Versículo para hoy:

lunes, 27 de febrero de 2023

FEBRERO 27 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Porque tú has puesto a Jehová que es mi esperanza. Al Altísimo por tu habitación". Salmo 91.9

Mientras estuvieron en el desierto, los israelitas estaban continuamente expuestos a cambio. Cuando la columna de nubes se detenía, plantaban las carpas; pero al día siguiente, antes que saliese el sol de la mañana, sonaba la trompeta, el arca se ponía en movimiento, y la ardiente columna de nube marcaba el camino, ya a través de los estrechos desfiladeros de las montañas, ya a lo largo del árido y desolado desierto. En cuanto descansaban un poco, oían la voz de "¡Afuera, este no es vuestro reposo; debéis ir más adelante peregrinando hacia Canaán!" Nunca permanecían mucho tiempo en un lugar. Ni pozos ni palmeras podían detenerlos. Pero, a pesar de esto tenían en Dios un hogar permanente. El techo de ese hogar era la columna de nube y su lumbre la columna de fuego. Tenían que marchar de lugar en lugar, cambiando continuamente, sin tener nunca tiempo para establecerse en un lugar y decir: "Ahora estamos seguros; permaneceremos aquí". "Sin embargo -dice Moisés- tú, Señor, nos has sido refugio de generación en generación".

Con relación a Dios, el cristiano no conoce ningún cambio. Puede ser rico hoy y pobre mañana; puede estar un día bien y otro día mal; puede gozar hoy de prosperidad y estar mañana en apretura, pero con relación a Dios, no experimenta cambio alguno. Si me amó ayer, me ama también hoy. Mi inconmovible mansión de descanso es mi bendito Señor.
Que se desvanezcan mis buenas perspectivas, que se esfumen mis esperanzas, que cese mi gozo, que los tizones destruyan todo; yo no he perdido nada de lo que tengo en Dios. Él es "mi fuerte habitación en la que puedo descansar continuamente". Yo soy un peregrino en este mundo, pero en el cielo que es mi hogar, está mi Dios. En la tierra soy un peregrino, pero en Dios habito como en tranquila mansión.

FEBRERO 26 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"La salvación pertenece a Jehová". Jonás 2.9

La salvación es obra de Dios. Él sólo es quien vivifica al alma que está "muerta en sus delitos y pecados", y quien además, la sostiene en la vida espiritual. Él es el Alfa y la Omega. "La salvación pertenece a Jehová". Si soy una persona afecta a la oración, es Dios quien me da esa inclinación. Si estoy revestido de dones, es porque el Señor me los dio. Si mantengo una vida consecuente es porque Él me sostiene con su mano. Nada hago yo para mi propia preservación fuera de lo que Dios obra primero en mí. Cualquier cosa que yo tenga, todo pertenece al Señor. Lo único que es propiamente mío es el pecado. Pero si hago algo recto, ese algo es de Dios entera y completamente. Si he rechazado a algún enemigo espiritual, es porque Dios fortaleció mi brazo. ¿Vivo ante los hombre una vida consagrada? Esto no es por mí, sino por Cristo que vive en mí. ¿Estoy santificado? Yo no me limpio a mí mismo; es el Espíritu de Dios el que me santifica. ¿Estoy apartado del mundo? Esto se efectuó por las santificadoras pruebas que Dios me envió para mi bien. Si estoy creciendo en conocimiento es porque el gran Maestro me enseña. Todas mis joyas están trabajadas con arte celestial. Hallo en Dios todo lo que necesito. Pero en mí mismo no hallo otra cosa sino miseria y pecado. "Él sólo es mi roca y mi salvación". ¿Me alimento de la Palabra? Esa Palabra no podría alimentarme si el Señor no le hubiese comunicado esa virtud, y si Él no me ayudase a alimentarme de ella. ¿Vivo del maná que viene del cielo? ¿Qué es ese maná sino Jesucristo mismo, cuyo cuerpo y cuya sangre como y bebo? ¿Estoy continuamente recibiendo nuevas fuerzas? ¿De dónde consigo el poder? Mi fortaleza viene del cielo. Sin Jesús nada puedo hacer. Como un pámpano no puede llevar fruto si no estuviere en la vid, tampoco yo puedo hacerlo si no permanezco en Él. Que lo que Jonás aprendió en las profundidades, lo aprenda yo esta mañana en mi cámara secreta: "La salvación pertenece a Jehová".