Versículo para hoy:

jueves, 24 de noviembre de 2016

La mayor tragedia de todas - Nancy DeMoss de Wolgemuth

LECTURAS VESPERTINAS – NOVIEMBRE 24

“Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para volver a dormir, vendrá como caminante tu necesidad y tu pobreza como hombre de escudo”. Proverbios 24:33-34.

EL peor de los haraganes sólo busca un poco de sueño; se indignaría si lo acusaran de absoluta ociosidad. “Un poco de poner mano sobre mano para dormir”, es todo lo que apetece, y tiene una multitud de razones para demostrar que ese abandono es muy conveniente. Sin embargo, por esos “pocos” el día declina, el tiempo para trabajar termina y el campo está cubierto de espinas. Es por “pequeñas” demoras que los hombres arruinan sus almas. No tienen intención de dilatar por años; afirman que dentro de pocos meses se presentará un tiempo más propicio. Si tú lo quieres, ellos atenderán mañana las cosas serias; porque el momento presente lo tienen tan ocupado y es tan inconveniente que ruegan que se les excuse. A semejanza de la arena de un reloj, el tiempo pasa, la vida se disipa poco a poco y el tiempo de la gracia se pierde por un poco de sueño. ¡Oh! Dios quiera que seamos sabios, que aprisionemos la hora que vuela y que aprovechemos los momentos que huyen sobre alas. Que el Señor nos enseñe esta sagrada sabiduría, porque, de otra manera, una espantosa pobreza nos aguarda, pobreza eterna que deseará una gota de agua y la mendigará en vano. Como un caminante que sigue invariablemente su camino, la pobreza alcanza al perezoso y la ruina vence al indeciso. Cada hora acerca más al tímido perseguidor, quien no se detiene junto al camino, pues está al servicio de su patrón y no puede demorar. Como un hombre armado entra con autoridad y potestad, así la pobreza le vendrá al ocioso y la muerte al impenitente, y no escaparán. ¡Oh!, si los hombres fueran sabios, a tiempo, y buscaran diligentemente al Señor, antes que amanezca el solemne día cuando será demasiado tarde para arar y sembrar, demasiado tarde para arrepentirse y creer. En el tiempo de la cosecha es inútil lamentarse de que la siembra fue descuidada. Todavía la fe y la santa decisión están a tiempo. Que podamos obtenerlas esta noche.

Charles Haddon Spurgeon.