Versículo para hoy:

lunes, 2 de enero de 2023

ENERO 2 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Perseverad en oración". Colosenses 4.2

Es interesante notar cuántos pasajes en las Sagradas Escrituras se ocupan de la oración, suministrando ejemplos, inculcando preceptos y haciendo promesas. Apenas abrimos la Biblia leemos: "Entonces los hombres empezaron a invocar el nombre del Señor", Gén. 4.26. Y pocas palabras antes de terminar el Libro, nos hallamos con el amén de una ardiente súplica. Hay innumerables ejemplos: Aquí hallamos a Jacob que lucha, allá a Daniel que ora tres veces por día, y más allá a David que clama a Dios con todo su corazón. En el monte vemos a Elías, en el calabozo hallamos a Pablo y a Silas. Tenemos multitudes de mandamientos y miríadas de promesas. ¿Qué otra cosa nos enseña esto sino la sagrada importancia y la necesidad de la oración?
Estemos seguros de que cualquier cosa que Dios ha destacado en su Palabra, desea que ocupe un lugar importante en nuestras vidas. Si ha hablado mucho de la oración, es porque sabe que tenemos necesidad de ella. Tan grandes son nuestras necesidades que hasta que estemos en el cielo no debemos cesar de orar.

¿No necesitas nada? Entonces temo que no conoces tu pobreza. ¿No tienes favor que pedir a Dios? Entonces que la misericordia de Dios te muestre tu miseria. Un alma sin oración es un alma sin Cristo. La oración es el balbuceo del niño en la fe, el clamor del creyente que lucha y la música del santo que agoniza y duerme en Jesús. La oración es la respiración, la consigna, el consuelo, la fortaleza y el honor del cristiano. Si eres hijo de Dios, buscarás el rostro de tu Padre y vivirás en su amor. Pide a Dios que te conceda este año ser santo, humilde, celoso y paciente. Ten una comunión más íntima con Cristo y entra más frecuentemente en el banquete de su amor. Pídele que te haga un ejemplo y una bendición a otros, y que te ayude a vivir más para la gloria del Maestro. La marca de este año debe ser: "Perseverad en oración".

ENERO 1 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año". Josué 5.12

La peregrinación de Israel había concluido y el prometido reposo había llegado. No más traslado de carpas, no más serpientes ponzoñosas, no más fieros amalecitas ni yermos desiertos. Llegaron a la tierra que fluía leche y miel y comieron el añejo grano de la tierra. Quizás este año, amado lector, este sea tu caso o el mío. Gozosa es esta esperanza; y si la fe se muestra activa nos dará inmaculado placer.

Estar con Cristo en el reposo que queda para el pueblo de Dios es, en verdad, una esperanza gozosa, y esperar esta gloria tan pronto, es una doble gloria. La incredulidad se estremece ante el Jordán que aun corre entre nosotros y la hermosa tierra, pero estemos seguros de que ya hemos experimentado mayores males que los que la muerte -en el peor de los casos- nos puede causar. Desechemos todo temor y regocijémonos con gran gozo en la esperanza de que este año empezaremos a estar con el Señor.

Una parte del ejército permanecerá este año en la tierra para servir al Señor. Si esta fuere nuestra suerte, no hay razón porque este texto no sea verdadero aun en este caso. Entramos en el reposo los que hemos creído. El Espíritu Santo es la garantía de nuestra herencia; la gloria que él nos da, comienza aquí. Los que residen en el cielo están seguros, y los que estamos en la tierra somos preservados en Cristo. Allí ellos triunfan de sus enemigos, y nosotros aquí también obtenemos victorias. Los espíritus celestiales tienen comunión con el Señor, y nosotros también la tenemos. Ellos cantan sus alabanzas, y nosotros también gozamos de este privilegio. Nosotros recogeremos este año frutos celestiales en la tierra, donde la fe y la esperanza han hecho el desierto semejante al jardín del Señor. El hombre comió antiguamente el alimento de los ángeles, ¿y por qué no ahora? ¡Que la gracia nos enseñe a alimentarnos de Jesús, de modo que podamos este año comer el fruto de la tierra de Canaán!