Versículo para hoy:

viernes, 10 de mayo de 2024

EL MISTERIO DE LA PROVIDENCIA – JOHN FLAVEL

 
CAPÍTULO 7: PROBLEMAS PRÁCTICOS

 CUARTA CUESTIÓN

 ¿Cómo podemos permanecer quietos y calmados en espíritu cuando la providencia trae muchos cambios en nuestra vida?

La providencia trae cambios a la vida de muchas personas en todas partes del mundo. “Él multiplica las naciones, y Él las destruye; esparce a las naciones, y las vuelve a reunir.” (Job 12:23) Muchos han sido como Noemí cuya condición fue cambiada tan sorprendentemente, que el pueblo de Belén dijo: “¿No es esta Noemí?” (Ruth 1:19) Tal como el calor y el frío ponen a prueba la fuerza de nuestros cuerpos, así los cambios efectuados en nuestra vida por la providencia ponen a prueba la fuerza de la gracia de Dios en nuestros corazones. Ezequías fue un hombre bueno, pero su debilidad fue mostrada cuando la providencia le trajo el dolor y la enfermedad. (Isa. 38) El espíritu de David no fue siempre quieto y calmado cuando el peligro le acechaba. Él nos dice: “Y dije yo en mi prosperidad: No seré jamás conmovido... escondiste tu rostro y fui turbado.” (Sal.30:6-7) Pablo fue verdaderamente rico en la gracia cuando dijo: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” (Fil.4:12) Consideremos ahora cómo podemos mantener un alto grado de paz en nuestro corazón y mente en toda circunstancia:

1. Cuando nuestras circunstancias son confortables, recordemos siempre cuán mudables son todas las cosas. Las cosas en las cuales usted se gloría hoy le pueden ser quitadas mañana. “¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volverán al cielo.” (Prov.23:5) Ezequías se gloriaba de sus tesoros y el profeta le tuvo que decir que dentro de un corto período de tiempo perdería todos ellos. (Isa.39:2-7) Usted no sabe qué tan malo es su corazón hasta que alguna providencia parecida a ésta le hace ver cuán poco ama a Dios y cuánto ama todavía las cosas de este mundo. Cuando usted era más pobre de lo que es ahora ¿no conocía más y amaba más a su Dios?

2. Cuando todas las cosas parecen estar en contra nuestra, entonces podemos ir al otro extremo y necesitamos ayuda para mantener quietos nuestros corazones. Las providencias que acarrean problemas y tristezas son de mucho beneficio para el pueblo de Dios. De hecho, el pueblo de Dios no puede vivir espiritualmente sin ellas. Si no tiene problemas, el mejor cristiano pronto encuentra un triste retroceso y debilitamiento de la vida de Dios en su alma. Pero nada puede separar al pueblo de Dios en Cristo. “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angustia...?” (Rom.8:35) Job encontró que esto es cierto. (Job 19:25) El día más largo de aflicción tiene su final, y aún si miles de aflicciones le son destinadas, llegarán por fin a su término. Como Pablo dice: “Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria.” (2 Cor.4:17)

3. Cuando todas las cosas parecen inciertas y no sabemos por cual camino la providencia de Dios está obrando, debemos pensar cuán inútil es llenarnos de preocupación y ansiedad en tales momentos. “Mas ¿quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” (Mat.6:27) Poniéndonos ansiosos solo desanimamos nuestros espíritus y perderemos nuestra paz. No podemos cambiar cosa alguna en nuestras circunstancias. Por otra parte, evitaremos muchos problemas y dolores esperando reposadamente hasta que veamos cómo la providencia está obrando los propósitos de Dios en nuestra vida. También debemos descansar nuestras mentes en la fidelidad de Dios. Tenemos la divina autoridad de su palabra, de que Él está comprometido a hacer que todo lo que concierne a nosotros termine en la felicidad. No solamente nuestra salvación eterna, sino también nuestros intereses en esta vida están completamente seguros en sus manos. Por lo tanto, esté quieto en la certidumbre del feliz resultado de sus dificultades actuales. “Encomienda (el hebreo significa echar encima) a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados.” (Prov.16:3)