Versículo para hoy:

jueves, 28 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

Capítulo 9

Ahora vamos a pensar en otras dos maneras en que el diablo procura apartar a los creyentes de su servicio a Dios.

1

Les hará pensar qué tan difícil es seguir a Cristo; les dirá que es difícil orar, es difícil pensar constantemente en las cosas espirituales, que es difícil tener comunión con los otros creyentes, difícil obedecer, etc.

El primer remedio contra tal maquinación es el pensar más en la necesidad de servir a Cristo, que en las dificultades que tendrán al servirle. Los creyentes deben servir a Cristo para mostrarle su agradecimiento. Los creyentes necesitan crecer en santidad para poder vencer el pecado. Necesitan ser obedientes a Dios para poder hacer su obra en este mundo. Los cristianos necesitan seguir a Cristo para que el propósito de Dios sea cumplido en sus vidas. No hay duda que los creyentes se enfrentarán con problemas y dificultades al seguir a Cristo, pero los verdaderos hijos de Dios toman esta responsabilidad, aún a sabiendas de los problemas que puedan sobrevenirles.

Segundo remedio, los creyentes deben recordar, que si realmente quieren servir a Cristo, Él les ayudará tanto que no les será difícil. Quizás en un principio no les parezca fácil, pero mientras que van haciendo la voluntad de Dios, descubrirán que experimentan gran gozo al realizarla. Mientras se sirve a Dios, uno encuentra en forma personal que Dios le está apoyando, le fortalece, le anima y le guía a través del camino más difícil. Podemos ver en la Biblia cómo las personas se reían de Nehemías y de los demás judíos que pretendían levantar nuevamente los muros de Jerusalén. Sin embargo, Nehemías contaba con la fortaleza de Dios como su ayuda. Nehemías 2:20 dice: “El Dios de los cielos, Él nos prosperará, y nosotros sus siervos levantaremos y edificaremos...” También Isaías dijo respecto a Dios: “Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos...” (Isa.64:5)

También los creyentes necesitan pensar mucho acerca de las dificultades que Cristo mismo sufrió, de cómo Él nunca huyó del sufrimiento. Soportó los peores ultrajes en cuerpo y alma para el bienestar espiritual de nosotros, para nuestro bien eterno. En Isaías 50:6 Cristo dice: “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba, no escondí mi rostro de las injurias y los esputos.” Cristo soportó la ira del Padre, la carga de nuestros pecados, la malicia de satanás y el aborrecimiento del mundo. Puesto que Cristo sufrió tanto por nosotros, debemos obedecerle y vivir para Él, aun cuando esto signifique que tengamos que sufrir en alguna forma. Los creyentes deben darse cuenta de que servir a Cristo es difícil sólo para su viejo hombre, los remanentes de su naturaleza caída. Todos los creyentes están obligados a despojarse del viejo hombre y de la pasada manera de vivir y a vestirse del nuevo hombre. (Ef.4:22-23) El nuevo hombre se goza de seguir a Cristo, es a su naturaleza pecaminosa a quien no le gusta servir a Dios. En Romanos 7:22 el apóstol Pablo dice: “Según el hombre interior (el nuevo hombre) me deleito en la ley de Dios.” Para la nueva criatura el yugo de Cristo es fácil y ligera su carga. (Mat.11:30) Para el nuevo hombre los mandamientos de Dios no son gravosos, sino causa de gozo. Todos los creyentes saben que ésta es la verdad, y hay algo en su interior que les hace disfrutar agradando a Dios.

Finalmente, hay recompensas en el futuro. Hay grandes galardones para aquellos que a pesar de sus dificultades siguen a Cristo fielmente. El cielo recompensará todo. En el libro de Hebreos leemos de la fe de Moisés que tuvo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que por los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en el galardón. (Heb.11:26)

Además, hay recompensas en esta vida para aquellos que siguen a Cristo a pesar de las dificultades. El Salmo 19:11 dice que en guardar los mandamientos hay grande galardón. Cuán necios son los creyentes que permiten que satanás les robe este grande galardón.

 

2

- Satanás puede usar otro método para conseguir que los creyentes no sirvan a Dios. Puede tratar de que piensen equivocadamente acerca de lo que Cristo ha hecho en pro de ellos. Les sugerirá que puesto que Cristo ha hecho todo para su pueblo, les ha perdonado, les ha justificado, ha garantizado su llegada al cielo, entonces no hay nada que hacer salvo estar gozosos y festejar. Satanás desea que piensen que, puesto que Cristo ha sido castigado como su sustituto y puesto que Cristo está en el cielo preparando un lugar para ellos, entonces no hay necesidad de orar, de arrepentirse, de estudiar la Palabra, de reunirse con otros creyentes. En fin, puesto que Cristo nos ha salvado, no hay necesidad de que le sirvamos.

            Al hacer estas sugerencias, satanás está tomando una parte de la verdad y convirtiéndola en una mentira. Es cierto que si no fuera por la obra salvadora de Cristo, no habría ningún creyente. Sin embargo, ser un cristiano incluye más que el mero recibir lo que Cristo ha hecho. La Biblia dice: “Ya no sois vuestros, porque habéis sido comprados por precio; glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y vuestro espíritu los cuales son de Dios.” (1Cor.6:19-20) Los creyentes pertenecen a Cristo. Le pertenecen a fin de que hagan su voluntad motivados por agradecimiento y amor a Él. Entonces satanás miente cuando sugiere que una vez que hemos sido salvados por Cristo, ya no es necesario servirle.

La verdad es que lo que Cristo ha hecho y continúa haciendo por los creyentes constituye el motivo más fuerte para servirle. Cristo les ha librado del poder dominante del pecado, de la ira de Dios, de la amargura de la muerte, de los sufrimientos del infierno. Por lo tanto le deben servir gozosos y con mucha gratitud. Pablo dijo a Tito que “Cristo Jesús se dio a sí mismo por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo celoso de buenas obras”. (Ti.2:14) El hecho de que Cristo se haya dado a sí mismo por los creyentes debe estimularles a ser celosos de hacer el bien. Esta es la razón de porque los creyentes verdaderos siempre han sido muy activos en el servicio de Cristo. Por otra parte si no quieren servir a Dios deben cuestionarse si en verdad son creyentes. El apóstol Juan escribió: “El que dice que le ha conocido y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él.” (1Jn.2:4) Una vez más tenemos que ver la artimaña de satanás: La persona salva no es negligente en el servicio de su Salvador.

martes, 26 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks

Capítulo 8

Trataremos en este capítulo con dos métodos usados por el engañador para inhabilitar y disminuir la eficacia del testimonio de los creyentes:

1-         

 

Satanás tratará de lograr que este mundo aparezca tan atractivo para los creyentes que comiencen a olvidarse del propósito de Dios para sus vidas.

2-         

 

El diablo les dirá a los creyentes que el vivir la vida cristiana solo les traerá peligros, sufrimientos y pérdidas.

 

Muchos han sido afectados por el primer método mencionado. Por un tiempo fueron fieles seguidores de Cristo, hasta que satanás logró que el mundo les resultara más atractivo que Cristo Jesús. Paulatinamente fueron atraídos cada vez más hacia el mundo, volviéndose fríos, indiferentes e incapacitados para las cosas espirituales. Aquellos que se sienten tentados de esta manera deben fijarse en los siguientes remedios:

Æ   Primero, nada de lo que este mundo nos ofrece tiene poder para protegernos del mal o para garantizarnos el sumo bien. Por ejemplo, todo el dinero del mundo no puede curar a nadie de una enfermedad. El poder y la fama no pueden garantizar la felicidad de una persona. El poder, la influencia y el dinero no pueden ayudar en los tiempos de necesidad espiritual. Debemos pensar mucho acerca de la debilidad y la impotencia de todas las cosas terrenales. ¿Porque permitirán los creyentes que tales cosas les roben las bendiciones espirituales?

Æ   Segundo, todo lo que hay en este mundo es vacío y sin valor en sí mismo. El libro de Eclesiastés comienza declarando este hecho: “¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?” (Ecl.1:3) La respuesta es clara: La gente no gana nada de valor permanente en este mundo.

Æ   Tercero, todas las cosas en esta vida son inciertas, inconstantes y sujetas a cambio. Por ejemplo las riquezas son inseguras. Pablo dice: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo.” (1Tim.6:17)

Æ   Cuarto, todas las cosas que parecen tan atractivas en este mundo en realidad son dañinas y peligrosas a causa de nuestra propia corrupción. El Salmo 30:6 dice: “Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido.” Cristo dijo que el engaño de las riquezas ahoga la palabra y la hace infructuosa. Cuando los israelitas gozaban de prosperidad, se rebelaron contra Dios. Hay un peligro enorme en la prosperidad: el peligro de contentarnos con el mundo presente, el peligro de aceptar lo que el mundo nos ofrece a cambio de nuestras almas.

Æ   Quinto, todos los placeres de este mundo están mezclados con problemas y preocupaciones. No hay éxito en este mundo que esté separado de la ansiedad y la preocupación. La tristeza acompaña el gozo mundano, el peligro acompaña la seguridad mundana, las pérdidas acompañan los valores del mundo y las lágrimas acompañan los ídolos mundanos.

Æ   Sexto, la Biblia enseña que los creyentes deben apegarse firmemente a las cosas eternas e inmutables, en vez de las cosas pasajeras de este mundo. Los creyentes del Antiguo Testamento tenían una fe en Dios que les hizo anhelar una mejor patria, la celestial. (Heb.11:16) Aquellos creyentes querían lo mejor. Buscaban la vida celestial y dejaron todo lo que en otro tiempo les parecía tan atractivo de esta vida terrenal. Así deben actuar los creyentes ahora; deben vivir más a la luz de la gloria venidera y así tener más gozo en esta vida, paz en la hora de la muerte, y una corona de justicia cuando Cristo aparezca.

Æ   Séptimo, la verdadera felicidad no se encuentra en el disfrute de las cosas de esta vida. La verdadera felicidad es tan grande y gloriosa que se puede encontrar solamente en Dios. Aunque los hombres disfruten de muchas cosas en el presente, sin Dios serán miserables para siempre. La felicidad no se encuentra en las cosas que no satisfacen el alma. Solamente el conocimiento de Dios puede satisfacernos.

Æ   Octavo, el alma del hombre tiene más valor que todo el mundo. Los hombres fueron creados para algo mucho más grande que todo lo que está en este mundo. Fueron hechos para conocer a Dios, conocer a Cristo, y gozar de la presencia de Dios para toda la eternidad. Los creyentes no deben dejarse desviar del servicio a Dios por las artimañas del diablo. No deben creerle cuando les dice que la felicidad en este mundo es la experiencia más importante.

Veamos el segundo método, en este capítulo: satanás trata de impedir que los creyentes sirvan a Cristo diciéndoles que la vida cristiana solo conduce a pérdidas, tristezas y sufrimiento. Satanás trata de lograr que teman los problemas que surgirán como resultado de seguir a Cristo. Cuando satanás tienta a los creyentes de este modo, deben pensar que ningún problema que pueda sobrevenir por seguir a Cristo les hará daño en forma permanente. Nada les podrá quitar la presencia de Dios, el favor de Dios, el perdón de pecados, el gozo del Espíritu Santo y la paz de Dios en sus conciencias. Los creyentes tentados de esta forma deben pensar en los peligros que les vendrán en esta vida y los peligros espirituales y eternos que correrán si no siguen a Cristo. “¿Como escaparemos nosotros si tuviéramos en poco una salvación tan grande?” (Heb.2:3) Los creyentes sufrirán mucho más si descuidan los mandamientos de Dios que si obedecen lo que Dios les manda. Siempre debemos tomar en cuenta que los creyentes sufrirán más por desobedecer los mandamientos de Dios, que lo que pudiesen sufrir obedeciendo. Además, los creyentes deben recordar que los problemas que les son enviados por Dios, son una forma de guardarlos de problemas mayores. Frecuentemente los problemas que han sufrido les han servido como protección para evitar peligros más grandes: por ejemplo, el orgullo, la frialdad espiritual, la indiferencia, la negligencia, la amargura, el amor del mundo, etc. Otra cosa que es necesario recordar es que al vivir una vida santa y servir a Dios, los creyentes ganarán mucho más de lo que pudieran perder. El apóstol Pablo dijo a Timoteo que la piedad con contentamiento es gran ganancia. (1Tim.6:6) Hay gozo, paz, y contentamiento en servir a Dios los cuales no pueden encontrarse en ninguna otra manera. Por lo tanto, los creyentes no deben permitir que los problemas que surgen les impidan servir a Dios o seguir a Cristo. Una vida piadosa tiene más valor permanente de bendición que cualquier otra cosa.

lunes, 25 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)

 Capítulo 7

En este capítulo trataremos con otras dos maneras en que satanás tienta a los creyentes a pecar.

1. Les hará fijarse en otras personas que son peores pecadores que ellos, y argumentará que por lo tanto él/ella no están en peligro.

2. Satanás les hará pensar que el cristianismo tiene errores y que la Biblia está equivocada en algunas cosas.

Vamos a tratar con estos dos métodos usados por el diablo:

1. Satanás quiere que los creyentes piensen como aquel fariseo que oraba y dijo: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros...” (Luc.18:11) Esta actitud no es honesta y es una prueba de que uno es un hipócrita. Los cristianos deben examinar sus propias vidas en primer lugar para ver el pecado que hay, antes de ver a los pecados de otros. (Mat.7:3-4) Los creyentes no deben compararse con otras personas, más bien deben compararse con la Biblia, con las normas divinas para su vida. Los creyentes siempre deben recordar que todos los que no se arrepienten del pecado sufrirán en el infierno. Los pecados grandes recibirán mayor castigo que los menores en el infierno. ¿Cómo ayudará a los perdidos el hecho de saber que los sufrimientos de unos serán mayores que los de otros? La triste realidad es que los castigos del infierno aunque sean mayores o menores, durarán para siempre. Entonces nadie debe creer a satanás cuando dice que sus pecados no son tan grandes ni tan graves como los de otros y que por lo tanto no debe preocuparse.

2. Satanás trata de persuadir a los creyentes a no tomar el cristianismo muy en serio. Les dirá que la Biblia está llena de errores, que las narraciones de la Biblia solo sirven para darnos una idea de lo que sucedió y nada más. Satanás les dirá que pueden hacer lo que su propia naturaleza les indique, sin preocuparse acerca de lo que la Biblia dice del pecado. Les dirá que ahora ya no están bajo ninguna ley, sino la del Espíritu y la libertad. Estos errores y otros muchos serán usados por el diablo para confundir, distraer y desorientar a los creyentes.

La meta del diablo en todo esto no es la de ayudar a los creyentes a pensar mejor, sino es la de confundirlos y lograr que pequen. Satanás les sugerirá que se están volviendo muy sabios y avanzados en su manera de pensar, cuando en realidad su meta es lograr que caigan en el pecado. El propósito de Dios es muy diferente: Dios se opone no solo a que hagamos el mal, sino también a que lo pensemos. Romanos 1:28 dice: “Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen.” Muchas personas piensan equivocadamente y terminan haciendo cosas que no convienen . Este texto nos habla del juicio de Dios que vino sobre los pueblos gentiles de la antigüedad. Creo que en la actualidad Dios está castigando a muchos al entregarlos a errores que arruinarán sus almas.

Por lo tanto los creyentes deben recordar que la verdad de la Palabra de Dios debe ser incorporada en cada aspecto de sus vidas. No basta recibir la verdad solo en la mente; es necesario amarla y aplicarla a todo lo que decimos y hacemos. Solamente así podremos pensar correctamente, tomar decisiones sabias y librarnos de los caminos necios y vanos en los que tantos caen. Todo error significará a la postre solo pérdida para los creyentes. Solamente los que reciben y aman la verdad en sus corazones gozarán de un sano juicio y un pensamiento claro. Los que resisten la verdad de Dios están en peligro de ser entregados al error. “Por cuanto no recibieron el amor a la verdad... por eso Dios les envía un poder engañoso para que crean la mentira” (2 Tes.2:10-11)

Las ideas equivocadas o erróneas que satanás desea que los creyentes crean, solamente les harán daño. Pablo dice a los creyentes que Dios les ha dado el fundamento verdadero para una correcta manera de vivir y de pensar. El fundamento es Cristo mismo. (1 Cor.3:11-15) Si edifican o si construyen sobre este fundamento cosas equivocadas, ideas erróneas, al final todo esto será quemado. Solamente la verdad de Dios durará para siempre. Cuan necio es malgastar el tiempo creyendo o sosteniendo ideas erróneas solo para encontrar que al final todo fue un esfuerzo infructuoso. Todas las enseñanzas que conducen a una vida pecaminosa deben ser rechazadas. Pablo dijo que los pastores de las iglesias deben ser retenedores fieles del mensaje de la verdad a fin de poder ayudar a los que están equivocados y convencerlos de sus errores. (Ti.1:9) Dios ha dado a su pueblo su verdad, a fin de que puedan ser guiados, protegidos y guardados del error. Por lo tanto, los creyentes deben recibir la verdad con mansedumbre. Dios concede su gracia a los humildes, es decir, a aquellos que han dejado aparte sus propias ideas para ser llenos de la verdad divina.

domingo, 24 de marzo de 2024

¿En qué se parece el domingo de ramos al evangelio de la prosperidad? NATHAN DÍAZ


Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)

 
Capítulo 6

Satanás conduce a los creyentes al pecado haciéndoles ver que los que tratan de santificarse sufren mucha oposición y dificultades. Les dice que mientras los pecadores gozan de la “buena vida”, los que dan la espalda al pecado solo experimentan tristezas y problemas. Satanás les insiste en que por ser justos y santos tendrán problemas. El susurro del enemigo es que es mucho mejor vivir en una forma que no les ocasione tantos conflictos y que los pecadores no sufren como los piadosos.

¿Cómo deben reaccionar, y qué deben pensar los creyentes cuando satanás les inquieta con estas ideas?

P

rimero, deben recordar que todos los problemas que los hijos de Dios tienen serán usados para su bien. Dios nunca envía aflicciones a su pueblo sin un buen propósito, aunque al momento no sea posible verlo. En seguida mencionaré algunos de los efectos que vienen a los piadosos como consecuencia de la aflicción: Aprenden la maldad del pecado; el sufrimiento les hace dar la espalda al pecado; el sufrimiento les hace tener cuidado del pecado en el futuro. El niño que se ha quemado teme al fuego. Las aflicciones nos ayudan a mortificar el pecado. Las aflicciones son el crisol donde Dios purifica las impurezas de su pueblo. Dios disciplina, corrige y enseña a los creyentes para su bien, a fin de que participen de su santidad. (Heb.12:10- 11) Aunque la disciplina divina sea al momento dolorosa, produce la piedad y trae muchas bendiciones a los creyentes. Dios está entrenando a su pueblo: Haciendo que estén en una buena y saludable condición espiritual, el sufrimiento es una parte de este entrenamiento. El sufrimiento les hace humildes y sensibles a la enseñanza del Espíritu Santo. El sufrimiento les hace acercarse a Dios y orar en una forma más intensa y sincera. El salmista dijo: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba, más ahora guardo tu palabra.” (Sal.119:67) También el sufrimiento fortalece a los creyentes. Crecen más fuertes en su amor a Dios y hacia su pueblo; crecen más fuertes en fe, esperanza y gozo.

S

egundo, los creyentes deben recordar lo que es más importante, que sus problemas no pueden cambiar el hecho de que Dios les ama. Las aflicciones pueden resultar en sufrimientos del cuerpo y la mente y aún perder la vida, pero no los pueden separar del amor de Dios.

T

ercero, los creyentes deben recordar que sus problemas son en realidad pasajeros y de corta duración. “Por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, en la mañana vendrá la alegría.” (Sal. 30:5) En realidad hay muy corto tiempo entre el conocer de la gracia de Dios en la tierra y el gozarse de la gloria de Dios en el cielo. “Porque aún un poquito y el que ha de venir vendrá y no tardará.” (Heb.10:36-37) Este breve tiempo de sufrimiento terminará pronto y los creyentes estarán con Cristo para siempre. Este tiempo de tormenta es el preludio de la calma eterna.

C

uarto, los creyentes deben recordar que los problemas que les acontecen provienen del gran amor que Dios tiene para ellos. El Señor Jesús dijo: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo.” (Apo. 3:19) Dios está preparando a los creyentes para el cielo, y a veces está preparación resulta dolorosa. Sin embargo, el hecho de que Dios está procurando que estén preparados para el cielo, es prueba de que les ama grandemente.

Q

uinto, los creyentes deben medir las aflicciones por su resultado espiritual y no por el dolor que ocasionan. Es necesario que veamos el propósito de Dios en nuestros sufrimientos. José sufrió en Egipto y fue encarcelado injustamente. No obstante el propósito de Dios fue que por medio de José se salvara su familia. Del mismo modo, David fue rodeado de enemigos y estuvo en peligro constante al principio de su carrera. Sin embargo, llegó a ser rey y fue honrado por su pueblo. En ambos casos fue el sufrimiento lo que condujo al cumplimiento del propósito de Dios. Esto nos enseña que los creyentes deben juzgar sus sufrimientos no por el dolor que producen, sino por sus resultados espirituales.

S

exto, el propósito de Dios en las aflicciones nunca es para dañar o desesperar a los creyentes. Dios no quiere quebrantarlos o arruinarlos con la tristeza. Dios quiere probarlos y fortalecerlos, su pensamiento nunca es destruirlos. Moisés les recordaba a los israelitas de este punto: “Te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” (Deut.8:2) “Para probarte”, ese fue el propósito de Dios, no para quebrantar o destruir.

Finalmente, los creyentes siempre deben recordar que las tristezas y las miserias que acompañan al pecado siempre son más grandes y pesadas que la tristeza que a veces acompaña a la santidad y a la piedad. La tristeza que el pecado acarrea no tiene nada bueno del todo. No tiene ninguna esperanza ni ningún buen propósito. Isaías dijo: “Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz dijo mi Dios para los impíos.” (Isa.27:20-21) La tristeza que viene del pecado solo conduce a lo que es temible y terrible, es decir, el enojo justo y santo de Dios y su ira.

 

sábado, 23 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)

 

Capítulo 5

Otra táctica del diablo es la de decirle al creyente que puede acercarse al pecado sin caer en él. Le insistirá al creyente que puede acercarse a gente con vidas pecaminosas o que puede estar en lugares donde se cometen actos de pecado, sin que le suceda nada. Le dirá que puede estar conviviendo con los borrachos sin emborracharse, que puede tener compañía con la gente inmoral sin participar de sus inmoralidades. Dirá que puede acercarse a la puerta de la prostituta siempre y cuando no suba a su cama, que puede mirar la belleza de Jezabel pero no cometer pecado con ella, que puede poner sus manos en el lingote de oro de Acán siempre y cuando no lo robe. En otras palabras, que uno puede acercarse al pecado sin ser afectado por ello. No obstante, con frecuencia sucede que el acercarse al pecado conduce de inmediato a pecar.

La Biblia advierte a los creyentes respecto a los lugares y las personas que les animan a pecar. 1 Tes.5:22 les manda apartarse de toda clase de mal. Proverbios 4:14-15 dice: “No entres por la vereda de los impíos, no vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa.” Hay que evitar todo aquello que no es bueno, saludable y santo. No hagas nada que parezca malo o que tenga apariencia de pecado. Si uno no quiere quemarse, deberá apartarse del fuego. Si uno no quiere pecar, deberá alejarse de cualquier cosa que le conduciría a pecar; si no lo hace, no podrá tener victoria sobre el pecado.

La Biblia nos habla de que aquellos que fueron victoriosos sobre el pecado. Se alejaron de todo lo que les podía conducir a pecar, aunque solo fuera en apariencia. El diablo considera como media victoria, como casi una conquista, el hecho de que uno no se aparte de aquello que le puede conducir a pecar. El caso de José, es una ilustración de uno que se alejó de la tentación del pecado. Aunque la esposa de Potifar le provocaba a cometer el adulterio, José no le escuchaba, ni aceptaba estar en la presencia de ella. (Gen. 39:10) Si usted quiere gozar de las bendiciones de Dios, usted tiene que alejarse de todo aquello que le conduce a pecar.

El hecho de evitar la apariencia del pecado es una evidencia de la gracia de Dios que le eleva a uno por encima de los hombres que pertenecen al mundo. De esta manera Abraham vivió una vida piadosa en medio de un pueblo inmundo. Daniel permaneció fiel en un país donde se adoraba a dioses falsos. Timoteo vivió una vida controlada por el Espíritu de Dios en medio de un pueblo pagano en Éfeso. Los creyentes no deben escuchar al diablo cuando éste les dice que pueden acercarse al pecado sin pecar. La enseñanza de la Biblia es clara al respecto, apártese de cualquier cosa que le conduzca a pecar.

Otra artimaña usada por satanás para conducir a los creyentes al pecado es decirles que los no arrepentidos gozan de una vida placentera y sin problemas. “Mira esas gentes como siguen pecando y están felices, llenas de buenas cosas. No tienen preocupaciones. Únete a ellos y te vas a divertir.” A veces Dios es bondadoso y bendice en esta vida a los mismos que están destinados a la condenación. La manera en que Dios trata con una persona en esta vida no siempre indica lo que Dios piensa acerca de esa persona. En la misma manera Dios a veces envía cosas difíciles a las personas que son objeto de su amor. El sol brilla sobre los espinos y sobre los árboles frutales. La buena dádiva de Dios es otorgada a los buenos y a los malos. Tanto los buenos como los malos gozan de buena salud, reciben riqueza y abundancia; asimismo, sufren indistintamente pérdidas y enfermedades.

E

l primer remedio contra esta táctica es acordarnos de que Dios está en contra de los que usan sus bendiciones como un pretexto para pecar. El enojo de Dios es muy fuerte contra los que abusan de su bondad de esta manera. Los creyentes nunca deben pensar que la ternura de Dios les da libertad para pecar; por el contrario, su benignidad debería conducirles al arrepentimiento.

S

egundo, no hay miseria más grande en esta vida que la ausencia de la corrección y la disciplina de Dios. Aquellos cuyas vidas adolecen de estas marcas deben preocuparse. Si Dios nunca les ha enviado problemas, si sus vidas siempre han sido fáciles, entonces están en el peor estado posible. Cuando Dios no se preocupa por corregir y probar a una persona, esa persona está perdida. Los incrédulos pueden sentirse felices porque Dios no les corrige, pero su sentimiento de seguridad es falso. Muy lejos de indicar que todo está bien con ellos, indica lo contrario, que todo está mal. La prosperidad ha sido una piedra en la cual han tropezado millones; tropezaron, cayeron y fracturaron la cerviz de su alma para siempre.

T

ercero, es cierto que los pecadores gozan de buenas cosas en esta vida, pero sus “bendiciones” son nada comparadas con lo que no tienen. Los pecadores pueden gozar de dinero, poder, amigos, salud, felicidad; pero no conocen a Dios, ni a Cristo, ni al Espíritu de Dios. No tienen la paz con Dios, ni el perdón de sus pecados. No son hijos de Dios y no son libres del poder dominante del pecado. No son objeto de la gracia de Dios y tampoco tienen la esperanza de ir nunca al cielo. ¿De qué sirven todas las bendiciones temporales de esta vida si uno no tiene el amor de Dios, el perdón de sus pecados, la presencia de Cristo y la esperanza de gloria?

C

uarto, las cosas buenas de esta vida no son siempre lo que aparentan ser. Las cosas “buenas” siempre están mezcladas con cosas malas. El poder y el dinero traen temores, preocupaciones y no tan solo la felicidad. El Salmo 92:7 dice que los impíos brotan como la hierba, que florecen los que hacen la iniquidad, pero que serán destruidos eternamente. Frecuentemente Dios castigará con juicios espirituales a las mismas personas que sufren menos castigo en esta vida. Por juicios espirituales quiero decir que no están dispuestos a arrepentirse, que no se preocupan por sus almas, que sus conciencias están cauterizadas, sus corazones endurecidos, están ciegos en cuanto a la verdad acerca de Dios. Juicios semejantes a estos son peores que todos los sufrimientos y tristezas de esta vida terrenal.

Q

uinto, algún día los hombres darán cuenta de todas las bendiciones que recibieron durante su vida terrenal. “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará.” (Luc.12:48) ¿Qué dirán estas personas por tantas bendiciones que Dios les había otorgado? Dios es paciente ahora, pero su paciencia y su bondad deberían guiarnos al arrepentimiento, de otro modo, su bondad se convierte en un motivo de mayor juicio.

viernes, 22 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)

Capítulo 4

        En este capítulo podremos observar otro método usado por el diablo para hacer que los creyentes caigan en el pecado. Satanás les dice que es fácil arrepentirse, tan sencillo como confesarlo al sacerdote. Todo lo que tienes que decir es, “Señor ten misericordia de mí” y Él te perdonará. Susurrará a tu oído que el arrepentimiento es fácil.                 

Esta mentira del diablo es muy peligrosa. Es una mentira que ha sido usada para engañar a muchos y ponerlos bajo el control y dominio del pecado. El arrepentimiento no es fácil; está más allá de las fuerzas humanas. Para arrepentirse uno necesita el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos, es decir, se necesita el poder de Dios. 

          El apóstol Pablo escribió a Timoteo que los siervos de Dios debían enseñar la verdad, con la esperanza que Dios concediera a los oyentes el arrepentimiento. (2 Tim.2:25) El arrepentimiento no es fácil; el arrepentimiento es el don de Dios. El profeta Jeremías preguntó: “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿Podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer el mal?” (Jer.13:23) Las personas no pueden cambiarse a sí mismos; hace falta el poder de Dios para que puedan cambiar. El hecho simple de decir, “Señor ten misericordia de mí,” no es el arrepentimiento verdadero. Los que usan este lenguaje sin un cambio genuino en sus vidas, se están engañando. Muchos están ahora en el infierno porque se equivocaron en cuanto a la naturaleza del arrepentimiento. 

          Hay tres elementos esenciales en el arrepentimiento. 

                            El primer elemento es un cambio sustancial; es dar la espalda al pecado y volverse hacia Dios. El arrepentimiento es dejar las tinieblas y volver a la luz. Isaías dijo: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Dios.” (Is.55:7) El arrepentimiento significa dar la espalda a todo pecado, aún el pecado que uno amaba más. Significa también un cambio de actitud hacia Dios y hacia todo lo que Él manda. Cuando una persona se arrepiente verdaderamente, sabe que no existe nada en ella misma que agrade a Dios, y todo lo que tiene es su pecado. Esto le hace volverse a Dios suplicándole ayuda y perdón. El arrepentimiento no es fácil. Siempre es difícil y ocasiona dolor y vergüenza.1 

                            El segundo elemento en el arrepentimiento verdadero es un cambio completo de vida. El arrepentimiento significa un cambio en la vida interior, en lo que uno piensa y en lo que uno desea. El arrepentimiento significa un cambio tan fuerte en la vida que otros pueden verlo, un cambio en su manera de vivir, en sus hábitos, en su perspectiva. Isaías 1:16 dice, “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras delante de mis ojos; dejad de haced lo malo; aprended a haced el bien.” Esto significa un cambio exterior e interior, un cambio completo de vida.

                            El tercer elemento del arrepentimiento es su continuidad a lo largo de toda la vida del creyente. Arrepentirse significa siempre esforzarse para guardar la ley de Dios en forma más completa. Significa acercarse cada vez más a Dios aunque al mismo tiempo, sabemos que no podemos dejar de considerarnos pecadores. La vida cristiana consiste de un proceso continuo de mortificación del pecado. El apóstol Pablo, quien fue usado grandemente por Dios, dijo, “¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom.7:24) 

          El arrepentimiento no es propio de la naturaleza humana; se necesita tanto del poder de Dios para arrepentirse, como para no pecar. “Venid y volvamos a Jehová porque Él nos arrebató y nos curará; hirió y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará y viviremos delante de El.” (Os.6:1- 2) Fíjense que Dios es el que hace todas estas cosas a favor de su pueblo. Él les sana. Él venda sus heridas. Les vivifica y restaura. El poder de Dios y el amor de Dios están actuando en el arrepentimiento. Sin la misericordia y el amor de Dios actuando en uno, no puede haber arrepentimiento verdadero. 

           Es común que satanás le dice a uno que el arrepentimiento es fácil. Pero después de que se ha caído en el pecado su mensaje cambiará; ahora dirá que el arrepentimiento es imposible. Una vez que la persona se ha acostumbrado al pecado, el diablo dirá que el arrepentimiento es la cosa más difícil que uno puede hacer. Le dirá que resulta difícil dar la espalda a los pecados que ya forman parte de su vida misma. Dirá que no puede haber posibilidad del arrepentimiento, porque ha abusado de la misericordia de Dios y no ha hecho caso de las advertencias divinas. Satanás le hablará de cuantas veces ha caído y que tan malos han sido sus pecados. Le dirá, “Ahora es imposible arrepentirse.” 

            Los creyentes verdaderos buscarán el arrepentimiento mientras haya tiempo, ¡hoy! El arrepentimiento nunca es fácil pero con la ayuda y con la misericordia de Dios, uno puede dar la espalda al pecado y volverse hacia Dios.

jueves, 21 de marzo de 2024

Remedios Preciosos Contra Las Artimañas Del Diablo - Tomás Brooks (publicación original en 1652, Inglaterra)


 Capítulo 3

            En este capítulo trataremos con otras dos tácticas utilizadas por el diablo para hacer que los creyentes caigan en el pecado. 

                            Primero, satanás les habla que los mejores creyentes de la Biblia pecaron y por lo tanto los creyentes pueden pecar también. 

                            Segundo, satanás les dirá que no se preocupen por sus pecados, que Dios es misericordioso para perdonarles. 

Ahora veremos la forma de enfrentar estas artimañas. 

        Artimaña 1 - A veces satanás les dice a los creyentes que, como todos aquellos de los que leemos en la Biblia pecaron, entonces el pecado no es tan grave. 

                            David fue un hombre que amó a Dios, y sin embargo cometió el adulterio. Satanás se apoya en este asunto para decirnos que el adulterio no es tan malo. 

                            Noé fue un hombre que halló gracia ante los ojos de Dios (Gén.6:8) , sin embargo en Génesis 9:21 leemos que este hombre se emborrachó. Satanás dirá entonces a los creyentes que tampoco la borrachera es un pecado tan grave delante de Dios. 

                            El evangelio de San Mateo capítulo 16:17 nos habla de que Pedro fue bendecido por el Señor; pero en Mateo 26:74 el mismo apóstol maldijo y negó a nuestro Señor Jesucristo. Con esta base, satanás dice a los creyentes que tales pecados no son tan graves en ninguna manera. 

            ¿Tiene razón satanás? David, Noé, Pedro y otros hijos de Dios pecaron gravemente contra Dios. ¿Significa esto que los creyentes no deben preocuparse por sus pecados? 

            Primero, satanás solo está mencionando solo una parte de la historia. David pecó, pero también David se arrepintió. El Salmo 51 nos habla de como se sintió David y que hizo después de haber caído en el pecado. “Lávame más y más de mi maldad, límpiame de mi pecado.” (Sal. 51:2) Estas no son las palabras de alguien que no se preocupaba por el pecado, sino de alguien que estaba arrepentido, que aborreció su pecado y pidió el perdón de Dios. De la misma manera, después que Pedro maldijo y negó al Señor, salió y lloró amargamente. (Mateo 26:75) ¿Porque lloraba Pedro? Lloraba porque estaba consciente de su pecado y estaba arrepentido de lo que había hecho. Cuando uno piensa que puede pecar porque los creyentes bíblicos lo hicieron, uno debe preguntarse si puede arrepentirse como ellos lo hicieron. La verdad es que muchos pueden pecar en la forma que estos hombres lo hicieron, pero muy pocos pueden arrepentirse como ellos lo hicieron. Es decir, aunque los creyentes bíblicos cayeron en el pecado ocasionalmente, en realidad lo aborrecían. Del mismo modo, los creyentes deben aborrecer el pecado y desear alejarse de él. 

            Segundo, nótese que estos creyentes no permanecieron en el pecado. Pecaron en ocasiones pero no vivían en el pecado. Y aún cuando pecaron, no lo hicieron de todo corazón. Satanás desea que los creyentes pequen tan seguido a fin de que se acostumbren al pecado, quiere que se sientan a gusto pecando. Esto es muy diferente a la forma en que cayeron David y Pedro. 

            Es necesario recordar que David y los demás creyentes mencionados sufrieron mucho a consecuencia de sus pecados. En el Salmo 51, David dice que le fue tan doloroso como la fractura de un hueso. (Sal. 51:8) Y Dios le sentenció como consecuencia de su falta diciéndole que siempre habría violencia en su familia y así ocurrió. 

            Los pecados de David y Pedro están registrados en la Biblia como una advertencia a los creyentes y también para su ayuda. Por un lado Dios no quiere que los creyentes se desesperen cuando pecan, y por esta razón nos muestra que aún los creyentes más fuertes pecaron. Y por otro lado Dios advierte a los creyentes a no descuidarse en su lucha contra el pecado. Debemos aprender de las caídas de otros, es decir, sus caídas pueden ayudarnos a nosotros a no caer. No hay ninguna seguridad en nuestros años como creyentes ni tampoco en nuestra fidelidad del pasado. Hay gracia y perdón para los que han caído pero también hay disciplina. 

            Artimaña 2 - Satanás trata de lograr que los creyentes no se preocupen por el pecado, diciéndoles que Dios es misericordioso y que siempre les perdonará. El diablo les habla de que Dios es un Dios de pura misericordia y que está dispuesto a tenerles misericordia, y que siempre estará más propenso a perdonar que a castigar a su pueblo. Veamos a continuación cinco remedios preciosos en contra de esta táctica. 

            Primero, siempre es una señal de que Dios está en contra nuestra cuando no nos preocupamos por el pecado. Cuando vemos que alguien no está preocupándose por sus pecados, podemos estar seguros de que Dios está juzgando a esta persona. Es una cosa terrible cuando Dios entrega a uno a sus propios pecados. En una ocasión Dios dijo con respecto a los israelitas: “Los dejé por tanto a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos” (Sal 81:12) En otro momento “Efraín es dado a ídolos; déjalo” (Os. 4:17) Esto fue el juicio de Dios contra de ellos. Cuando Dios abandona a un pueblo, entonces ya no se preocupan por sus pecados. 

            Segundo, Dios es tanto misericordioso como justo; Su misericordia no anula Su justicia. Satanás oculta esta verdad cuando dice que Dios siempre será solamente misericordioso. Cuando Adán pecó, Dios en su justicia le echó fuera del paraíso. Cuando el mundo antediluviano se corrompió, Dios en su justicia mandó el diluvio. A menos que los pecadores se arrepientan, Dios no les puede perdonar. 

            Tercero, los pecados contra la misericordia de Dios acarrean mayor juicio. Cuando los hombres abusan de la misericordia de Dios entonces viene su juicio. Este es el orden en que Dios actúa: Ofrece primero su misericordia, pero si los hombres no le hacen caso, entonces son juzgados. Dios mostró gran misericordia y ternura hacia los israelitas, sin embargo ellos se alejaron de Dios y le olvidaron. Jesús les advirtió que no quedaría piedra sobre piedra de su templo y así sucedió. (Mar. 13:2) Jerusalén y el templo fueron destruidos. Los judíos fueron muertos y llevados cautivos. Los que abusaron de la misericordia de Dios y le dieron la espalda a sus advertencias, fueron objetos de su justicia. Entre más que uno es bendecido, más severo será su juicio si se olvida de Dios. Capernaum que fue levantada hacia el cielo posteriormente, fue puesta hasta la parte más baja del infierno. (Mat.11:23) 

            Cuarto, los creyentes no deben pensar que debido a que disfrutan de algunas bendiciones de Dios, todo está bien. Todos de alguna manera u otra reciben constantemente beneficios de la bondad de Dios. Pero la misericordia especial de Dios es solamente para aquellos que le aman y le obedecen. “Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad para los que guardan su pacto y sus testimonios” (Sal 25:10) “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan su misericordia.” (Sal.33:18) “Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen.” (Sal.103:11) ¿Teme usted a Dios? Si es así, entonces no deseará pecar contra su misericordia. 

            Quinto, la misericordia de Dios es un motivo muy fuerte para no pecar. La bondad de Dios nunca debe convertirse en un pretexto para pecar. La biblia dice que debido a la misericordia de Dios, los creyentes deben entregarse completamente a El, su cuerpo, su mente y todo lo que son, a fin de que sean usados en su servicio. (Rom.12:1) La misericordia de Dios debe conducir a los creyentes a amarle y no a pecar contra El. Los que toman la misericordia de Dios como un pretexto para pecar, están siguiendo una lógica satánica. Cuando esta lógica de pensamiento predomina en una persona, hay motivos para suponer que tal persona está en perdición. Cuando una persona dice que la misericordia de Dios significa que el pecado no importa, tal persona demuestra que no está valorando correctamente este atributo divino. 

Una comprensión correcta de la misericordia divina, trae como resultado una atracción hacia Dios y un aborrecimiento del pecado.