Versículo para hoy:

martes, 12 de septiembre de 2023

SETIEMBRE 12 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Dios celoso”. Nahum 1:2.

¡OH creyente! Tu Dios es muy celoso de tu amor. ¿Te escogió Dios? Bien, él no puede soportar que tú escojas a otro. ¿Te compró él con su propia sangre? Entonces, él no puede tolerar que tú pienses que te perteneces o que perteneces al mundo. El te amó de tal manera que no se quedó en el cielo sin ti. El Señor preferiría morir antes que dejarte perecer; por lo tanto, no puede tolerar que nadie esté entre él y el amor de tu corazón. Dios es muy celoso de tu confianza. El no permitirá que tú confíes en un brazo de carne. No puede tolerar que caves cisternas rotas cuando está a tu alcance el superabundante manantial. Cuando te apoyas en él, se alegra; pero cuando dependes de otro, cuando confías en tu propia sabiduría, o en la sabiduría de un amigo, o –peor de todo- cuando confías en alguna obra tuya, entonces se ofende y te castigará para atraerte a sí mismo. Dios es también muy celoso de nuestra compañía. No tendría que haber ninguno con quien conversemos tanto como con Jesús. Estar sólo con él, esto es verdadero amor. Pero conversar con el mundo, hallar suficiente solaz en las comodidades carnales, preferir la compañía de nuestros hermanos antes que la comunión íntima con él, es motivo de dolor para nuestro celoso Señor. El quisiera de buena gana que estuviésemos con él y gozásemos de su constante comunión. Muchas de las pruebas que Dios nos manda, tienen el propósito de apartar nuestros corazones de la criatura y fijarlos más estrechamente en el Creador. Que este celo, que debe conservarnos cerca de Cristo, sea para nosotros también un consuelo, pues si él nos ama tanto como para preocuparse así acerca de nuestro amor, podemos estar seguros de que no permitirá que nada nos dañe, y nos defenderá de todos nuestros enemigos. ¡Dios quiera que tengamos hoy la gracia de conservar nuestros corazones en sagrada castidad, cerrando nuestros ojos a las fascinaciones del mundo!

SETIEMBRE 11 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Apartaos”. 2 Corintios 6:17.


EL cristiano, aunque está en el mundo, no debe ser del mundo. Tiene que distinguirse del mundo en la gran finalidad de su vida. Para él “el vivir” tendría que ser “Cristo”. Ya coma, o beba, o haga cualquier otra cosa, tendría que hacerlo todo para la gloria de Dios. Tú puedes hacerte tesoros, pero hazlos en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen y donde ladrones no minan ni hurtan. Puedes procurar enriquecerte, pero sea tu ambición el ser “rico en fe” y en buenas obras. Puedes tener alegría, pero cuando estés alegre, canta salmos y alaba al Señor en tu corazón. En tu espíritu como en tus aspiraciones, tienes que diferir del mundo. Aguardando humildemente delante del Señor, consciente siempre de su presencia, deleitándote en su comunión y procurando conocer su voluntad, demostrarás que eres ciudadano del cielo. Tú tendrías que estar separado del mundo en cuanto a tus obras. Si una cosa es justa, debes hacerla aunque pierdas; y si fuere injusta, aunque ganes haciéndola, debes despreciar el pecado por amor a tu Maestro. No debes comunicar con las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien redargüirlas. Anda como es digno de tu vocación y dignidad. Recuerda, oh cristiano, que tú eres hijo del Rey de reyes. Por lo tanto, guárdate sin mancha de este mundo. No manches los dedos que pronto han de tocar las cuerdas celestiales; no permitas que tus ojos, que en breve han de ver al Rey en su hermosura, lleguen a ser las ventanas de la concupiscencia; no permitas que tus pies, que pronto han de andar por las calles de oro, se ensucien en lugares cenagosos; no permitas que tu corazón, que dentro de poco se llenará de cielo y rebosará de gozo, se llene de orgullo y amargura.
Aparte del mundo, Señor, me retiro,
De lucha y tumulto ansioso de huir,
De escenas horribles, do el mal victorioso
Extiende sus redes y se hace servir.