". -Hildersam sobre 1 Juan 4, 1632.
"Nuestra esperanza no cuelga de un hilo débil como: 'Me imagino que', ni 'quizá sea', sino de un cable, la soga fuerte amarrada a un ancla, es el pacto y la promesa de aquel que es verdad eterna. Nuestra salvación está amarrada a la mano misma de Dios y a la fuerza misma de Cristo, a los indestructibles lazos de la naturaleza inmutable de Dios". -Letters (Cartas) por Ruherford, 1637.