Versículo para hoy:

lunes, 19 de junio de 2023

JUNIO 19 - LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

"Y fueron todos llenos del Espíritu Santo". Hechos 2:4

RICAS serían las bendiciones de este día si todos nosotros fuéramos llenos del Espíritu Santo. A las consecuencias de este sagrado henchimiento del alma es imposible darles un valor excesivo. La vida, el bienestar, la luz, la pureza, el poder, la paz, y tantas otras bendiciones son inseparables de la benigna presencia del Espíritu. Como óleo sagrado, unge la cabeza del creyente, lo aparta para el sacerdocio de los santos y le da gracia para que ejerza rectamente sus funciones. Como la única agua que realmente purifica, nos limpia del poder del pecado y nos santifica para que alcancemos la santidad, obrando en nosotros así el querer como el hacer por la buena voluntad de Dios. Como la luz, nos hizo ver al principio nuestro estado de perdición, y ahora nos revela al Señor Jesús y nos conduce por el camino de justicia. Iluminados por su refulgente rayo celestial, no estamos más en tinieblas, sino en la luz del Señor. Como fuego, nos limpia de la escoria y pone nuestra consagrada naturaleza en una llama. El Espíritu es la llama sacrificadora por la que se nos capacita para ofrecer nuestras almas como sacrificio vivo a Dios. Como rocío celestial, elimina nuestra esterilidad y fertiliza nuestras vidas. ¡Ojalá descendiera de lo alto sobre nosotros en estas primeras horas del día! Con tal rocío matutino comenzaríamos el día agradablemente. Como paloma, cobija con sus alas de pacífico amor a su Iglesia y a las almas de los creyentes; y como Consolador, disipa las ansiedades y las dudas que perturban la paz de su amada. El desciende sobre los escogidos como sobre el Señor en el Jordán, y da testimonio de la filiación de los mismos, poniendo en ellos un espíritu filial por el que claman: Abba, Padre. Como viento, lleva a los hombres el hálito de vida; soplando donde quiere, cumple la obra de avivamiento por la que la creación espiritual se anima y es sustentada. Quiera Dios que sintamos su presencia hoy y siempre.

JUNIO 18 – LECTURAS MATUTINAS C. H. SPURGEON

“Tu Redentor”. Isaías 54:5

JESÚS, el Redentor, es enteramente nuestro, y nuestro para siempre. Todas las funciones de Cristo son ejercidas en nuestro favor. Él es rey, sacerdote y profeta por nuestro bien. Cuando, leyendo, hallemos un nuevo título del Redentor, apropiémonoslo. El cayado del pastor, la disciplina del padre, la espada del capitán, la mitra del sacerdote, el cetro del príncipe y el manto del profeta, todo es nuestro. No hay dignidad de Jesús que él no la emplee para nuestra exaltación, y ninguna prerrogativa que no la use para nuestra defensa. Su plenitud de la deidad es nuestra tesorería segura e inagotable. Su naturaleza humana con que él se revistió es nuestra en toda su perfección. Nuestro bondadoso Señor nos comunica la virtud inmaculada de un carácter sin manchas, nos concede la meritoria eficacia de una vida piadosa; nos confiere el galardón que ganó a costa de obediente sumisión e incesante servicio. Él hace que el ropaje inmaculado de su vida sea nuestro precioso vestido; que las brillantes virtudes de su carácter sean nuestros adornos y nuestras joyas y que la sobrehumana mansedumbre de su muerte sea nuestro orgullo y nuestra gloria. Jesús nos lega su pesebre, por el que aprendemos cómo Dios descendió hasta donde estaba el hombre; y su cruz, para que aprendamos cómo el hombre puede ascender hasta donde está Dios. Todos sus pensamientos, emociones, acciones, expresiones, milagros e intercesiones son para nosotros. Él anduvo por la senda de aflicción a causa de nosotros, y nos transfirió, como un legado celestial, todo el resultado de los trabajos de su vida. Jesús es ahora tan nuestro como lo fue en tiempos pasados, y no se avergüenza de ser conocido como “nuestro Señor Jesucristo”, aunque es el Bendito, el único Soberano, el Rey de reyes y Señor de señores. Cristo es en todas partes y en todos los modos nuestro Cristo, para que siempre disfrutemos de sus ricas bendiciones.