Dios te llama a creer en Él y después trabaja en tu vida
para transformarte en una persona que realmente vive por fe.
Entonces, Dios, en Su gracia, nos permite creer. Como Pablo dice en Efesios 2:8, la fe es un regalo de Dios. No hay nada más antinatural para la humanidad que tener fe en Dios. Claro, tenemos fe en muchas cosas, pero no en un Dios que no vemos ni oímos y que promete cosas tan grandes que parecen imposibles de cumplir. Dios nos da el poder de creer, pero no se detiene ahí. En Su misericordia, Dios también trabaja en las situaciones y relaciones de nuestro diario vivir con el fin de transformarnos, formarnos y moldearnos en el tipo de personas que construyen sus vidas en la creencia radical de que Dios realmente existe y es galardonador de los que lo buscan (Hebreos 11:6).
La próxima vez que te enfrentes a lo inesperado, a ese momento difícil que no deseas enfrentar, recuerda que ese momento no significa que Dios te ha olvidado, sino que está cercano y obrando en tu vida para bien. Dios te rescata de la ilusión de que puedes vivir la vida que deberías vivir confiando en los recursos inadecuados de tu sabiduría, tu experiencia, tu justicia y tu fuerza. Dios te transforma en el tipo de persona que vive su vida en base a una fe radical en Dios. Él es el alfarero, y nosotros Su barro. No nos dejará salir de Su taller hasta que Sus dedos nos hayan transformado en personas que creen sin dudar.
Para profundizar y ser alentado: Marcos 6:30-52