Versículo para hoy:

miércoles, 5 de junio de 2019

Una imagen de la feminidad bíblica - Nancy DeMoss de Wolgemuth



5 de junio – PERMANECER SIEMPRE

Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Juan 15:4.

«Separados de mí no pueden ustedes hacer nada», dijo nuestro Señor (Juan 15:5) y nosotros hemos conocido la verdad de esa frase al ver los intentos desacertados que han terminado en fracasos funestos; pero en el futuro recordemos esta verdad de manera práctica. Nunca comencemos una obra sin buscar poder de lo alto. A menudo realizamos el servicio cristiano como si nos sintiéramos a la altura del mismo; oramos sin pedirle a Dios que nos prepare el corazón; cantamos –ay hermanos, y cómo sucede esto a nivel mundial- sin suplicarle al Espíritu Santo en lo absoluto que reanime nuestras alabanzas; y temo que algunos de nosotros debemos confesar con pesar que en ocasiones predicamos como si la predicación fuera obra nuestra y no obra del Espíritu Santo que está dentro de nosotros.

Hazlo todo con la fortaleza del Maestro y ¡qué distinto será todo! Reconoce siempre que estés trabajando que tu fortaleza solo proviene del Señor. Nunca permitas que te pase por la mente que como un cristiano experimentado tienes una habilidad para el trabajo que es particularmente tuya, de manera que puedes prescindir de las oraciones pidiendo ayuda divina, algo tan necesario para los jóvenes. Nunca imagines que porque durante muchos años has realizado un servicio con aceptación, puedes, por lo tanto, hacerlo ahora sin una ayuda renovada. Esta es la manera en la que el poder de Dios y la vitalidad de la piedad resultan tan raras en las iglesias. Si no nos sentimos conscientes día tras día de la debilidad que mora en nosotros y por consiguiente de la necesidad de fortaleza fresca del Altísimo, pronto dejaremos de estar llenos de gracia.

A través de la Biblia en un año: Filipenses 1-2

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.