Versículo para hoy:

martes, 15 de mayo de 2018

Renovando Tu Mente | Una nueva perspectiva




La estaca - Nancy DeMoss de Wolgemuth



No te quedes fuera de la batalla - Nancy DeMoss de Wolgemuth



MAYO 15

“Pondrélo en alto, por cuanto ha conocido mi nombre”. Salmo 91:14.

¿Me dice el Señor esto? Sí, si he conocido su Nombre. Bendito sea el Señor, no le soy desconocido. Le he experimentado y probado, y conocido, por lo tanto confío en Él. Conozco su Nombre como un Dios que aborrece el pecado, porque por el poder convincente de su Espíritu he sido enseñado que nunca tolerará el pecado. Pero también le conozco como el Dios perdonador en Cristo Jesús, porque Él me ha perdonado todos mis pecados. Su Nombre es Fiel, y lo conozco porque nunca me ha desamparado, aunque mis penas se han multiplicado sobre mí.

Este conocimiento es un don de gracia, y es motivo para que el Señor conceda otro don de gracia, es a saber: ponerme en alto. Esto es gracia sobre gracia. Considera que si subimos a lugares altos, la posición puede ser peligrosa; pero si el Señor nos pone allí, estamos seguros. Tal vez nos elevará a un puesto de grande utilidad, a una experiencia eminente, a buen éxito en nuestro servicio, a guiar los obreros, o a ser como un padre a los pequeños. Si no hace esto, tal vez nos pondrá en alto para una comunión íntima, por un conocimiento profundo y claro, por un triunfo santo y una benigna anticipación de la gloria eterna. Cuando Dios nos pone en alto, el mismo Satán no nos puede derribar. ¡Oh, que esta sea nuestra experiencia en todo este día!

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.

MAYO 14

“Venid y volvámonos a Jehová: que Él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará”. Oseas 6:1.

Es la manera de obrar del Señor: arrebatar antes de curar. Este es el amor sincero de su corazón, y la cirugía efectiva de su mano. También Él hiere antes de vendar, o de otra manera sería trabajo incierto. La ley viene antes del Evangelio; y la necesidad antes que el socorro. ¿Está el lector ahora bajo la mano que convence y oprime del Espíritu? ¿Ha recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor? Esta es la introducción saludable a la verdadera y evangélica curación y vendaje de heridas.

No desesperes, amado mío, sino ven al Señor con tus profundas heridas, tus oscuros cardenales y tus llagas que supuran. Sólo Él puede curar, y le place hacerlo. Es el ministerio de nuestro Señor vendar a los quebrantados de corazón, y está gloriosamente familiarizado con este trabajo. No nos detengamos; volvamos ahora mismo al Señor de quien nos hemos descarriado. Mostrémosle nuestras heridas abiertas y roguémosle que reconozca su obra y que la perfeccione. ¿Haría un cirujano una incisión, para dejar después que el enfermo muriera? ¿Derribará el Señor nuestra casa vieja, y rehusará después edificarnos otra mejor? ¿Aumentarás Tú de intento la miseria de almas pobres y ansiosas? Lejos está de ti tal cosa, ¡oh Señor!

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.