Versículo para hoy:

jueves, 10 de enero de 2019

La verdad que nos hace libres, día 4 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



10 de enero – MARCHAR EN PAZ

Según tu palabra, Soberano Señor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvación. Lucas 2:29-30.

La base de la esperanza de Simeón para una partida en paz era «según tu palabra» y con certeza ninguna Escritura es de interpretación privada ni está reservada para un creyente con exclusión del resto. Las promesas de Dios, que «son “sí” en Cristo», son seguras para toda la simiente, la promesa no se ha hecho para algunos de los hijos, sino que todos los nacidos de la gracia son herederos. Si Simeón, como un creyente en el Señor, tenía la promesa de que partiría en paz, yo también tengo una promesa similar si estoy en Cristo.

En la muerte, cada creyente debe partir con el mismo sentido que partió Simeón. La palabra que se utiliza aquí es sugerente y alentadora; podría aplicarse ya sea a escapar de confinamiento o a la liberación de los afanes. El hombre cristiano en el estado actual es como un pájaro en una jaula: su cuerpo encarcela su alma. Pero viene el día en que el gran Maestro abrirá la puerta de la jaula y liberará a sus prisioneros, que cantarán todo el tiempo en un éxtasis más allá de la imaginación. Simeón miraba la muerte como una manera de quedar en libertad, una liberación de una terrible detención, un escape de la cautividad, una liberación de la esclavitud. A nosotros se nos otorgará igual redención. Dios, quien nos encomendó que aspiráramos a la santidad y a la espiritualidad y a la semejanza a él, nunca puso esas aspiraciones en nosotros para burlarse. Su intención es gratificar esos deseos santos o de lo contrario no los hubiera incitado.

A través de la Biblia en un año: Mateo 19-20

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.

La verdad que nos hace libres, día 3 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



9 de enero – CRISTO MURIÓ POR LOS PECADORES

Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios. Romanos 3:22-23.

El apóstol dice aquí que «no hay distinción», no obstante, él no quiere decir que todos los hombres sean iguales en todos los aspectos. Existen muchas e importantes diferencias entre los hombres. Sería bastante impropio e injusto decir que no hay diferencias de carácter incluso entre los hombres no regenerados porque sin dudas existen muchas variedades y grados de pecadores. Existen algunos que, por así decirlo, se han vendido para hacer lo malo y hay otros que, al parecer, guardaron los mandamientos de Dios desde su juventud.

Entonces, existen diferencias de carácter entre los hombres y, sin dudas, hay diferencias de disposiciones que se muestran desde muy temprano. Algunos niños resultan tiernos y dóciles desde un principio, mientras que otros manifiestan una actitud apasionada y rebelde. Es muy probable que todos conozcamos amigos que todavía no se han convertido pero que son amables, afectuosos, considerados, bondadosos, tienen casi todo lo que pudiéramos desear excepto la única cosa necesaria. ¡Dios quiera que pronto también tengan eso! Qué pena, hay otros cuya actitud es lo contrario, parecen dispuestos a todo lo que es malo.

Hay un punto en el que no hay diferencias y es que «todos han pecado». Todos hemos perdido el derecho de reclamar justicia propia, todos debemos ser hechos justos mediante la atribución de la justicia de Cristo y todos los que tengan esa justicia deben creer en el Señor Jesucristo, porque hay un camino de salvación, y sólo uno, y no importa cualquier otra diferencia que pudiera existir, en este aspecto no hay diferencia; si vamos a ser salvos, tenemos que ser salvos de esta única manera.

A través de la Biblia en un año: Mateo 17-18

FUENTE: Charles H. Spurgeon -Tomado del libro “A los Pies del Maestro”, Compilado por Audie G. Lewis.