Versículo para hoy:

miércoles, 16 de agosto de 2023

AGOSTO 16 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Dad a Dios la gloria debida a su nombre”. Salmo 29:2.

LA gloria de Dios es el resultado de su naturaleza y de sus actos. Es glorioso en su carácter, pues hay en Dios tal abundancia de todo lo que es santo, bueno y amable que tiene que ser glorioso. Los actos que proceden de su carácter son también gloriosos; pero mientras él se propone con ellos manifestar a sus criaturas su bondad, su misericordia y su justicia, se propone también que la gloria que va unida a esos actos se le dé únicamente a él. No hay nada en nosotros en que podamos gloriarnos, porque, “¿quién hace que tú te diferencies de otro? ¿o qué tienes tú que no hayas recibido?”
Tenemos que tener mucho cuidado de andar humildemente delante del Señor. Cuando nos glorificamos a nosotros mismos, nos estamos levantando como rivales del Altísimo, puesto que en el universo hay lugar para una sola gloria. ¿Se gloriará el insecto contra el sol que le dio vida? ¿Se levantará el barro sobre el hombre que le dio forma en la rueda? ¿Disputará el polvo del desierto con el torbellino? ¿Lucharán las gotas del océano con la tempestad? Dad a Jehová, oh hijos de fuertes, dad a Jehová la gloria y la fortaleza; dadle la gloria debida a su nombre. Sin embargo, una de las cosas más difíciles de la vida cristiana es aprender a decir esto: “No a nosotros, no a nosotros, sino a tu nombre sea la gloria”. Es esta una lección que Dios nos está enseñando siempre, y algunas veces nos la enseña por medio de penosa disciplina. Que empiece un cristiano a jactarse diciendo: “Todo lo puedo”, sin añadir “en Cristo que me fortalece”, y pronto tendrá que gemir, diciendo: “No puedo hacer nada”, y se lamentará en el polvo. Cuando hagamos algo por el Señor, y él se complazca en aceptarlo, pongamos nuestra corona a sus pies, y exclamemos: “No yo sino la gracia de Dios que obró en mí”.

AGOSTO 15 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Y había salido Isaac a orar al campo a la hora de la tarde”. Génesis 24:63.

MUY admirable era su ocupación. Si los que malgastan tantas horas en la ociosidad, en las lecturas livianas y en los pasatiempos inútiles, aprendiesen sabiduría, hallarían compañía más provechosa y ocupación más interesante en la meditación, que en las vanidades que ahora tanto los atraen. Todos nosotros conoceríamos más, viviríamos más cerca de Dios y creceríamos en la gracia, si estuviésemos más solos. La meditación rumia y extrae la verdadera substancia del alimento intelectual acumulado en otra parte. Cuando el tema es Jesús, la meditación es realmente agradable. Isaac halló a Rebeca cuando estaba ocupado en meditación privada; muchos otros hallaron allí a su muy amada.
Muy admirable fue la elección del lugar. En el campo tenemos un gabinete de estudio con textos colgados en sus paredes, para que los meditemos. Desde el cedro al hisopo; desde el águila hasta la langosta; desde la expansión del cielo hasta una gota de rocío, todo está lleno de enseñanza. Y cuando es el Señor el que abre los ojos, esa enseñanza brilla sobre la mente en forma más vívida que la que recibimos de los libros. Nuestras piecitas no son ni tan saludables, ni tan sugestivas, ni tan agradables, ni tan inspiradoras como los campos.
Muy admirable fue el momento. El momento de la puesta del sol, cuando parece que se corre un velo sobre el día, viene bien aquel reposo de alma en el que las ansiedades terrenales se rinden a los goces de la comunión celestial. La gloria de la puesta del sol excita nuestra admiración, y la solemnidad de la aproximación de la noche nos espanta. Si los trabajos de este día te lo permiten, harás bien, querido lector, si reservas una hora para pasear, por la tarde, en el campo; pero si no puedes, el Señor está también en la ciudad, y te hallará en tu cámara o en la calle. Que tu corazón salga a su encuentro.

AGOSTO 14 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras". Salmo 92:4.

¿CREES que tus pecados han sido perdonados y que Cristo los ha expiado completamente? Entonces, ¡qué cristiano feliz tienes que ser tú! ¡Cómo debieras vivir por encima de las comunes pruebas e inquietudes de este mundo! Ya que tus pecados te son perdonados, ¿qué importa lo que te pueda acontecer ahora? Lutero dijo: “Hiéreme, Señor, hiéreme, porque mis pecados están perdonados; si tú me has perdonado, hiéreme tan profundamente como quieras”. Y en un espíritu semejante, tú también puedes decir: “Manda enfermedad, pobreza, pérdidas, aflicciones y persecuciones como quieras. Tú me has perdonado, y mi alma está alegre”. Cristiano, si tú eres salvo, al mismo tiempo que estás alegre está también agradecido. Allégate a la cruz que quitó tus pecados; sirve al que te sirvió a ti. “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto”. Que tu celo no se evapore en una mera ebullición de canto. Muestra tu amor con pruebas evidentes. Ama a los hermanos del que te amó. Doquiera haya un Mephi-boseth, que esté lisiado o cojo, ayúdalo por causa de Jonatán. Si hay algún creyente en aflicción, llora con él, y lleva su cruz, por amor al que lloró por ti y cargó tus pecados. Ya que eres perdonado gratuitamente por Cristo, ve, cuenta a otros las alegres nuevas del perdón. No te satisfagas con gozar sólo tú de esta inefable bendición, sino publica a los cuatro vientos la historia de la cruz. La cristiana alegría y la santa intrepidez te harán un buen predicador, y el mundo entero será para ti un púlpito donde puedas predicar. La santidad llena de alegría es el más eficaz de los sermones, pero el Señor debe dártela. Búscala esta mañana antes de salir de tu casa. Cuando nos gozamos en la obra del Señor, no debemos temer estar demasiado alegres.