Versículo para hoy:

lunes, 22 de enero de 2024

ENERO 22 - Nuevas Misericordias Cada Mañana - Paul David Tripp

 Tú y yo no necesitamos ser rescatados de los ídolos que nos rodean. No, necesitamos ser rescatados de nuestros propios corazones idólatras.

Me encontraba en el norte de la India, en una de las ciudades más santas para el hinduismo. Era la primera vez que ministraba ahí, así que mis anfitriones me dieron una excursión introductoria al hinduismo. Entramos a un templo que contenía el ídolo más horrendo que he visto en mi vida. No tenía idea que existiera tal cosa. Era una estatua de un órgano sexual masculino de unos 6 metros de altura. Los peregrinos hinduistas a mi alrededor parecían estar muy emocionados de entrar al templo. Muchos de ellos se postraban de cuerpo completo ante la imagen y la besaban. Fue una de las escenas espirituales más oscuras que jamás haya visto. Con la ayuda de nuestro traductor, pudimos entrevistar a los miembros de una familia india muy pobre que había caminado meses para llegar a ese templo de oscuridad. Todo esto era tan espiritualmente opresivo que lo único que quería hacer era salir de ese lugar.
Después, al estar en el vehículo, no podía dejar de decirme a mí mismo: "Gracias a Dios que no soy como esta gente. Gracias a Dios que no soy como esta gente". De pronto, ¡me di cuenta de que sí lo era! No, mis ídolos no son los ídolos oscuros de una religión reconocida; son los ídolos sutiles de mi diario vivir. Son las cosas que usurpan el lugar en mi corazón que solo Dios debe tener. Son tan abominables al Señor como ese ídolo lo fue para mí. Al darme cuenta de esto, lloré, pidiéndole al Señor Jesús que me rescatara con Su gracia y añoré el día cuando esta guerra por fin llegará a su fin.
La adoración no es algo que hacemos en entornos religiosos una vez por semana. Dios nos diseñó para ser adoradores. Todo lo que hacemos es resultado de la adoración. Siempre le estamos dando nuestro corazón a algo, y si ese algo no es Dios, es algo que Dios creó. Todo esto sucede en pequeños momentos de nuestras vidas y es por eso que necesitamos gracia en todo momento. Juan nos aconseja en 1 Juan 5:21 a guardarnos de los ídolos. No existe un argumento más poderoso para nuestra necesidad de la gracia que la facilidad con la que nuestros corazones se postran ante el gobierno de las cosas creadas. La buena noticia es que esa gracia es tuya. Te invito a vivir en esa gracia maravillosa el día de hoy, huyendo de aquellos ídolos que amenazan el trono de Dios en tu corazón. 

Para profundizar y ser alentado: Ezequiel 20