Versículo para hoy:

jueves, 9 de agosto de 2018

El Padre Nuestro, día 32 - Nancy DeMoss de Wolgemuth



AGOSTO 9

“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, le quitará; y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve más fruto”. Juan 15:2.

Esta es una preciosa promesa al que vive para llevar fruto.

Al principio parece que tiene un aspecto severo. ¿Ha de ser limpiado el pámpano que lleva fruto? ¿Ha de cortar el cuchillo aun lo mejor y lo más útil? No hay duda de que es así, porque mucha de la obra purificadora de nuestro Señor es hecha por medio de aflicciones de una clase o de otra. No son los malos, sino los buenos, los que tienen la promesa de tribulación en esta vida. Pero el fin compensa sobradamente lo penoso de los medios. Si podemos llevar mucho fruto para nuestro Señor, no nos importará la poda y la pérdida de hojas.

Sin embargo, algunas veces la limpieza es hecha por la Palabra sin necesidad de la aflicción, y esto quita lo que parecía duro en la promesa. Por medio de la Palabra seremos hechos más benignos y más útiles. El Señor, que ha hecho que llevemos fruto hasta cierto punto, obrará en nosotros hasta que llegamos a un grado más alto de fertilidad. ¿No es esto un gran gozo? En verdad, hay más consuelo en la promesa de que hemos de llevar fruto, que si se nos hubieran asegurado riquezas, o salud, u honores.

¡Señor Jesús, cumple prontamente la palabra benigna que me has dado, y haz que abunde yo en fruto para tu gloria!

FUENTE: Libro de Cheques del Banco de la Fe – Charles H. Spurgeon.