Versículo para hoy:
sábado, 2 de julio de 2022
Julio 2 Las condiciones del discipulado - OSWALD CHAMBERS
"Si alguno viene a mí y no aborrece a padre, madre, mujer, hijos, hermanos, hermanas y hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo", Lucas 14:26
Si las relaciones más cercanas en la vida de un discípulo chocan con las demandas de Jesucristo, Él exige
obediencia inmediata. El discipulado implica una consagración personal y apasionada por una persona:
nuestro Señor Jesucristo. Hay una gran diferencia entre la devoción a una persona y la devoción a unos
principios o a una causa. Nuestro Señor nunca proclamó una causa, sino que predicó la devoción personal
hacia Él. Ser un discípulo me convierte en un devoto esclavo de amor al Señor Jesús. Muchos de los que
nos denominamos cristianos no estamos verdaderamente consagrados a Jesucristo. Ninguna persona en el
mundo tiene este amor apasionado por el Señor Jesucristo si el Espíritu Santo no se lo ha infundido. Lo
podemos admirar, respetar y reverenciar, pero no lo podemos amar por nosotros mismos. El único que
ama realmente al Señor es el Espíritu Santo y es Él que ha derramado en nuestros corazones el amor de
Dios (ver Romanos 5:5). Siempre que el Espíritu perciba una oportunidad de glorificar a Jesús a través de
ti, tomará todo tu ser y realmente te hará arder con una resplandeciente devoción a Él.
Como la vida cristiana se caracteriza por una "originalidad moral espontánea", un discípulo está expuesto
a la misma acusación que se le hizo a Jesucristo, es decir, que Él era un inconsecuente. Jesús nunca se
contradijo en su relación con Dios. Y un cristiano debe ser consecuente en su relación con la vida del Hijo
de Dios en él, pero no con las doctrinas estrictas e inflexibles. La gente se aferra a sus propias doctrinas y
por eso Dios tiene que hacer estallar sus prejuicios antes de que se puedan consagrar a Jesucristo.
Julio 1 El castigo inevitable - OSWALD CHAMBERS
"De cierto te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante", Mateo 5:26
No existe un cielo en donde haya un pedacito de infierno. Y como Dios está resuelto a
hacerte puro, santo y recto, no te permitirá escapar ni por un momento del escrutinio del Espíritu Santo.
Fue Él quien te instó a presentarte en seguida a juicio cuando te convenció de tu pecado, pero no
obedeciste. Entonces, el proceso empezó a obrar, trayendo consigo su inevitable castigo. Ahora has sido
echado a la cárcel y no saldrás de allí hasta que pagues hasta el último cuadrante. Sin embargo, preguntas:
"¿Es este un Dios de misericordia y amor?" Desde el punto de vista divino es un glorioso ministerio de
amor. Él te va a sacar puro, limpio y sin mancha, pero quiere que reconozcas cuál era la naturaleza que
estabas manifestando: la de exigir el derecho sobre tu vida. Tan pronto estés dispuesto a que Dios cambie
esa inclinación, sus fuerzas regeneradoras empezarán a obrar. Cuando comprendas su propósito, es decir,
que te relaciones de una manera correcta con Él y con tus semejantes, Dios hará que hasta el último
término del universo contribuya a que sigas el camino correcto. Así que decídete a hacerlo de inmediato y
di: "Sí, Señor, escribiré esa carta", o "me reconciliaré con esa persona ahora".
Estos mensajes de Jesucristo son para tu voluntad y tu conciencia, no para tu cabeza. Si te pones a
cuestionar en tu mente el Sermón del Monte, le quitarás fuerza a la exhortación a tu corazón.
"¿Por qué no estoy creciendo espiritualmente en mi comunión con Dios?" Pregúntate si estás pagando tus
deudas desde el punto de vista divino. Haz ahora lo que tarde o temprano tendrás que hacer. Detrás de
lodo llamado moral existe un "debes".
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